Por: Kepa Arbizu
La guerra, ya sea como concepto genérico, en sus manifestaciones concretas, o por su valor simbólico en cuanto a componente inseparable a la condición humana, es un elemento que siempre ha estado muy presente en la historia del arte. Tantas apariciones casi como maneras de afrontar su reflexión y/o exposición. Una muy poca habitual es ceder el protagonismo a aquellos que la han vivido en sus propias carnes, transformando dicha experiencia en una creativa. Precisamente ese es el cometido de la asociación norteamericana Songwriting with Soldiers, creada por Darden Smith, que reúne a veteranos de diferentes contiendas bélicas para lograr tal fin. Una propuesta que ha despertado el interés de unos cuantos músicos, entre ellos Mary Gauthier, quien no ha dudado en trasladar ese concepto a su entorno hasta dar forma a su nuevo disco "Rifles and Rosary Beads", en el que la autoría queda expresamente compartida con todos aquellos ex combatientes, familiares y allegados que se han decidido a exteriorizar episodios particulares.
La intérprete y compositora estadounidense siempre ha tenido un especial interés y dedicación por plasmar a través de sus canciones historias de personajes, y en ocasiones las suyas propias, a los que de una u otra manera ha arrinconado la realidad. No es por lo tanto extraño verla ahora entregando la palabra a aquellos sujetos que han padecido situaciones extremas y la consiguiente afectación a la forma de entender su existencia. Porque en verdad, pese a su rotunda portada, en ningún momento este trabajo busca un posicionamiento políticamente explícito, al contrario, da por asumida la buena y honrosa labor de los implicados, lo que no conlleva por otro lado rehuir la sinceridad con que estos manifiestan lo sucedido y sobre todo la carga que ha significado.
Pese a la peculiaridad del proyecto, musicalmente se integra perfectamente en la idiosincrasia de Mary Gauthier, históricamente marcada por un sonido de raíces elegantemente rasgado y tendente a desarrollarse en ambientes oscuros. La utilización en esta ocasión de una instrumentación cuidada y que alcanza una alta presencia, sin necesidad de exhibiciones fatuas, logra impulsarlo todavía más hasta un estado que le sitúa como una de las grabaciones más logradas en el currículum de la artista y donde ha sido capaz de extraer en toda su dimensión las cualidades que tan bien ha expuesto en estos veinte años de carrera.
"Soldiering On", la canción inicial, resulta de los más relevante a la hora de reflejar lo que es la esencia argumental, o cuanto menos uno de las más relevantes, del disco: la difícil, imposible en verdad, adecuación y adaptación a la vida ordinaria tras el paso por el campo de batalla. Además de ello también sirve para sentar las bases de un rock de raíces que suena estremecedor bajo una densa intensidad, características que encajarían perfectamente en el perfil de una Lucinda Williams. Un tono pantanoso, más en lo instrumental que una interpretación que se torna algo más delicada y melódica, que seguirá reinando en "Brothers", esta vez hábilmente dirigida para mostrar la también existente discriminación a la mujer en la épica bélica, o en el cruce de caminos entre el gospel y el blues visible en "Got Your Six".
Aunque nunca se vaya a extinguir el penetrante acento sureño, y por extensión un latente deje arrastrado, las composiciones se irán balanceando entre diversos ritmos, por ejemplo aquellos de raíz más folk, mostrados en una manifestación lírica y épica, con ademanes que recuerdan a Patty Griffin, en "The War After the War." La presencia de la armónica, tocada por la propia cantante, para nada se manifestará de manera anecdótica o relegada a un segundo plano, en temas como, sobre todo, "Still on the Ride" su aportación es capital para potenciar la íntima melancolía, lo mismo que en el desnudo y sutilmente descarnado tema homónimo. "Bullet Holes in the Sky", posiblemente la poseedora de los versos mejor dirigidos poéticamente a reflejar ese inevitable pasado marcado por el ruido de las balas, se desarrolla con forma apacible mientras que el final, expuesto por "Stronger Together", se encamina bajo un entorno de camaradería y tintes religiosos.
Mary Gauthier ha confeccionado un disco en el que ha vuelto a situar como centro de su imaginario a individuos que no encuentran el encaja deseado en la realidad cotidiana. El elemento distintivo de este "Rifles and Rosary Beads" es que los protagonistas pertenecen a un entorno concreto y muy significativo como es el de los veteranos de guerra y que es su propia experiencia la que alimenta las composiciones. Sea o no la causa esa realista subjetividad, el resultado global se descubre como un excelente y estremecedor álbum que contiene esa envidiable capacidad de seguir sonando en tu cabeza mucho tiempo después de haberse detenido la música.