Por: Albert Barrios
Una vez abierta la senda ya no hay marcha atrás, vergüenza ni propósito de enmienda: si en los últimos tiempos fueron The War on Drugs, Blitzen Trapper o Jonathan Wilson los que decidieron renovar y evolucionar su sonido dejando un poco de lado las sonoridades americanas más íntimas y acústicas de finales de los 60’s y principios de los 70’s para abrazar postulados más ochenteros, ahora le toca el turno a una de las bandas más en forma de los últimos tiempos , Dawes. Muchas veces peco (involuntariamente) de exagerado, pero pienso que desde la aparición de bandas como Gov't Mule , Pride&Glory o Screamin Cheetah Wheelies a principios de los 90's el rock americano no estaba en tal monstruosa plenitud. "Passwords" es otro flechazo instantáneo, un precioso y preciso melting pot donde se asumen sin reservas todos los clásicos para enfatizar su transformador mensaje.
Jonathan Wilson , que los produjo en sus dos primeros discos, vuelve a los controles para guiar a los angelinos en este trascendental tránsito donde si bien no pierden de vista sus referentes setenteros de Laurel Canyon, ciertamente se adentran en ese territorio soft-rock que dominó desde California las ondas de los USA a principios de la década de los 80’s. La enamorada plenitud vital que vive su líder Taylor Goldsmith ha sido decisiva en este cambio de registro empujando a la banda a una obertura sonora decisiva a la hora de grabar su sexto álbum.
El disco se inicia con una clara declaración de intenciones : "Living in the Future" comienza como un outtake de Neil Young y sus Crazy Horse para mutar rápidamente en una canción a incluir en la BSO de "FM". "Stay Down" nos transporta a los Eagles más poperos, mientras que en "Crack the Case" demuestran que lo importante es la melodía, sin miedo a acercarse a iconos de los ochenta como Bruce Hornsby. En "Feed the Fire" se empapan de esa máquina de hacer éxitos que fueron Hall & Oates, añadiendo con las guitarras unos toques de sofisticación dignos de los mejores Steely Dan.
"Telescope" y "I Can’t Love" los emparenta a compañeros de generación como The War on Drugs con esos omnipresentes teclados que llenan todos los surcos de color y armonía. "Mistakes We Should Have Made" es posiblemente la canción más desinhibida del disco, con totémicas baterías y coros femeninos que invitan al baile espontáneo digno de películas como "Footloose" o "Streets Of Fire". El álbum se cierra con "Time Flies Either Way", un retorno a las raíces que sirve de (¿involuntario?) homenaje a su gran maestro Jackson Browne, con el que han colaborado a lo largo del tiempo tanto en estudio como en directo. Una forma tan elegante como reposada de cerrar el disco, y quién sabe si también un ciclo.
No seamos ingenuos, hace muchos (¿demasiados?) años que todo está descubierto en este invento que tanto amamos llamado Rock and Roll. Por eso tenemos que estar contentos de que bandas con poso de clásico se vayan abriendo estilísticamente y que no solo beban de las típicas referencias comunes a las que todos damos el visto bueno. "Passwords" es un adictivo paso adelante de una banda que lucha por no encasillarse, que busca ampliar su base de seguidores sin traicionar sus creencias ni mensajes, pero que siente que tiene que arriesgar saliendo de su zona de confort para no morir de lento aburrimiento . ¿O no son cansancio, apatía e indiferencia antónimos de R'n'R ?