Por: Eugenio Zázzara
Andrew Fearn le da al play a su portátil y ya, su parte de trabajo está hecha. A Sleaford Mods se le podría tranquilamente tildar de genios, por haber tenido una única idea, sencilla y excepcional: llevar el punk a sus extremas consecuencias. ¿Para qué fastidiarme con tocar unas bases musicales que (casi) cualquiera podría tocar, cuando una máquina puede hacerlo por mí? Si uno puede conseguir lo máximo con el mínimo esfuerzo, pues a por ello, dando saltitos con una Red Bull en la mano. Ya que el punk fue una reacción a lo cerebral y complejo que se había vuelto el rock en los setenta (el prog, especialmente) y hacía de la escasa capacidad técnica de sus músicos un punto fuerte, Fearn ha dejado atrás ya cualquier tipo de hipocresía: que sean las máquinas quienes hagan el trabajo sucio. Una audiencia embelesada y totalmente conquistada por un tío dándole a una tecla y bebiéndose un refresco y otro despotricando en un micrófono con movidas y zalamerías. Si uno lo piensa, es vanguardista.
Al grito de "less is more" y "DIY" se formaron los Sleaford Mods en 2007, y no habría podido ser de otra forma. Posiblemente una de las bandas más originales que hayan salido a la luz en los años 2000 en el ámbito rockero. Jason Williamson se dejó conquistar muy pronto por la leyenda y las anécdotas de la cultura mod y empezó desde bastante pronto a buscarse la vida sin mucho éxito como músico en bandas variadas, aunque sí llegó a tocar con gente de la clase de Spiritualized, por decir un nombre. Posiblemente ni él hubiese esperado que la fama se la traería algo que tal vez le haya más bien traído problemas más que otra cosa, es decir su fuerte acento de las East Midlands, con el cual empezó a contar sus historias sobre paro, condiciones de trabajo, celebridades, cultura pop, capitalismo y sobre la sociedad en general. Como en "Army Nights", uno de los primeros temas de la noche en el Teatro Barceló, donde los trae Houston Party Music.
Si a nivel de temas la cultura mod ha sido el primer punto de referencia de Williamson, su sprechgesang (una técnica vocal que mezcla canto y habla) toma inspiración de Wu-Tang Clan por un lado, pero también por referencias directas como Johnny Rotten y Jello Biafra (este último en la manera peculiar con la cual Williamson hace vibrar las vocales en final de palabra).
Si hasta el 2012 los contenidos estaban cubiertos, entonces llega Andrew Fearn a darle forma y contexto a las filípicas de Williamson, con unas bases tan lineales, sencillas y a la vez pujantes que son el medio perfecto para convoyar las líricas virulentas del cantante. Como en "Moptop", donde la voz del dúo la toma con Boris Johnson, ya alcalde de Londres y actual ministro del gobierno inglés, dando voz a sus ganas de dejar de discusiones y zurrarle la badana. La música de Fearn, aún sin alejarse mucho de su plantilla original, ha ido extendiendo un poco su espectro, pasando ahora del minimalismo extremo de "Just Like We Do", una critica sarcástica a quienes se quedan anclados en el pasado, al ritmo rápido de"‘Giddy On The Ciggies", que recuerda un poco al estilo de Sound. Otras veces el sonido se vuelve más sucio y garaje, como en "Air Conditioning", o más funky y rítmico, como en "Silly Me" o "Snout", que casi parece remedar a grupos como Lizzy Mercier Descloux.
Desde este punto de vista, el último álbum "English Tapas" introduce unos cambios interesantes hacia este tipo de géneros y sonoridades en una fórmula que, a pesar de sus premisas brillantes, corre el riesgo de recrearse demasiado en sí misma y desperdiciar lo bueno que los Sleaford Mods han ido cosechando en los últimos años.
Ya que su punto de partida fue un minimalismo duro y puro, las posibilidades de invención son muchísimas, así que no nos vamos a aburrir, eso seguro. De momento, el dúo de East Midlands se lleva a casa otro aforo completo en esta exitosa gira que están emprendiendo: os habéis quedado con nosotros otra vez.