Por: Txema Mañeru
La joven, pero ya prestigiosa y consagrada, cantante y bajista de blues Danielle Nicole ha llegado al prestigioso sello Concord Records para quedarse. Con ellos debutó hace tres años en solitario con un precioso "Wolf Den". Como tiene ideas propias y no quiere limitarse a recrear el blues clásico, ella misma compuso 11 de los 12 temas del trabajo. Sólo se permitió una licencia. ¡Pero vaya licencia! Es una delicia escuchar su gran versión del "Feel like breaking up somebody’s home" que popularizaron, ni más ni menos, que Etta James y Albert King.
Pero Nicole no había salido de la nada. Antes comenzó en sus Kansas natal, donde son auténticos ídolos, con su banda familiar de blues-rock Trampled Under Foot junto a sus hermanos. El caso es que para formar parte de ella le tocó en suerte tocar el bajo cuando había comenzado con la guitarra, consagrándose finalmente como una maestra del instrumento. De hecho ganó un Grammy en 2015 y otro con la banda por el disco "Badlands". También se ha convertido en la única mujer en ganar un Blues Music Award como mejor instrumentista. En su caso, con el bajo, claro. En su debut le acompañaron el guitarrista y multi-instrumentista Brandon Miller y el batería Rodd Bland, hijo del legendario cantante Bobby “Blue” Bland, con quien comenzó tocando además de con B.B. King.
Para su nuevo disco, "Cry No More" (Concord Records / Distrijazz), el acompañamiento instrumental produce auténtico vértigo. Otra prueba más de su prestigio y valía propia e individual. En la batería está en todos los temas el gran Tony Braunagel, que ha tocado junto a Taj Mahal, Eric Burdon o una Bonnie Raitt con la que Danielle tiene más de un punto en común. Además ejerce de brillane productor y hasta colabora en algunas composiciones. En el destacado órgano y otros teclados se alternan Mike y Kely Finnigan, saliendo en muchos temas Mike Sedovic. Es en las guitarras donde reúne un mayor número de estrellas. Comenzando por Luther Dickinson (North Mississippi Allstars, The Black Crowes) y siguiendo por Walter Trout, Kenny Wayne Shepherd y Sonny Landreth. Además de estas invitaciones puntuales a lo largo del disco desborda con su maestría Johnny Lee Schell.
Vuelven a dominar en este trabajo los temas propios por mayoría, pero hay algunas significativas y destacadas versiones. De hecho arranca con una de ellas, una enérgica "Crawl", en la que ya destaca el trabajo de los coros a cargo de Maxanne Lewis y Kudisan Kai, presentes para bien en un buen montón de temas. También brilla ella con su propia voz y los juegos con las dos guitarras, recordando ese conjunto, como ya hemos mencionado antes, a la mejor Bonnie Raitt. Luego llega la propia "I’m going home", con mucha garra y brillando el órgano de Mike Finnigan. La sección de ritmo encabezada por su potente bajo, suena trepidante y los detalles de Sonny Landreth con la slide guitar son una gozada.
Se acercará en algunos momentos al soul, por ejemplo a través de la excelente versión del "Hot Spell" de Bill Withers. En "Cry no more" su voz suena realmente sentida, los coros vuelven a deslumbrar y los finos punteos de Schell dan el toque mágico. Otra de las escasas versiones es el "Poison the well", de Maia Sharp y Pamela Rose, un buen y elegante tema lento con destacado órgano a cargo de Kelly Finnigan. Se aproxima al folk con sonido acústico en su preciosa y relajada "Bobby" para luego hacer explotar las guitarras de Schell y Kenny Wayne Shepherd en "Save me". Se trata de mi tema favorito, su voz suena pletórica y con ramalazos soul y el órgano de Sedovic es otra gozada. Las otras dos versiones presentes, entre un total de catorce temas y más de una hora de excelente música, son el "How come U don’t call me anymore" de Prince Rogers Nelson y el emotivo cierre con el "Lord I just can’t keep from crying" de Blind Willie Johnson, que cuenta con la gran presencia de Luther Dickinson.
Pero hay más temas de Danielle brillantes. Es el caso del estupendo lento "My heart remains", con su gran garganta brillando en solitario y los buenos punteos de "Monster" Mike Wlech y el Wurlitzer de Sedovic. Otra canción especial es su dueto con Kelly Finnigan, "Someday you might change your mind", en el que mete su órgano el propio Kelly. Eso sí, los mejores momentos son con ella casi sin acompañamiento musical en las voces. ¡Un grandísimo disco para una joven ya absolutamente consagrada y con inmejorable presente y esplendoroso futuro!