“No creo mucho en el artista mesiánico que le cambia la vida a nadie porque, aunque nos lo hayan vendido, no hay tantos”
Por: Sergio Iglesias
"Nazgul says" es el segundo disco de Broke Lord, el proyecto del hiperactivo periodista, escritor y músico Luis Boullosa, y que supone la evolución de su anterior "Death of a flower" publicado tan sólo un año antes. Con este proyecto, el artista parece haber encontrado la vía de escape ideal para escupir toda la música que lleva dentro. Para hablar sobre este nuevo trabajo nos hemos puesto en contacto con él y, como no podía ser de otra manera, la charla ha derivado en una magistral lección, no sólo de música, sino también de periodismo y de arte en general.
“Nazgul says”, segundo trabajo de Broke Lord en menos de un año, después de aquel “Death of a flower” ¿son discos pensados a la vez?
Luis Boullosa: No los pensé a la vez. El primero fue un disco un poco raro, porque surgió cuando mi banda estaba un poco parada y yo estaba viviendo en el campo, en Portugal, y empecé a hacer cosillas. Hasta que un día, de repente, me di cuenta de que tenía como ocho o diez canciones, las maqueté muy primariamente y las di una cierta coherencia interna, pero sin llegar a ser algo conceptual, porque no estaba pensando en eso. Luego se fueron sucediendo las cosas casi por casualidad, porque me llamó un amigo de Sevilla para que fuera allí a grabarlo y, como yo tenía allí unos amigos que eran músicos, nos juntamos una pandilla, ensayamos prácticamente una tarde y nos metimos a grabar. Aunque fue un disco bastante menos refinado que este segundo, salió todo tan bien y de manera tan fluida, que dije que, si me lo podía permitir, volvería al año siguiente. Como esto no tiene las exigencias de una banda, y puedes ir más a tu rollo y componer cuando quieras, creo que un disco al año es una meta bastante asequible y esa es la idea y, de hecho, ya tengo unos diez temas esbozados para el siguiente trabajo. Pero, como te decía, no son discos pensados a la vez ni de coña; sí que es cierto que comparten cosas, ya que parte de las canciones fueron compuestas en la misma casa y hay historias que son adyacentes, pero tú que has escuchado los dos puedes ver que, estructuralmente, son discos muy diferentes. A nivel de grabación, tuvimos más tiempo y creo que todos sabíamos mejor qué es lo que queríamos, y por eso es más fluido y el sonido está más conseguido. Yo creo que las canciones son más o menos del mismo corte y, en cuanto a los temas, no tengo preferencia por uno o por otro, pero sí en cuanto al acabado.
¿A qué te refieres exactamente con lo del “acabado”?
Luis Boullosa: Sónicamente, este segundo disco es un milagro del que tienen gran parte de culpa quienes me ayudaron a construirlo. A otro nivel, en esencia, es uno de esos discos que parecen dispersos mientras los creas, pero que adquieren un sentido distinto a posteriori. El concepto sólo se me mostró una vez rematado, y aún me cuesta definirlo con claridad, aunque lo percibo. Diría que, igual que el primero era un retrato del auge y la caída marcado simbólicamente por la rueda del año tal y como se observa en un entorno rural (donde yo vivía y aún vivo), este es un disco migrante, un disco que retrata el momento en el que uno ya no está establecido y pasado y futuro afluyen sobre el minúsculo segundo desde el que se canta. Hay en él tanto de deseo como de rencor, de esperanza como de arrepentimiento, si se quiere. Es, en definitiva, un disco extrañamente cohesionado sobre la confusión, sobre las cosas que se han perdido, los muros que han caído, las equivocaciones y sus consecuencias, y también sobre las cosas que se odian en ese contexto esencialmente desarraigado. Es como un grito fijo. Es el retrato de un nomadismo forzado y, por tanto, cabreado, aunque como dijo un amigo “empieza con luz y cierra, inesperadamente, con luz”. Y como retrato nómada, está construido a retales y con estilos distintos que se sirven mutuamente de contrapunto. Y sin embargo creo que su transcurso no chirría, que tiene algo de río. Un río que se lleva todas las cosas que fallaron corriente abajo, y entre ellas a ti mismo. Francamente, no tengo ni puta idea de cómo lo he hecho. Hay una cosa curiosa, sin embargo: las canciones que más le gustan a la gente son las que fueron más improvisadas, más fruto de la casualidad, la prisa y la intuición. No sé si eso significa algo. Usted me dirá. También es verdad que uno de los momentos más bonitos de este tipo de proceso es ese en el que la gente empieza a encontrar conexiones en tu trabajo en las que tú jamás habías pensado y que son ciertas sin embargo, porque desde el momento en que alguien las establece son ciertas. Esa parte de evolución de tu trabajo en el que tú ya no tienes nada que decir es fascinante.
Para este segundo trabajo has repetido, prácticamente, con el mismo equipo que en el primero, ¿ha sido esa una de las claves del magnífico resultado final del disco?
Luis Boullosa: Sí, lo único que cambió fue el batería, porque el del primer disco es de Pontevedra y esta vez no podía ir. Para mí era una experiencia nueva porque siempre había grabado en condiciones más precarias y con menos tiempo y todavía hoy estoy descubriendo cómo va todo. Aparte, existe una peculiaridad con Broke Lord, que es que no ensayamos habitualmente y que la banda sólo existe cuando estamos grabando; Por eso hay un espacio muy grande, no a la improvisación, pero sí a la aportación personal de cada uno. El proyecto soy yo, porque sin mí no existiría Broke Lord, pero sin toda esta gente, se habría quedado en una bagatela, y ahí está Marco, que es un bajista extraordinario que toca en otras bandas, Macky Chuca haciendo los coros que es una persona bastante preclara para el lado pop de las cosas punkis, Asier en las guitarras que también está en otros grupos de Vitoria como Los Nitxos o Viva Bazooka, Antonio J. Moreno a la batería… estamos hablando de gente que sabe muy bien lo que hace. La experiencia fue la hostia porque estuvimos las dos veces en La Mina en Sevilla con Raúl (Pérez) que, para mí es un genio y que, en este segundo disco, se involucró más todavía, porque fue el que metió todos los sintes que le dan un tono más atmosférico al trabajo, eso lo hizo él a sugerencia mía, pero sin ninguna guía más, por lo que hay que darle un crédito importante a él y a todos los músicos que participaron.
Me hablas de que en Broke Lord hay mucha aportación personal de cada uno, ¿cambia mucho el disco desde que les envías la maqueta hasta que lo termináis?
Luis Boullosa: Hay mucha evolución en la cualidad del sonido pero, en realidad, la canción, estructuralmente, cambia poquito; en el bandcamp tengo colgado un álbum con todas las maquetas por si alguien tiene curiosidad por cómo eran las canciones en un inicio. La diferencia y el impacto es mucho pero, si te fijas en la estructura, los temas tienden a cambiar poco. Si yo tuviera dinero para meterme quince días en el estudio, probablemente cambiaría muchísimo, pero estamos hablando de discos que se hacen en tres o cuatro días, y por eso tienes que llevar muy claras las ideas. Pero sí que hubo una canción que recita Macky, “Eve of all churches burning”, que no estaba cuando llegamos al estudio porque yo sólo tenía una letra y una música antigua de una banda mía de hace veinte años, y ella sugirió hacerla en directo y, como no sabía cómo enfocarla, le dije que lo hiciera ella y esa sí fue, por ejemplo, una creación sobre la marcha.
¿Os habéis planteado presentar los discos en directo?
Luis Boullosa: Es algo que me pregunta la gente. La idea original era grabarlos para tener registrado mi proyecto y ya está pero, como la gente lo pregunta, y a mí me gusta tocar, le estoy dando vueltas. De todas formas, juntar a esa banda es casi imposible, porque cada uno estamos en una punta de España. Tal vez podríamos juntarnos para una presentación en concreto, o para uno o dos conciertos, pero es muy complicado; además, uno quiere hacerle justicia a los discos y, para hacerlo bien en directo, necesitaríamos ensayar muy seriamente. La otra opción sería montarme una banda con otra gente, pero ya tengo dos bandas más y no me hacen falta más formas de perder dinero (risas).
¿No jode un poco que, después de hacer un trabajo tan original, lleguemos los periodistas con nuestra manía de etiquetarlo todo y digamos eso de “esto suena a tal grupo o a tal músico…”? Lo digo porque estarás cansado de que comparen tu música con Leonard Cohen, Dylan, La Velvet…
Luis Boullosa: Bueno, como yo pertenezco al gremio, a veces también soy de esos (risas). Esta charla la tuve con un amigo mío que hizo una reseña del primer disco sin poner ninguna etiqueta y sin aludir a ninguna otra banda, una reseña no anclada a ninguna influencia. Yo creo que hay que tender a eso, pero sin olvidar que el arte de reseñar es jodido, porque hay un espacio muy cortito en el que tienes que hablar de una manera muy simple para el que no sabe nada, pero de manera bastante detallada para el que sí sabe y, además, explicar en muy poco tiempo un elemento muy complejo como es un disco. Determinadas referencias sí te sitúan, lo que es un coñazo son las listas de referencias o, al revés, cuando no ven una referencia muy obvia. Yo, cuando escribo de música, intento hacer una cosa más narrativa y salir un poco de los parámetros musicales, hablando de pintura u otras cosas, porque veo las artes mucho más interconectadas. Hay gente a la que esto le sorprende, pero a mí no me parece nada raro; igual que cuando escribes, la música puede tener una influencia, o la escritura cuando haces música, o la lectura cuando pintas… en mis letras seguro que hay referencias más evidentes a otras artes que a la música porque yo lo veo como un todo, no como algo parcelado. Así que el problema no son las referencias, sino que, para muchos, la música es sólo la música y, además, un tipo concreto de música y les cuesta cambiar de tercio.
Esa conexión entre música y el resto de artes hace que cuides mucho aspectos como la presentación y el diseño, como en el caso de “Nazgul says”, con una portada preciosa…
Luis Boullosa: Pues te lo agradezco porque esto me lo curré yo (risas). Yo vivía al lado de Vilanova de Cerveira en Portugal y allí tienen una estatua de un ciervo y el día de la fiesta le habían hecho como un traje blanco al ciervo y crea esa imagen como onírica, que no sabes qué carajo es… era una foto que me pareció bonita y, aunque no soy diseñador ni me dedico a esto, he visto mucha imagen y lo intento hacer lo mejor posible. Creo que las portadas de los dos discos tienen un cierto sabor característico, me gusta que las cosas que hago tengan una cierta conexión y que la gente pueda identificarlo.
¿No crees que es paradójico que lo que llame la atención sea, precisamente, ver que todavía hay gente que os molestáis por hacer una buena presentación del producto?
Luis Boullosa: Hombre, creo que es importante. Yo tengo 43 años y todavía me he criado con “el objeto”, ahora vivimos en otra fase que también me parece bien, pero en la cual vamos hacia el “no objeto” y el “no lugar”. El otro día veía a unos chavales rapeando en el parque con un móvil y, probablemente, las bases se las habían descargado en el mismo momento, es otro mundo… pero en mi mundo el objeto debe tener un peso aunque sea un CD, que es un formato que a veces se desprecia un poco porque hay CDs que son una mierda pero hay otros que están currados y, si alguien va a pagar 10 pavos, creo que hay que darle algo bueno.
Escritor, periodista, músico… ¿Cómo compaginas todas las actividades que realizas?
Luis Boullosa: Pues hoy, por ejemplo, llevo todo el día ordenando el escritorio (risas). En un libro que escribí mencionaba una frase de Steve Jobs que decía que el tiempo era lo más importante y que era gratis y eso es mentira porque el tiempo se paga. Pero, efectivamente, es lo más importante y precisamente nosotros nos fuimos a Portugal porque allí la vida es más barata y para sostenerte tienes que trabajar la mitad que en una ciudad como Madrid, donde estuve veinte años viviendo. Entonces, te retiras un poco del mundo, necesitas menos cosas y tienes más tiempo para utilizarlo como te parezca. A mí me cuesta organizarme, pero en este tiempo he hecho tres o cuatro discos con otras bandas, estos dos míos, he escrito dos libros, he sacado una revista de música… así que, efectivamente, incluso alguien desorganizado como yo, lo puede hacer. Otra ventaja de vivir aislado en un sitio rural es que, o haces algo o te mueres, necesitas tener proyectos, porque la contemplación de la naturaleza te llena un rato pero te puede volver loco.
Me decías antes que ya tienes canciones para un próximo disco, ¿estás trabajando también en algún libro?
Luis Boullosa: Sí, estoy con dos o tres ideas, pero no las tengo todavía muy definidas. Escribir, por lo menos para mí, es difícil, pero todavía es más difícil publicar, así que todo depende mucho de que la gente que me conoce, los editores que me han publicado u otros, tengan algún interés, porque tampoco te puedes tirar dos años a piñón con una cosa sin saber si va a tener una salida.
Pero me imagino que, después del éxito de “El puño y la letra” y, sobre todo, de “Santos y francotiradores”, no tendrás problema para que te publiquen ¿no?
Luis Boullosa: Bueno, de ventas funcionaron moderadamente y, de repercusión, creo que estuvo bien. Por lo menos, yo estoy muy contento con la recepción que tuvieron esos dos libros, porque creo que hubo gente, no sé si mucha o poca, a la que le gustó o, por lo menos, le interesó. De todas formas, yo sostengo que hace falta una renovación, que creo que se está dando, del periodismo en general y del musical en concreto; y yo pongo ahí mi pequeño granito de arena, porque estaba un poco cansado de que todo fueran biografías de Nick Cave, o “Las cinco mejores canciones de…”; Está claro que tiene que haber de eso y yo soy pro “coexistencia”, pero hace falta un nuevo periodismo. Cuando monté la revista Karate Press había personas que ya conocía y otros que me fui encontrando por el camino y vi que había cantidad de gente capaz de hacer periodismo sin caer en lo tópico y sin hacer lo de siempre. El problema es que luego esa gente, en su trabajo, vive bajo la exigencia de la actualidad, de lo “comprensible”, y en esta revista se hacían cosas interesantes que a veces salían mejor y otras peor. Yo estoy cansado de la narrativa de siempre, y no es que yo haga una cosa revolucionaria pero, por lo menos, intento ir un poco más allá.
¿Crees que es importante dar hueco a todos y no sólo a los de siempre?
Luis Boullosa: Ya sé que existe esa diferencia entre artistas comerciales y underground, pero yo creo que esa diferencia es artificial. Al final, yo puedo tirar por lo que me gusta, pero por eso está bien la revista, porque estoy yo, pero también están otras diez personas con otros gustos diferentes. A mí me dice la gente “no he escuchado un disco de black metal en mi vida, pero el artículo estaba de puta madre y me lo leí entero”… ese es el objetivo: puede que luego consumas ese tipo de música o no, pero la semilla está ahí. También es interesante porque ves que hay lectores muy inteligentes y a veces no nos damos cuenta de eso porque, como nos han contado que el receptor es idiota y hay que darle basura porque es lo que pide, nos lo hemos creído y eso es mentira, hay mucha gente esperando cosas mucho más refinadas de lo que se les da.
¿Crees que, si existiera ese tipo de periodismo del que hablas, todo lo bueno que hay en la música estatal actual llegaría a más gente?
Luis Boullosa: Es una pregunta difícil porque realmente no lo sé. Una de las cosas que hacemos con la revista y con los libros es tantear cuál es la amplitud de la estancia en la que te mueves; tú dices “aquí tenía que haber un montón de gente… ¿pero cuánta?” Lo que pasa es que, al trabajar muy desde el underground, tu capacidad para publicitarte y que te conozcan es muy limitada pero yo, francamente, creo que sí tendrían más salida, porque yo no soy Einstein y me he encontrado con cosas acojonantes y si yo me doy cuenta de que son la hostia, bien puestos en el sitio adecuado, debería ser reconocidos. Pero ahí tengo una dualidad, porque sé que hay gente muy inteligente y lectores perfectamente capaces de entender de todo y no necesariamente porque sean muy cultos, sino porque son abiertos de mente, pero también por otro lado creo que la tendencia general es a eliminarlos y que la gente cada vez pida cosas más masticaditas. Pero desde siempre ha sido así, y no creo que haya habido una época dorada de la alta cultura, siempre que te puedan hacer comprar una cosa que ellos fabrican de manera fácil, en cadena, y que es una mierda, al sistema le viene mejor. Yo ahora, que he estado haciendo todo esto, me he dado cuenta de que hay muchos núcleos de resistencia con gente montando cosas, pero uno de los problemas es que son núcleos aislados, y no vale con tener muchos puntos, sino que tienen que estar conectados. Ahí hay un problema y es que hay mucha gente que prefiere ser “cabeza de ratón”, que son reacios a crear una red más amplia y que están muy cómodos siendo el tipo que sabe de “no sé qué” en el pueblo de “no sé dónde”, porque eso le da un micro estatus con el que se conforma. Orphan records y Cosmic tentacles, con los que he publicado el disco, son gente que están sacando cosas muy potentes y son un claro ejemplo de esos “micro funcionamientos” que hay que ir interconectando.
Es una pena ver todo lo bueno que se pierde por el camino por no poder, o no querer, hacer cosas como las que tú propones ¿no?
Luis Boullosa: Lo que consume la masa es lo que está de moda… pero siempre ¿eh? No es que la edad de oro del rock n´roll lo fuera porque la música era mejor que ahora, sino porque era una cosa nueva, muy atractiva, en un contexto sociopolítico determinado y que se podía vender muy bien…y, aparte, era la hostia. Y ahora, estás intentando vender una cosa que es la hostia, pero el tren de la moda ha pasado hace tiempo… eso puede cambiar pasado mañana, nunca se sabe, pero exigiría una concepción de la cultura menos instantánea y más “eterna”, por llamarlo de alguna manera. Yo divago sobre estas cosas, trabajando en esa línea, pero lo que hago es intentar hacer mis artefactos y mis cosas de la mejor manera posible y que reflejen una serie de historias: lo que pienso, lo que siento, el lugar donde vivo… porque al final la parte del artista es esa, yo no creo mucho en el artista mesiánico que le cambia la vida a nadie porque, aunque nos lo hayan vendido, no hay tantos. Así que yo me atengo a mi trabajo…
…Que ya es bastante, por lo que hemos visto estos últimos años.
Luis Boullosa: Sí, estos años he estado muy hiperactivo, pero soy bastante tranquilorro y puedo desaparecer en cualquier momento. Lo de Broke Lord sí que quiero seguir llevándolo adelante porque me da muchas satisfacciones. Es la primera vez que he hecho un proyecto musical en que todo ha sido fluido porque, cuando no tienes banda, eliminas esos problemas inherentes a lo que es el funcionamiento de un grupo y todo fluye de manera más sencilla.