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Shemekia Copeland: "America’s Child"

Por: Txema Mañeru 

Ya desde la preciosa portada somos conscientes que nos encontramos ante un disco muy especial de Shemekia Copeland: en el título la palabra América y  la preciosa instantánea de una niña envuelta en los colores de su bandera. Y sí, se puede decir que estamos ante el disco de "americana" de la gran cantante de blues, pero ojo, que siempre ha sido mucho más que eso. El soul y el rhythm & blues han campado bastante a sus anchas desde su explosivo debut para Alligator Records, hace dos décadas ahora, "Turn The Heat Up". Desde entonces su trayectoria ha ido ascendiendo, incluyendo numerosos premios como vocalista y por sus discos, con numerosos Blues Music Awards. Además ha contado con nominaciones a los Grammy como mejor álbum del año. Sin ir más lejos lo estuvo el brillante  anterior trabajo para Alligator, "Outskirts of Love". Claro que allí estuvo muy bien acompañada por grandes como Robert Randolph, Billy F Gibbons, Alvin Youngblood Hart, Pete Finney o Will Kimbrough. 

Un Will Kimbrough que se ha encargado de la sabia producción de "America’s Child" (Alligator / Dismedi). Ya anteriormente  había contado con figuras en la producción como otro sensacional hacha como es Steve Cropper o Dr. John. Kimbrough ha sido ganador de un "Americana Instrumentalist of the Year" y eso se nota en las canciones de este octavo disco de estudio, si las cuentas no me fallan. Además se ha vuelto a rodear por un incomparable equipo de músicos entre los que destacan su colega Steve Cropper, de nuevo,  Rhiannon Giddens, J.D. Wilkes o Al Perkins. a ello hay que sumar las voces de Emmylou Harris, Katie Pruitt, Kristi Stassinopoulou, Tommy Womack y unos tales John Prine y Mary Gauthier quienes aportan algunas composiciones. Además vuelve a recuperar alguna emblemática canción de su legendario padre, Johnny Copeland, algo que ya ha hecho en otros discos suyos. En este caso se trata de una preciosa y emocionante "Promised Myself", que lleva hacia territorios góspel y en la que brilla esa imponente guitarra de Cropper

El prestigioso John Hahn participa en bastantes de las nuevas canciones para este disco. En algunos casos junto a Mary Gauthier, en otros, como el pletórico y eufórico arranque con "Ain’t Got Time For Hate",  junto al productor y guitarrista Will Kimbrough. En este tema brilla la armónica de Wilkes, la pedal steel guitar de Perkins y los 8 coristas colaboradores. En "Americans" tenemos otra prueba de esos aromas a "americana". Vuelven a destacar las voces de Gauthier, Harris y Pruitt y la pedal steel guitar de Perkins. La letra en este y otros temas es otro de los puntos destacados. Shemekia está muy preocupada con lo que ocurre en su país, más desde que está Trump y desde que hace dos años trajo un hijo al mundo. Las letras vuelven a ser poderosas en una "Would You Take My Blood?", con Kimbrough destacando con su guitarra. Junto a John Prine cantará su tema "Great Rain" y "Smoked Ham And Peaches" vuelven a ser firmadas por Gauthier y Hahn, donde sobresale el banjo africano de Rhiannon Giddens. Para "The Wrpong Idea" quien brilla es el violín de Kenny Sears, igual que el órgano de nuevo ejecutado por Kimbrough, el mismo que se sale con sus trepidantes punteos con aromas southern rock de "In The Blood of The Blues". 

Con "Such a Pretty Flame" vuelve la intimidad y la pedal steel de Perkins. Enamora la genial sorpresa del tema de los Kinks, "Im’ Not Like Everybody Else". Dicho tema lento viene justo antes de la emotiva despedida con la tradicional balada "Go To Sleepy Little Baby", que seguro ha hecho para su recién nacido hijo. Gran forma la de acabar con los dos auténticos protagonistas del trabajo a solas: la guitarra de Kimbrough y la voz (una de las más grandes del nuevo milenio) de Shemekia, quien ya no necesita el apellido de su padre para darse a valer.