Por: Albert Barrios
Rectificar es de sabios, y Billy Gibbons es sin duda uno de los tipos más versados y sensatos del universo musical. Después de ese inesperado y decepcionante "Perfectamundo" (2015) , un experimental "melting pot" en que se pasó de frenada al mezclar ritmos afrocubanos con moderneces fuera de lugar, William Frederick Gibbons vuelve a sus orígenes y nos entrega un trabajo que si bien queda muy lejos de las obras maestras de ZZ Top sí que supera con creces a su antecesor, e incluso a desilusionantes entregas de la banda madre como "XXX" o "Mescalero".
El título del álbum es toda una declaración de intenciones: "The Big Bad Blues". Un retorno a las raíces donde simultanea canciones propias con versiones de grandes del género, escapando gradualmente (aunque siempre quedan retazos) del sonido árido, seco y contundente de ese fundacional rock tejano que ayudó a definir junto a sus compañeros Hill y Beard a principios de los setenta. Este es el principal motivo para que el disco conste a su nombre y no figure como el dieciseisavo de ZZ Top. Se aleja de los riffs y el boogie para ahondar en sonidos más negros, más profundos, en definitiva, más Blues. Para conseguirlo amplia el radio de acción de su banda habitual, y al bajo (Joe Hardy, que también co-produce el LP con el mismo Gibbons) y batería (Matt Sorum en los cortes más contundentes y la leyenda de Nashville Greg Morrowen en los más templados) les añade armónica (un clásico de la escena de Chicago como es James Harman) y teclados (Mike Flanigin, un especialista del Hammond B3). Menor robustez y más riqueza sonora en busca de una autenticidad sónica que sirva de homenaje a sus primigenios ídolos de infancia.
"Missin' Yo' Kissin"(escrita por su mujer Gilly) abre el álbum con la guitarra del de Houston en primer plano, una suerte de blues del nuevo milenio. Pero hace casi 50 años que Gibbons puso en marcha "That Little Band From Texas" y es imposible escapar de su alargada sombra : "My Baby She Rocks" podría pertenecer a "Tres hombres" y "That's What She Said" a "Eliminator", mientras que "Second Line" y "Let The Left Hand Know" destilan el sabor tejano más actualizado del ilustre "La Futura". En "Mo' Slower Blues" filtra el blues más añejo para ponerlo al día, y en "Hollywood 151" se disfraza de genuino precursor del rock and roll. En el capítulo de versiones dos del icónico Muddy Waters (una comedida "Rollin' And Tumblin'" y una "Standing Around Crying" digna de los mejores Yardbirds de Jeff Beck) y otras dos de la factoría Bo Diddley (el heavy-blues de "Bring It To Jerome" y cerrando el disco el divertimento surf-pop-rock de "Crackin' Up").
Con "The Big Bad Blues" Billy Gibbons se marca uno de los mejores y más sentidos "comeback" de la temporada. Un agradable déjà vu, el recuperar sensaciones y sentir que volvemos al lugar que pertenecemos. Posiblemente cualquier tiempo pasado fue mejor, y lo más brillante que nos tenía que ofrecer descansa ya en los surcos de "First Album" o "Tejas", pero Billy se resiste a mirar los atardeceres en el porche de su casa y nos regala otra aventura a través del desierto, los pantanos y la Ruta 66. Es solo boogie, pero me gusta…