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Israel Nash: "Lifted"

Por: Albert Barrios 

No me imagino a Israel Nash como un tipo al que le gusten las series de televisión, un producto de la era Netflix. Más bien lo visualizo en una sala de cine disfrutando de westerns en Cinemascope. Sus primeros discos, sobrios y mesurados ejercicios de búsqueda de identidad y discurso propio dieron paso en 2013 al icónico “"Rain Plans" (sin duda alguna uno de los mejores discos publicados en esta década), y posteriormente al transitorio (pero no menos válido) "Silver season".  Pero el bardo de Missouri no se ha acomodado y ha querido ampliar horizontes y ensanchar su sonido. Con "Lifted" ha generado una gran diversidad de opiniones, posicionamientos opuestos: los que creen ver en este nuevo paso una necesaria madurez y los que añoran la austeridad de sus principios. 

Al igual que en su anterior entrega, este quinto álbum ha sido grabado en los estudios de su rancho de Dripping Springs, Texas, permitiéndole experimentar sin límite junto a su banda habitual, amplificando influencias y paisajes sonoros. Canciones más directas, más sintetizadas, que tratan de apartarse de los referentes más obvios y clásicos y abarcar nuevos y más positivos sentimientos. Abre a lo grande con "Rolling On", con esos coros y armonías vocales solo al alcance de los elegidos para la gloria. "Looking Glass" es más que reveladora: trompas, violines y trombones se abren paso como si Left Banke hubieran aterrizado en el estado de la estrella solitaria. "Lucky Ones" suena a añejo country rock (enorme e indispensable trabajo en todo el disco de Eric Swanson a la pedal steel guitar), mientras que "Sweet Springs" es inundada por melodías pop dignas del imprevisible Brian Wilson. 

"SpiritFalls" demuestra el excepcional estado de gracia por el que pasa Nash Gripka, con esas deliciosas armonías e impecables estribillos marca de la casa. La alargada sombra de Neil Young reaparece con "Nortwest Stars (Out Of Tacoma)", que podría pasar como un campestre descarte del "Comes a Time". "Hillsides" es otra joya de country rock donde emerge con trascendental protagonismo la steel, y "The Widow" nos sorprende con un poso "beatle" inédito hasta ahora. 

Grandes espacios, tamizados psicodélicos, en un disco que solo puede ampliar nuestro apego por este moderno trovador, que con cada álbum que publica enriquece y regenera una prédica tan personal como intransferible. Cascadas melódicas que hay que escuchar sin perjuicio, sin mirar atrás, como si las gozáramos en una gran pantalla de un cine clásico. Canciones para la primavera, verano, otoño e invierno….