Por: Albert Barrios
A lo largo de la historia de la música los discos inspirados en una ruptura sentimental han producido grandes obras maestras, dolorosos testimonios que logran sacar lo mejor de un artista en plena catarsis. Pero también ha servido de irregular desahogo para músicos que no encuentran su lugar en el mundfo, espiritualmente perdidos y en búsqueda de una inspiración esquiva y distante. El nuevo disco de Nicki Bluhm se encuentra sin lugar a duda en la segunda categoría.
La separación de su marido Tim no fue solo a nivel matrimonial, sino que también rompió con su mentor musical y compañero de banda. Sumida en el caos y el desconcierto, también disolvió The Gramblers , su grupo estable durante los últimos 6 años, y para comenzar de cero se mudó de su amada Costa Oeste a Nashville. Asidua colaboradora en los últimos tiempos de gente como Phil Lesh, Ryan Adams o The Infamous Stringdusters , nada hacía presagiar que este tsunami personal desembocaría en un profundo giro musical. Establecida ya en Nashville y con la producción Matt Ross-Spang , Nicki ha grabado su último álbum de manera analógica en los Sam Phillips Recording de Memphis rodeándose de veteranos músicos como Ken Coomer (Wilco) o Will Sexton entre otros.
Poco rastro queda de aquella chica que nos deslumbró en 2011 con el colosal "Driftwood",un refrescante "melting pot" donde cabían desde Linda Rondstat a Jefferson Aiplane,con el country rock y la mejor música de los 70 filtrándose a través de una voz tan cautivadora como madura. "To Rise You Gotta Fall" es un disco fallido : como todo gran artista es complicado que nos entregue un álbum decepcionante, pero el cambio de rumbo no colma ni mucho menos las expectativas creadas. Al contrario que con The Gramblers no existe química con unos músicos que saben lo que hacen pero que no ponen (o no les dejan poner) el corazón en ello. Sí bien es cierto que canta como nunca, las canciones (que le han servido como terapia) no acompañan : introspectivas , llenas de dolor y rabia , pero demasiados impolutas y sobreproducidas.
La canción que da título al álbum es la mejor ejemplificación de la evolución de Nicki : reencarnarse en una suerte de nueva Dusty Springfield para aspirar al trono de diva que mezcla R&B, Soul y Country. Lo mejor del disco son "Things I've Done" (donde con la ayuda de una sección de metales nos recuerda a los Stones más negros) e "It's Ok Not to Be Ok", con los coros femeninos y el Hammond impregnando de Groove todo el corte. Firma con el omnipresente Ryan Adams un par de temas : "How Do I Love You", donde nos habla del divorcio y el posterior traslado con todo lo que conlleva, y "Something Really Mean". La única versión del disco es "I Hate You" del legendario Dan Penn, a la que le resta Soul para llevarla directamente al Country más puro. A Parte de esto , poco más, la verdad. Canciones que suenan amortiguadas, sin alma, con baladas como "Staring at the Sun" o "Last to Know", que en voz de cualquier estrella prefabricada del show business criticaríamos sin pensarlo dos veces.
Un conjunto demasiado mainstream, todo en su sitio, totalmente calculado. Una sensación que mantengo (y aumento) viendo la presentación del álbum en directo ,donde la química con la banda es prácticamente nula .Siempre nos han gustado los músicos que arriesgan y escapan del encasillamiento, pero espero que este insospechado giro efectuado por nuestra californiana favorita sea fruto de un momento excepcional y no se convierta en norma general .Ya la echamos de menos.