Por: Artemio Payá
Casi asomándonos a la tercera década del siglo veintiuno tenemos todos claro que que la época dorada del rock and roll no es que esté pasada, sino que ya queda muy muy lejana y que parece que resulte necesario buscar nuevas vías dentro de la música, pero nunca entenderé porqué la facción más lúdica, arrabalera y festiva ha sido apartada a una cuneta como algo residual y no se le da la importancia que tiene, ya que en los tiempos que vivimos este sonido es absolutamente necesario. Ver como estos cinco tipos se siguen subiendo al escenario después de dieciocho años con la intención de montar una ceremonia de desenfreno es para ponerles un monumento, y sobre todo si después de siete álbumes siguen dando con la tecla y su particular receta sigue funcionando como nunca (o mejor).
Aparte de lo estrictamente musical, en este nuevo trabajo de Los Chicos encontramos ciertos paralelismos con su anterior "Rockpile of Shit", ya que vuelven a hacer un guiño a los grandes del pub rock en la portada aunque en este caso más que guiño es un tributo total a "Let it Roll" de Dr Feelgood, y además de esto siguen confiando en su amigo Johnny Casino (Asteriod B-612) para las labores de producción, ahora con un sonido un punto más crudo y afilado.
No es necesario volver a explicar a qué se dedican estos truhanes, la coctelera está petada de los más granado de los sonidos bullangueros que se han alumbrado desde los años cincuenta convenientemente regados con abundante cerveza y cocidos en una marmita de callos a la madrileña. Lo importante es que nos vuelven a regalar catorce centramínicos temas de menos de dos minutos y medio ( bueno vale, uno de ellos se va hasta los cuatro) y no sólo eso sino que "By Medical Prescption" cuenta con más himnos que sus anteriores elepés. A destacar el demoledor inicio a base de punkrock ("Restless Noise"); soul ("Land of a Million Dances") o rhythm and blues ("Rock and Roll Ring") en las que es imposible mantener los pies quietos y no levantar el puño al cielo, pero en cualquier caso es tónica general en todo el álbum, ya que como decía más arriba está salpicado de hits: "This Grease Stained Heart" es irresistible; "Beer ain't drinking", "King of the Party" o "How you like it" están fabricadas para desgastar pista de baile; "Church of Los Chicos" es un epinicio country punk ideal para acudir a sus misas y "Nothing" es sin duda de lo mejorcito que han hecho nunca.
Es un placer que sigan como siempre, que no cambien nunca y que sigan creando canciones que nos transmitan pasión por el rock, que nos insuflen alegría, energía y ganas de pasarlo bien. Se necesitan muchas mas bandas así, discos de este pelaje deberían ser escuchados por prescripción médica (o por decreto ley).