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Amanda Shires: "To the Sunset"

Por:Txema Mañeru 

Cada vez se venía conociendo más el nombre de Amanda Shires por sí solo. Pues bien, esto aumentará aún más tras su espléndido sexto disco firmado exclusivamente a su nombre. Un "To The Sunset" (Thirty Tigers / Popstock!) que quizás sea el más completo que ha firmado hasta la fecha. 

Pero creemos que todavía es momento de recapitular un poco sobre su intensa historia. La cantante y compositora de Texas comenzó siendo más famosa por ser una virtuosa del violín. Con dicho instrumento comenzó a los quince años con los prestigiosos Texas Playboys del histórico Bob Wills. En solitario debutó con el buen disco instrumental "Being Brave" para luego ir trabajando -asiduamente- con Rod Picott, Chris Isaak, Neal Casal, Thrift Store Cowboys, Todd Snider, Justin Townes Earle o Devotchka. 

Un salto definitivo en su historia musical y personal fue conocer, casarse y ser madre junto al ex Drive-By Truckers Jason Isbell. Más cuando el pasado año ganaron el Grammy al Mejor Álbum de Americana por "The Nashville Sound", firmado por Jason Isbell & The 400 Unit. Ya este mismo año ha vuelto a ser destacada por su aparición en el fantástico regreso del clásico John Prine, y hace dos consiguió gran relevancia personal por su anterior disco en solitario, "My Piece Of Land". Ahí contó con la producción del prestigioso Dave Cobb, quien también se ha encargado de algunos de los discos de Isbell. Ambos quedaron tan satisfechos que repiten en "To The Sunset", un gran disco en el que cuenta con la ayuda de Gillian Welch y David Rawlings. 

Se trata de un álbum exclusivamente hecho con canciones de Amanda y que comienza con un fantástico trabajo con las percusiones en un "Parking Lot Pirouette" que podría gustar hasta a quienes añoren a Kristin Hersh. En preciosas melodías como la de "Charms" te acuerdas de una Emmylou Harris con la que se le ha comparado justamente. Como la gran Lucinda Williams se desvía de los sonidos más tradicionales cuando lo estima oportuno. Es el caso de una eléctrica y rabiosa "Eve’s Daughter", en la que brilla con su violín, pero en la que un servidor aprecia cercanía a The Replacements. Por si fuera poco algunas de sus últimas canciones no están exentas de pegadizos estribillos como el de "Break Out The Champagne" o el de la final "Wasn’t I Paying Attention", en el que tenemos destacadas guitarras eléctricas. ¡Cómo diría mi gran amigo Fran, qué tipa!