Qué importante resulta encontrar una melodía, una voz y un fraseo reconocible a la hora de enfrentarse a un disco. Una serie de rasgos ante los que sorprender al oyente, transportándole hasta hacerle encontrarse en el escenario de un crimen que conoce con absoluta familiaridad. Elementos sencillos, quizás básicos, y hasta insultantes por la sinceridad que encierran; que muestren que detrás de todo aquello, encontrarás un discurso que podrías sentir como propio, algo que será capaz de tocarte por dentro sin necesidad de recurrir a estridencias, alaracas, ni a producciones barrocas que escondan infinidad de trampas que no hacen más que ocultar el vacío absoluto.
Pues bien, "La Vida no vale Nada", el primer largo que firman Leone, encierra todas esas maravillosas características en un puñado de frases, acordes y en definitiva en unas cuantas canciones, pero mejor vayamos por partes, puesto que aquí, señores y señoras, tenemos muchos que desentrañar, así que vayamos a la tarea.
Leone es una banda que está formada por viejos combatientes de nuestra escena underground, donde militan Jesús Canet –Motel 3- y Juan Pérez Marina –Corcobado-, Manuel Cahuchola –Paul Collins- y Jesús Alonso –Corcobado-, que se han juntado, en espectacular estado de gracia, todo sea dicho, para firmar un disco que si bien podemos clasificar de manera ligera dentro de la categoría del rock, no se corta ni lo más mínimo a la hora de acercarse hasta géneros relativamente alejados de tal etiqueta, mezclándolos con absoluta genialidad, con la sabiduría que exige remozar estilos tan diversos como la copla, la tarantela, el pasodoble y el western, para firmar un trabajo reivindicativo, lleno de desamor, taciturno, noctámbulo y a ratitos crápula, por el que se presentan algunos de los fantasmas musicales favoritos de quien emocionado suscribe estas líneas, que sabe que éstas canciones están hechas para tocar los corazones de los hombres de buen querer.
Abren fuego con la acertada "El Presidiario", de combativo y amoroso ritmo, dando la alternativa al groove espirituoso de "Sed de Mal", con esos latigazos de guitarra tan raciales, y al concepto más cercano al pop que manejan en la quebradiza "Amanecerá", instantes antes de que interpreten "A tu Vera", un trallazo en toda regla, con aromas a pasodoble, donde la sombra alargada del mejor Corcobado y de Gabinete Caligari sirven para firmar una de las canciones del año sin lugar a dudas.
También encuentran lugar para buscar en paisajes oníricos con "La Nana del Caballo Chico", sirviéndose de un ritmo casi de vals, para hilvanar una preciosa letra de tonos costumbristas, retomando a los ritmos más arrabaleros en "La Puerta Abierta", tirando de escobillas, acercándose al western de Pájaro, abrazando la tarantela, en otra gran letra de amor y espinas, con la que siguen rayando a gran altura, acelerando el pistón con el arrebato de libertad que supone "El Inmoralista".
El regusto de tan gran cancionero sigue creciendo con la cadencia y los vientos que incluyen en "La Vida no Vale Nada", sabia enseñanza de vida, donde abogan por bebernos la existencia al día sin guardarnos ni un ápice, y con "Semana Santa", con esa maraña de guitarras, con esa interpretación semi-cazallera y sumamente provocativa, rematando la faena, de dos orejas por supuesto con "Carmencica la Churrera", otra tonada de aires infantiles, atmosférica, repleta de buenos deseos y un deje de añoranza.
Creo que ante tan contundente colección de canciones solo cabe añadir con la sana intención de ayudar a los indecisos, que cada segundo del minutaje de este "La Vida no vale Nada" está más que justificado. Es una obra que anuncia grandeza desde el comienzo, pero que una vez desentrañada deja con ganas de más, gracias a su poso descarado, canalla y arrebatador que logra dejar huella en lo más hondo, mientras el oyente se va dando cuenta de que tras el nombre de "Leone" ha llegado un proyecto muy serio y muy a tener en cuenta.