Por: Txema Mañeru
El título define claramente lo que vamos a encontrarnos en este libro muy musical que se puede disfrutar por capítulos separados, según las preferencias musicales de cada uno. Pero, ojo, también su lectura seguida; con canciones ordenadas cronológicamente, dan una estructura casi novelada que proporcionan mayor interés aún a la obra de Myers. Los 45 temas hacen, lógicamente, alusión a las 45 revoluciones de los singles, destacando las canciones por encima de los discos y de los artistas. De hecho se centra en contarnos la génesis y el significado de 45 temas muy especiales para el autor. En este sentido me encanta las definiciones que hacen del libro The Guardian ("Un prodigioso anecdotario rebosante de erudición. Lease a todo volumen.") y Billboard ("Una divertidísima antología de anécdotas jugosas".)
Si nos pasamos por www.malpasoed.com comprobaremos que hace poco más de dos años sacaron otro recomendable y gran libro muy relacionado con este y no sólo en el título. Te hablamos de "33 Revoluciones Por Minuto – Historia de la Canción Protesta". Aquellas ricas casi mil páginas llevaban la firma de otro prestigioso periodista como Dorian Lynskey. No se limitaba a examinar 33 canciones legendarias de la historia de la música, profundizaba en la personas, las ideas y los acontecimientos surgidos en torno a ellas. Son temas que se enfrentaban, y siguen haciéndolo, al racismo, las desigualdades, las dictaduras, las guerras, la pobreza o los desastres nucleares. Comenzando en el año 39 con el "Strange Fruit" de Billie Holiday y acabando en el "American Idiot" de Green Day. Por en medio grandes como The Clash, Bob Dylan, Nina Simone, Stevie Wonder, Víctor Jara, Woody Guthrie, Crosby, Stills, Nash & Young, Dead Kennedys, James Brown, Manic Street Preachers, Fela Kuti, Gil Scott-Heron, Public Enemy, Crass o el gran Linton Kwesi Johnson. ¡Si no lo disfrutaste en su momento y te gusta esta "Anatomía de la Canción" de Marc Myers, te recomiendo que te animes!
El libro de Myers, crítico, historiador y habitual en el Wall Street Journal, se lee con mayor facilidad pues no llega a las 400 páginas llenas de anécdotas y muy buen humor. También las canciones están ordenadas, con buen criterio, cronológicamente. En este caso comienzan con el "Lawdy Miss Clawdy" de Lloyd Price, hecha en el 52. El final lo marca la legendaria, y con excelente videoclip, "Losing My Religion" de R.E.M. Luego es inevitable que te hagamos alusión a las canciones y artistas que son analizados. De tiempos más recientes tenemos a The Clash, The Neville Brothers, Blondie, Elvis Costello, Pink Floyd, y su "Another Brick in the Wall", o la preciosidad de Cyndi Lauper "Time After Time".
De épocas más remotas y clásicas no faltan los más grandes: Led Zeppelin, Janis Joplin y su mítico "Mercedes Benz", The Kinks, The Doors, Jefferson Airplane, The Dixie Cups, Creedence Clearwater Revival, Elvis Presley, Otis Redding, Steppenwolf, The Temptations, Loretta Lynn o The Four Tops. Los únicos que repiten son The Rolling Stones y lo hacen con justicia con dos joyas como "Street Fighting Man" y la sorprendente "Moonlight Mile". El autor nos mete en la cueva cretense en la que Joni Mitchell se inspiró para "Carey" y nos habla de las luchas punk entre The Clash y Sex Pistols al hablarnos de "London Calling"; nos emociona con la historia cotidiana en un viaje de tren de Elvis Costello para crear su estremecedora balada "(The Angels Wanna Wear My) Red Shoes" o aparecen fragmentos de entrevistas realmente jugosos como la hecha con Jimmy Cliff sobre "The Harder They Come". Me llegan también muy adentro las palabras de John Sebastian, de los Lovin’ Spoonful sobre su "Darling Be Home Soon". Luego es capaz de relacionar inolvidables temas como el "Respect Youself" de The Staple Singers con acontecimientos como el triste fallecimiento de Otis Redding en un accidente de aviación.
Tampoco es nada descabellado comparar, en cierta manera, este libro con el legendario "Alta Fidelidad" de Nick Hornby.
Lo mejor de todo, tras degustarlo con pasión, es quedarte con las ganas de que se hubiera remontado a los más antiguos discos de pizarra de 78 revoluciones por minuto y que así nos hubiera destripado maravillosas historias de otras 33 canciones más. Por supuesto que la presentación de Malpaso vuelve a ser la habitual y cargada de calidad, donde hay fotos para la mayoría de los músicos que pasan por las jugosas y amenas páginas.