Por: Javier López Romo.
Hay viajes que te llevan a hoteles con vistas al mar. Y hay viajes que no te llevan a ninguna parte, o como mucho, a parkings perdidos entre la naturaleza. Pero para hoteles: Hotel. Este grupo rockero de zaragozanos que van directos al viaje más divertido y ambiguo del rock and roll. Un blasfemo auguró en su delirio que: "El rock and roll había muerto." Pero esa expresión ofensiva e injuriosa contra la música, que tanto nos hizo y nos hace gozar, no caerá en un reniego o maldición porque un iluminado intente sobrellevar a su causa votos indefendibles con insultos. La reputación del rock es tan innegable como sagrada, y una vez llegados a nuestro destino, buscaremos por Zaragoza un Hotel confortable donde alojarnos, siempre y cuando nos tengan reservada La Suite.
¿Pero, qué es Hotel? ¿Acaso un hogar donde desayunas frutas y café con tostadas, o es ese lugar donde te despiertas cada día bajo las sábanas con olores de alcohol y música? No. Hotel es ese grupo bandido que te transporta a espacios y rincones siempre por explorar, bendecidos por el rock vintage, que como los buenos vinos, mejorados y revalorizados, demuestran a guitarrazos limpios, la frescura y embriagadez del buen hacer rockero. Estos chicos aragoneses están unidos y convencidos de que a día de hoy aún se puede hacer rock and roll en este país; pese a la gran carga que supone sentir en estos días difíciles algo que se ama y se vive, como un día lo hicieron los Rolling Stones y compañía. No es nada fácil, ni mucho menos rentable. Tan sólo es poder creer en lo que haces y porqué lo haces. Es poder sentir el contacto de una acerada guitarra apoyada en tu estómago, acariciar los trastes como si de un cuerpo femenino se tratase, es seguir tus sueños, creer en ellos, bucear en ellos, amarlos, perseguirlos y quizás un día, sin demasiadas vistas al mar, llegar a la cima de una montaña gloriosa.
Hotel vuelve y se queda para registrarse en recepción y llegar hasta esa habitación que es la cúpula del rock and roll. En esa azotea que te hace bailar, enamorarte y sobre todo te llena de una felicidad absoluta y plena, algo así como la que habita en ti. Alguien ya lo dijo mucho antes: "A los hijos del rock and roll, bienvenidos..." ¿Pero quién es Hotel? ¿Cuál es su biografía? Bien, hagámoslo, hagamos un curriculum vitae de estos zaragozanos.
Se forma el grupo en Zaragoza en 2004. Como si el río Ebro tuviera caudal suficiente como para salirse de su margen y desbordarse, así se desenfrenaban las cabezas de los hermanos Pérez, Jesús y Manolo, dos cerebros pensantes de los sonidos americanos de finales de los sesenta y setenta. Ellos crearon una banda de rock en la que tan sólo pretendían dar salida a todas esas canciones que habitaban o bullían en sus cabezas como tesoros de Alí Babá. Pero la riqueza de esos hallazgos deben de ser revestidos con más identidad y espíritu, algo así como moldear más potencial musical la labor encomiable de lo que debe ser un grupo de rock. Para semejante enredo encontraron al bajista Luis Gómez, era el sicario perfecto para disparar sus cuatro cuerdas y revolucionarlas al máximo exponente musical rockero. Pero se necesitaba más y siempre más es sumar y en su primera maqueta ya dan muestras de un potencial más ambicioso que ambiguo, con las incorporaciones de Jaime Lasaosa a la guitarra principal y coros, y del magnífico y contundente, Héctor Salvador a la batería, amigo y componente de Spirits in the night, con sus tributos nada más y nada menos que a Bruce Springsteen. Y con estos hallazgos tan espectaculares, como casi divinos, el rock and roll siempre fue más fácil, siempre fue a más… ¿por qué? Porque en el resurgir desde el acero metálico de cuerdas de guitarras, a través del fango y los aplausos, siempre se sudan gritos de rock, ese rock añejo que por los cuatro costados del horizonte asoman sus sonidos más traviesos, cautivos y vivos. A ellos se les añade la incorporación de Beatriz Pérez en los teclados, maravillosa, fiel reflejo del esfuerzo de que hay un gran y precioso argumento para enriquecer la tesis que demuestra y aprueba: esa proposición convencible y necesaria para seguir creciendo a nivel personal como artístico. Todo es factible en este mundo real, pero si sois capaces de cruzar esa fina línea de autopista y llegar hasta mí traed vuestras mejores guitarras y disparad esos riffs repitiéndolos sin cesar con una habilidad excepcional, a lo Led Zeppelin. Ese es el principal sendero para llegar a ese Hotel, perdido entre una salvaje vegetación naturalista, y al que deseo reservar habitación con mi amante.
Hay viajes que te llevan a hoteles con vistas al mar. Y hay viajes que no te llevan a ninguna parte, o como mucho, a parkings perdidos entre la naturaleza. Pero para hoteles: Hotel. Este grupo rockero de zaragozanos que van directos al viaje más divertido y ambiguo del rock and roll. Un blasfemo auguró en su delirio que: "El rock and roll había muerto." Pero esa expresión ofensiva e injuriosa contra la música, que tanto nos hizo y nos hace gozar, no caerá en un reniego o maldición porque un iluminado intente sobrellevar a su causa votos indefendibles con insultos. La reputación del rock es tan innegable como sagrada, y una vez llegados a nuestro destino, buscaremos por Zaragoza un Hotel confortable donde alojarnos, siempre y cuando nos tengan reservada La Suite.
¿Pero, qué es Hotel? ¿Acaso un hogar donde desayunas frutas y café con tostadas, o es ese lugar donde te despiertas cada día bajo las sábanas con olores de alcohol y música? No. Hotel es ese grupo bandido que te transporta a espacios y rincones siempre por explorar, bendecidos por el rock vintage, que como los buenos vinos, mejorados y revalorizados, demuestran a guitarrazos limpios, la frescura y embriagadez del buen hacer rockero. Estos chicos aragoneses están unidos y convencidos de que a día de hoy aún se puede hacer rock and roll en este país; pese a la gran carga que supone sentir en estos días difíciles algo que se ama y se vive, como un día lo hicieron los Rolling Stones y compañía. No es nada fácil, ni mucho menos rentable. Tan sólo es poder creer en lo que haces y porqué lo haces. Es poder sentir el contacto de una acerada guitarra apoyada en tu estómago, acariciar los trastes como si de un cuerpo femenino se tratase, es seguir tus sueños, creer en ellos, bucear en ellos, amarlos, perseguirlos y quizás un día, sin demasiadas vistas al mar, llegar a la cima de una montaña gloriosa.
Hotel vuelve y se queda para registrarse en recepción y llegar hasta esa habitación que es la cúpula del rock and roll. En esa azotea que te hace bailar, enamorarte y sobre todo te llena de una felicidad absoluta y plena, algo así como la que habita en ti. Alguien ya lo dijo mucho antes: "A los hijos del rock and roll, bienvenidos..." ¿Pero quién es Hotel? ¿Cuál es su biografía? Bien, hagámoslo, hagamos un curriculum vitae de estos zaragozanos.
Se forma el grupo en Zaragoza en 2004. Como si el río Ebro tuviera caudal suficiente como para salirse de su margen y desbordarse, así se desenfrenaban las cabezas de los hermanos Pérez, Jesús y Manolo, dos cerebros pensantes de los sonidos americanos de finales de los sesenta y setenta. Ellos crearon una banda de rock en la que tan sólo pretendían dar salida a todas esas canciones que habitaban o bullían en sus cabezas como tesoros de Alí Babá. Pero la riqueza de esos hallazgos deben de ser revestidos con más identidad y espíritu, algo así como moldear más potencial musical la labor encomiable de lo que debe ser un grupo de rock. Para semejante enredo encontraron al bajista Luis Gómez, era el sicario perfecto para disparar sus cuatro cuerdas y revolucionarlas al máximo exponente musical rockero. Pero se necesitaba más y siempre más es sumar y en su primera maqueta ya dan muestras de un potencial más ambicioso que ambiguo, con las incorporaciones de Jaime Lasaosa a la guitarra principal y coros, y del magnífico y contundente, Héctor Salvador a la batería, amigo y componente de Spirits in the night, con sus tributos nada más y nada menos que a Bruce Springsteen. Y con estos hallazgos tan espectaculares, como casi divinos, el rock and roll siempre fue más fácil, siempre fue a más… ¿por qué? Porque en el resurgir desde el acero metálico de cuerdas de guitarras, a través del fango y los aplausos, siempre se sudan gritos de rock, ese rock añejo que por los cuatro costados del horizonte asoman sus sonidos más traviesos, cautivos y vivos. A ellos se les añade la incorporación de Beatriz Pérez en los teclados, maravillosa, fiel reflejo del esfuerzo de que hay un gran y precioso argumento para enriquecer la tesis que demuestra y aprueba: esa proposición convencible y necesaria para seguir creciendo a nivel personal como artístico. Todo es factible en este mundo real, pero si sois capaces de cruzar esa fina línea de autopista y llegar hasta mí traed vuestras mejores guitarras y disparad esos riffs repitiéndolos sin cesar con una habilidad excepcional, a lo Led Zeppelin. Ese es el principal sendero para llegar a ese Hotel, perdido entre una salvaje vegetación naturalista, y al que deseo reservar habitación con mi amante.
Cuatro años es demasiado tiempo para no hacer nada, o hacerlo todo, perseverar en una idea, creer en ese estado, divulgar poco a poco tus sonidos, disfrutarlos, sentirlos… Los buenos tiempos vienen y a la vez se van y regresan queriéndose quedar, pero se fugan como fantasmas en una noche de halo grisáceo, como fantasmas en un horizonte difuminado. En 2005, crean la primera maqueta compuesta por doce temas que ya recogían la influencia más básica de Hotel. Un viaje por esos años de finales de los sesenta y principios de los setenta, una grabación que contó con músicos como Lucho Esparcia, Dani Blesa, y Esdras Boyajian.
"La Suite de Marc Star" (2008) se grabó como premio del III Concurso Nacional de Interpeñas, en los estudios Inguz de Zaragoza, producido por el holandés Alan Schenk [The Vibrants, Amaral…] quien supo captar a la perfección la fuerza y la sonoridad natural del directo de la banda. Consta de siete canciones plenas de guitarreo, de espíritu retro y de feeling roquero, cuenta con colaboraciones de lujo como la del violinista Jaime Lapeña, o la del guitarrista argentino Lucho Esparcia. Matías Uribe, crítico musical, consideró este disco como merecedor de cuatro estrellas. Luego llegó como el rayo que precede al trueno, su tercer trabajo, siempre peligroso y asustadizo. Ls más grandes de la historia musical, siempre tuvieron ese pánico a su tercer disco, ese que te realza, o que te hunde definitivamente. Hotel, no salió reforzado, pero tampoco se hundió en su Titanic particular. Naufragó sí, pero con el salvavidas siempre puesto, el rock nunca agoniza ni se ahoga, siempre y cuando se siga apostando y dejándose la piel, y ellos lo hicieron.
"Mujer Satélite" (2011), grabado en 2010 en ASK, (Madrid) studio del mítico Alejo Stivel (Tequila). Esa gran factoría de los éxitos españoles como Sabina y M-Clan, entre otros. Producido por Josu García, músico de extenso recorrido rockero y mano derecha de Stivel en múltiples producciones y componente de bandas tan significativas como La tercera república, Tequila, Amaral, Loquillo, Más Birras, etc. Todo pinta bien, todo parece estar bien. Se navega en mares en calma, esperando coger esas olas y llevarlas a puerto donde aparcan los amantes desesperados, siempre henchidos de amor. Donde la resurrección no es siempre por semana santa y si que es a diario, esa transformación de gusano de seda.
"Tiempo de luz" (2013) sale bajo el sol luminoso y coproducido por la propia banda y Rafa Dominguez, (Bunbury, Guisante, Ink] "Tiempo de luz" fue posible gracias al apoyo económico de los numerosos y fieles seguidores de Hotel a través del ya famoso "crowdfunding". En esta ocasión, Hotel, sin perder su identidad, sin perder sus reseñas, se adentra con éxito en territorio del sonido americano, ese status que da la valentía y la generosidad de nuevos sonidos de Black Crowes, Tom Petty, o incluso el mismísimo Bob Dylan, para facturar once canciones que siguen rezumando la frescura y la inmediatez de las bandas esenciales de rock hecho en castellano… ¡Made In Spain.!
Bien, cinco años después, Hotel vuelve para quedarse con nosotros, amasado está el pan de su nuevo disco, tiene puños fuertes en los que sus nudillos se dejan la piel en esa mezcla, donde presiona repetidamente todas esas sustancias sólidas con un líquido hasta que se forma homogéneamente compacta y blanda su masa. Puedes llamarlo Rock and Roll, pero está ahí y en breve, su cocción será el olor y el hambre de tener nuevo disco de Hotel. Y volaremos por esos cielos cargados de azules y nubes, persiguiendo deidades roqueras, esas que te transportan a una habitación de hotel con vistas a cualquier paisaje. Y saldremos a la terraza con las gafas oscuras de Pepe Risi, en amaneceres con ojos líquidos y rojizos, ocultos bajo el cristal de amor y desamor, de vida y dolor, de fe y esperanza; todo bajo el color verdusco de una mirada tan sutil como práctica, y tan sugestiva como real. Bienvenidos a este mundo real, dónde habitan en hoteles gentes tan dispares como Hotel.
Y ese glam rock de T-Rex, los riffs adhesivos de Keith Richards, esas livianas referencias hacia Gram Parsons, Grateful Dead, siempre sin perder por el camino el propio sello, la etiqueta personal del sonido Hotel, que no es otro con el que se han escrito las mejores páginas la historia del Rock and Roll.
Porque muchos son los logros del grupo, enumerarlos todos es de difícil cometido. Sé que fueron teloneros de míticas bandas como Burning, Obús, La Frontera, y otros de menos empatía como: Despistaos, Melocos, y Garaje Jack… Recorrieron ciudades como Madrid, sala Moby Dick, Valladolid, Lleida, Barcelona, Zaragoza, etc. Apenas puedo recordar todas, lo cierto es que, tienen una larga trayectoria tan real como ficticia, con esa frescura de alimentarnos con berros de río, esos que te dan el alimento natural para cargarte sobre tus pies y alma el dulce sonido de rock. Y salir airosos, reforzados y predispuestos a rocanrrolear siempre que haga falta en tiempo real y moderno, es decir: hoy. Y hoy sé que fueron nominados a muchos premios, no glamurosos, pero si empáticos para cualquier carrera de grupo y sí lo suficientemente buenos como para seguir en el panorama musical como una auténtica banda de rock and roll.
En este atardecer, de una ciudad cualquiera, recuerdo esos parámetros musicales que incitan a la diversidad musical, como amantes preñados de esa sabiduría a la que se adentra a través de la frontera de la piel, los sonidos más mágicos, más sublimes y sobre todo más cautivos, en los enseres del exterior amados. Hotel es ese atardecer de luminosidad radiante, de nubes engendradas de amarillo y rojo, de cielos cuyo vientre serán nacarados y luminosos,como el regazo de una caracola de mar entretenida sobre un mar ancho y definido. Y si esas nubes traen consigo esa lluvia sobre el horizonte, es que estamos a resguardo de la tormenta de Hotel. Y si ese aguacero desfleca en mí sus gotas roqueras, si ese buen hacer, hace despojarme de todas mis vestiduras, sólo una duda me asalta, comprender su causa, si su música pugna esa pared que tengo como freno, si esa música me hará tanto amor como tan inexplicable olvido, como si una mano invisible e indiferente, y sobre todo fría, muy fría, intentase arrebatarme en un pasado el recuerdo amado y querido del rock and roll.
En este atardecer aún recuerdo otro momento, en la gran casa de Madrid, su color, su plomo tempestuoso, con luces de azufre sobre las viviendas de enfrente, sobrevivía en Tablada 25 como un hijo del rock and roll. Eran tiempos buenos y bellos, el rock nació, vivió, y espero no morir sin haber descubierto esa fórmula mágica que lo hace imperecedero… un deseo apremiante. Pero quizá, ninguna historia de amor sea melancólica sólo por el mero hecho de serlo. Ahora, sin embargo, siento un nudo en mi garganta, o quizás mis dedos se contraen en el teclado del ordenador, por evocar lo que es en nombre, esos días impregnados de gloria: Hotel.
Bueno, no intento ser tan arrogante, pero si lo que amo no lo defienda a muerte...¿acaso mi fuerza, es mi debilidad? Sería posible que aunque siendo vulnerables, hayan sido capaz de permanecer fuera del oleaje cultural de la música que se hace en cualquier ciudad de España, menos escuchada por tanto que la que viene de la otra costa. No, el rock no ha muerto y estos chicos de Hotel reaparecen de la mano mágica de su manager Pilar Vázquez en una fiesta, el 5 de julio en el Hard Rock de Madrid donde nos deleitarán con sus viejas canciones, sus nuevos temas y alguna sorpresa para sus invitados de excepción... Hotel, van a sacarte de tu error, a demostrarte que todo es limpio, todo tiene su olor, sabor, su baile y su descanso, su fiebre y su paz… Pero yo quiero resurgir de esos años atrás, donde la condena del rock eran grilletes que hacían heridas y todavía lo hacen; bueno los aplausos y la cerveza ingerida, hacen que el fango sea más de barro que otra cosa.
Me despido Hotel con sólo un consejo: “Si tenéis pelotas, si vuestros arrestos son los necesarios para conquistar este mundo musical con vuestro rock and roll, no dudéis en desafiar con vuestras guitarras, este vacío que impera en estos días grises el sombrío panorama musical español. Así que levantad vuestros sonidos y dejadme ver como lo hacéis, porque sabemos lo que quedará mañana, cuando ese sonido se oxide y nadie lo repesque, todo estará perdido… Son tiempos duros, lo sé. Son tiempos de esperanza, vienen y van, pero, dejadme ver como lo conseguís, vamos, traed vuestras guitarras de rock and roll. Suerte en vuestro nuevo trabajo, salud y rock and roll. Nos vemos pronto chicos.