Por: Sandra Sánchez
Si Brian Eno dice de una artista que "es lo mejor que ha ocurrido desde Patti Smith" obviamente hay que seguir la pista a esa artista. Y es exactamente lo que comentó sobre Anna Calvi, londinense, 38 años, comparada hasta la saciedad con P.J. Harvey y que despidió el verano lanzando su tercer disco de estudio, "Hunter".
La cantante y compositora, de gira estos días por nuestro país para presentar este álbum, se define a sí misma como "alternativa" y en su nuevo trabajo se muestra de un modo contundente y elegante a la vez. Habla casi todo él de la condición femenina, más allá de los convencionalismos, defendiendo exactamente lo contrario a estos, apostando por la libertad más absoluta.
Ella misma ha hablado de sus intenciones con "Hunter": "Busco experiencias, libertad sexual, intimidad, sentirme fuerte, sentirme protegida; y ser capaz de encontrar algo precioso en todo este caos".
Así lo muestra en el potente tema que abre el disco, "As a Man", con reminiscencias de la mismísima Nina Hagen, si bien algo menos agresiva en su personal voz. Y lo mismo sucede en la envolvente "Indies or Paradise".
También se refleja ese feminismo y ese grito de apertura hacia la homosexualidad de las mujeres, a darle visibilidad y a "normalizarla" de forma definitiva, en "Alpha", la bellísima "Eden" ("Una primera vez con una mujer sin evitar pensar cómo van a reaccionar mis amigos") y en el primer single, "Don´t Beat the Girl Out of My Boy".
Mención especial merece "Hunter", una canción sencillamente redonda, en la que Calvi encuentra el equilibrio perfecto entre la delicadeza y la fuerza. Un medio tiempo al más puro estilo Bowie que se va elevando en intensidad y que es difícil que no te emocione.
"Swimming Pool" es quizá el tema más sutil, con un toque mágico, evanescente que aportan tanto la instrumentalización como la propia voz de la artista. El inicio a capella de "Chain" también da paso a una atmósfera de fantasía a la que Calvi nos traslada con una facilidad pasmosa, a la velocidad de la luz. Y "Away", guitarra acústica y voz, es también una canción desnuda y pequeña, pero no exenta de fuerza, como lo es todo el disco.
La artista ha contado con colaboradores de lujo en este trabajo, como Adrian Utley, de Portishead, a los teclados; y Martyn Casey, de The Bad Seeds, al bajo. El disco se grabó en los estudios Konk de Londres (propiedad de los Kinks) y el productor es Nick Launay, quien ha trabajado habitualmente con Nick Cave. Algo tiene Anna Calvi cuando tantos grandes confían en su música. Un mensaje que transmitir y la personalidad necesaria para hacerlo con clase.