Por: Javier González
Si estableciéramos una lista con las mejores bandas del rock nacional de todos los tiempos, no cabe la menor duda de que Loquillo y Trogloditas se colarían por derecho propio en los primeros puestos de dicha clasificación. Su trayectoria, un buen puñado de canciones y sobre un conjunto de discos maravillosos, les avalan como más que serios candidatos a ocupar uno de los tres primeros puestos de dicha lista.
Es por ello que celebramos el hecho de que Warner, la actual discográfica del Loco, haya tenido la maravillosa idea de editar una caja, de espectacular formato y presentación, que bajo el título de “Discografia”, recoge los once trabajos de estudio que Loquillo y Trogloditas grabaron en su día, constatando que el legado de los barceloneses quedará para la posteridad como un legado de leyenda.
La historia comienza de manera inmejorable con su primera obra, un trabajo urgente, directo, de estética rocker y actitud punk, grabado en poco días y tomas, rodeados de un conjunto de amigos emparentados con la incipiente movida madrileña. Durante aquellos días sin final se dejaron caer por el estudio de grabación mitos de la talla de Ulises Montero, Alaska, Ana Curra, Julián Hernández o Poch, entre otros.
La producción, de escasos medios y con tonos oscuros, que corre a cargo de Jesús N. Gómez, le sienta de maravilla a un conjunto de himnos legados a la posteridad como "El Ritmo del Garage", "Cadillac Solitario", "Pégate a Mí", "María", "No Surf" o "Barcelona Ciudad", que ya muestran a una banda que contiene elementos muy a tener en cuenta. Un vocalista con madera de estrella, un compositor en permanente estado de gracia como Sabino Méndez, que además sabe de sobra lo que es una guitarra rítmica, y una banda con una poderosa base que corre a cargo de Jordi Vila, la pegada, y Simón Ramírez, el temple, aderezados por un maravilloso guitarra solista como Ricard Puigdomenech, afilado a ratos y a ratos delicado, demostrando que su entrada en la leyenda solo sería cuestión de tiempo.
Solo un año más tarde ve la luz un trabajo de apenas cinco canciones donde Loquillo y Trogloditas vuelven a dejar claros sus postulados: Su amor al punk, su cercanía ideológica a Burning y un componente de urgencia adolescente que hacen de ésta obra menor, al menos en cuanto a duración, otro hito a tener en cuenta.
El disco incluye algunas canciones más desconocidas como la combativa "77", la muy adolescente "Enamorado de la Dependienta de Patatas Fritas", y la muy notable, aunque a ratos políticamente incorrecta, al menos para los cánones bienpensantes de hoy en día, "Canción de Amor", que comparten protagonismo con la genial, y en ocasiones todavía dentro del repertorio, "En las Calles de Madrid", ese alegato a la ciudad que les acogió y que también les asfixió, como a todos, con aquel homenaje eterno a Pepe Risi, que aún hoy sigue sobrecogiendo al escucharlo, y que habla a las claras de que el binomio Loco/Sabino siempre supo de dónde venía y hacia dónde iban.
Apenas poco más de quince días de 1985 hicieron falta para que Loquillo y Los Trogloditas dieran vida a "La Mafia del Baile". Un trabajo que supone todo un salto al vacío para los barceloneses, con producción internacional a cargo de Steve Taylor, y el primer álbum que en su día editaron de la mano de Hispavox.
Desde la portada, con foto en blanco y negro de la banda en una armería, a cargo de Manuel Esclusa, se nos anuncia un trabajo grande, con mayor peso de la instrumentación de una banda embutida en chupas de cuero y un Loquillo en traje, un detalle a priori baladí que con el tiempo quedaría esclarecido.
En el interior encontramos el alegato antibelicista de "Bajo Banderas", la licántropa "Carne para Linda", que aún hoy sigue paseándose con muy buena salud por los escenarios, y cortes tan maravillosos como "Chanel, Cocaína y Don Perignon", todo un clásico, y "Rock Suave", otra declaración de intenciones, unido a grandes temas como "Leyenda", la titular "La Mafia del Baile" e "Himno de Prostitutas".
Quizás lo que más sorprenda de toda la colección de canciones sea la enorme apertura musical, simbolizada en "La Calle dónde ella Vive", cercana por concepto y arreglos a los temas firmados por los miembros del Rat Pack, y el espíritu skatalítico y casi mod de "Faraón".
Mención aparte merece "El País te Necesita", una canción contraria al adoctrinamiento militar, que con su fuerza y contundencia se ha declarado como unas de las grandes composiciones de los catalanes, lástima que no haya tenido una mayor continuidad en su repertorio, y "Las Sombras del Autocine", otro auténtico temazo.
El cuarto álbum de la banda vuelve a suponer otro hito en el camino de Loquillo y Trogloditas, ya que "Mis Problemas con las Mujeres" fue en su día el primer disco de Oro de la banda.
En las labores de producción repetirá Steve Taylor, quien comparte la autoría de la misma con un mito nacional como el tristemente desaparecido Tony Luz, siendo un trabajo en que los temas firmados por Sabino comparten protagonismo con los elaborados a medias entre Loquillo y Sergio Fecé, teclista que se incorpora a la banda, y los de Ricard Puigdomenech, aunque siguen siendo los del primero los que merecen el reconocimiento comercial y en cierta medida los que quedaron al servicio de la eternidad.
En lo musical nos encontramos con un refinamiento en el sonido, aunque sin por ello perder la urgencia y la pegada, que se conservan en el marco de un álbum heterodoxo, en el que trasluce el rock de hechuras clásicas, la herencia del punk, la rumba y hasta el swing de una manera más definida.
Un trabajo que nos ha legado canciones míticas como "La Mataré", donde el componente racial catalán, en toque de rumba, se une al rock heterodoxo y acertado para trasladarnos a una historia de amor y violencia que hoy en día sigue consiguiendo conmover, "Siempre Libre", con esa franqueza y ansias de vivir, que entronca a la perfección con el mensaje de "Piratas".
En cuanto a las canciones ocultas, personalmente destacaría el buen hacer de "El Fantasma de Elvis", uno de esos cortes vacilones, con sus coros doo-woop, hacia los que siempre he sentido un cariño especial, el rock urgente de "Ya no puedo Bailar" y la sencillez de "Algún día Moriremos".
Otra de las grandes obras en la ya por aquel entonces extensa trayectoria de Loquillo y Trogloditas, convertidos ya en una banda de referencia dentro de nuestro rock, entregan ahora una trabajo redondo, donde las habituales marcas de fabrica de la banda vuelven a relucir en lo que sería el momento más álgido antes del abismo que provocarían los excesos, la vida en la carretera y las drogas que presumiblemente andaban afectando a Sabino Méndez y Jordi Vila.
Unos hechos que estaban a la vuelta de la esquina pero que no evitaron que el gran público abrazara a los catalanes a través de himnos como "Todo el Mundo ama a Isabel", enorme de cabo a rabo, "El Rompeolas" y "Besos Robados", a las que había que sumar la maravillosa versión de "La Mala Reputación", el Loco y su amor por la canción francesa, "La Guerra Civil", homenaje a la generación de Santiago Sanz, padre del Loco y artillero durante la guerra, o la genial "Dioses".
La gira de presentación del mismo nos legó al año siguiente el "¡A por Ellos…! Que son pocos y Cobardes", fiel reflejo de lo que era la banda en directo, potente en directo e imparables sobre las tablas, un segundo antes de que todo se dinamitara y comenzara una nueva etapa en la que del barco acabaría bajándose Sabino Méndez. Tocaba mutar y vaya si lo hicieron.
El comienzo de la década supondrá todo un cambio en el entramado de Loquillo y Trogloditas. Sabino Méndez ha abandonado el seno de la formación por lo que la faceta compositiva queda sin su principal referente. Ahora les tocará asumir esa faceta a varios miembros de la banda, el propio Loquillo firmará varios temas conformando tándem con Sergi Fece, con la particularidad de que debido a unos problemas legales que les enfrenta a la editorial, las canciones deberá firmarlas Santiago Sanz, el padre de Loquillo. También contribuirán en dicha faceta Simón y Ricard, incorporándose para la colección final un tema, "Brillar y Brillar", composición de Gabriel Sopeña, músico aragonés y catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Zaragoza, quien entrará en la órbita de Loquillo para no abandonarla jamás, hasta el punto de convertirse en un personaje clave en el futuro de su carrera.
Hombres es un disco de cambios, que muestra la faceta masculina más descarada de la formación, casi temático, aunque al final la colección se alargara in extremis, rompiendo en parte su eje. Por momentos bronco, emotivo y hasta dulce. A veces desbocado en lo guitarrero, quizás debería haber contado con una producción más cuidada, pero que sigue mostrando una banda potente, en un duro momento de reconversión, pero ampliando miras y en definitiva buscando nuevos cauces de supervivencia interna en un momento convulso de reinvención.
Para la posteridad quedan el alegato de "Simpatía por los Stones", "Un Hombre puede Llorar" y "Brillar y Brillar" que junto a la que da título al disco, "Hombres", forman un maravilloso cuarteto. Aunque no engañaremos a nadie si decimos que de cuando en cuando conviene volver la vista atrás para darse un atracón con las excesivas "Tarta de Limón" y "Pistas de Choque", ya que encierran una magia y una urgencia que taladra oídos y corazones.
Echar la vista atrás para observar el cancionero que firmaron Loquillo y Trogloditas en "Mientras Respiremos" representa un ejercicio de justicia y de absoluto disfrute. Quizás estemos hablando de un disco que no salga tanto en las conversaciones como otros firmados por la banda entre los favoritos de sus fans, pero que sí encierra un conjunto de canciones sobresalientes, tocadas con mayor pulso y acierto que la entrega inmediatamente anterior, además de anunciar algunos de los derroteros que tomaría la carrera de Loquillo, ésta vez en solitario, más pronto que tarde.
Nos enfrentamos a un trabajo que conjuga hasta una triple vertiente; de un lado de ambientes que podríamos englobar como rockeros, aunque con parada en el folk y la música country de temas como "El Hombre de Negro", adaptación al castellano convertida en himno del tema de Johnny Cash, por aquel entonces un casi desconocido en nuestro país, o "John Millner", una vez más innegablemente relacionados con el nombre de Gabriel Sopeña; de otro la canción de autor y el cuidado por lo todo lo relacionado con los textos, donde relucen "Dime Por qué" y "La Cofradía", y en última instancia la reinvindicación y el compromiso frente a las torturas de "Los Ojos Vendados", con un vídeo que en su día fue censurado y que causó un gran revuelo, algo que penalizó de nuevo a la formación al verse relegados a un cierto ostracismo.
Además de las canciones ya mencionadas en nuestro corazoncito siempre han tenido un hueco especial temas como "Maldigo mi Destino", su versión de Los Sirex, la banda de su amigo Leslie, "El Renegado", con aquel fraseo aún doliente que dice aquello de cómo extranjeros/ en patria ajena/ con billete de ida/ sin esperanza de vuelta, otra revisión en éste caso de Aurelio y Los Vagabundos titulada "Balada para un Viejo Sombrero", de esos temas de puro y coñac, quizás la más castiza de cuantas canciones ha cantado el Loco, y "Alias el Chino", otro rock mestizo y rumbero de muy buenas hechuras.
Un trabajo que sin lugar brilla con luz propia y que en ésta discografía debería estar entro los favoritos del oyente.
Tras la aventura solista de Loquillo, donde cambia el formato y la intención, se realiza una vuelta al redil con un trabajo como "Tiempos Asesinos". Estamos ante un disco que deberíamos calificar como de irregular, con una clara intención rockera rozando la frontera del punk, una vez más, en el que suben los decibelios, pero al que le faltan un puñado de canciones que emocionen. Adolece de la ausencia de miembros básicos de la banda como Jordi Vila, que deja su lugar de manera momentánea a Enric Illa, en la búsqueda de aire con el que acabar con sus problemas con las drogas, lo que hace que parte del sonido quede diluido, saturado y sin la puntería exacta.
El Loco y sus Troglos vuelven a mostrar nervio y ganas de combatir, firmando temas acelerados como "Canción Urgente", su adaptación del "Ya no hay Héroes", su acercamiento al clásico de The Stranglers, una de las bandas favoritas de siempre de Loquillo, en la que colabora Hugo Cornwell, "Canción Urgente", "Compañeros de Viaje" y la crudeza lírica de "Treinta y Tantos", anunciando el final de una fiesta que muchos estaban tardando en clausurar en el marco de un trabajo al que le falta precisión.
El nuevo siglo supone una época de cambios tanto para Loquillo como para sus Trogloditas en varios aspectos fundamentales. Cabe también mencionar que a la edición de "Tiempos Asesinos", le tomó el relevo el directo "Compañeros de Viaje", un trabajo doble, bien diferenciado, en cuyo disco inicial los barceloneses grababan algunas de las canciones menos evidentes de su discografía en directo, y un segundo en el que rodeados de un buen puñado de amigos, entre los que se encontraba lo más granado del rock patrio como Gabriel Sopeña, Jaime Urrutia, Carlos Segarra, Ramoncín o Pepe Risi, en el que abordaban otra serie de temas míticos de nuestro rock, firmando un álbum mítico, grabado en su Barcelona natal.
"Cuero Español" fue un álbum de difícil grabación, en cuya producción y guitarras participó la diestra mano de un mito como Jaime Stinus, director musical casi desde ese momento de los trabajos del Loco, y un hombre fundamental en la nueva andadura de la banda, quien tuvo que lidiar con unos Troglos que aún padecían las consecuencias de múltiples heridas de guerra, en la grabación no pudieron contar con la participación del guitarrista Xavi Tacker ni del batería Jordi Vila.
El caso es que ahora, a diferencia de discos pretéritos, hay coherencia, una dirección y sobre todo un puñado de canciones incontestables, que anuncian la resurrección de un grupo clave.
Desde la inicial "Quiero Acariciar el Rock and Roll", convertida en legendaria ya que fue una de las últimas composiciones firmadas por el tristemente desaparecido Pepe Risi, puro estilo rockero y un ejercicio de actitud con sabor a barrio, al igual que su compañera "La Sonrisa de Risi", también firmada por el rockero de La Elipa, donde colabora el argentino Andrés Calamaro, que da paso a la adaptación de Farmacia de Guardia "Cazadora de Cuero", con la segunda voz de Jam Albarracín, vocalista de los murcianos, hasta desembocar en "Cuando Fuimos los Mejores", antología melancólica de innegable sabor a The Stranglers, hasta desembocar en el genial universo de Gabriel Sopeña en temas como "Malo", "Por Amor", emocionantes e intensas, y el ajuste con el pasado de "21 de Abril de 1981", la fecha de la primera fecha en Barcelona de Bruce Springsteen.
Un álbum sólido, que da muestra de que la banda, aunque aún con firmes fisuras internas, ha sobrevivido a los momentos de zozobra con cierta solvencia. Ahora vuelve a haber canciones, convertidas en himnos en un futuro, y un plan estratégico que irá culminando, paso a paso, hasta colocar a Loquilo de nuevo en lo más alto. Y aquí está el primer paso para re-edificar su camino, aunque que nadie se lleve a engaños. El siguiente paso no estará exento de incertidumbres… ya que volverían a quedarse sin compañía para el próximo disco.
Loquillo y Trogloditas buscan reposicionarse, saben que hay argumentos de sobra, aunque nada será sencillo. El disco se grabará, bajo la producción de nuevo del maestro Stinus, con la formación Troglodita recuperando a Jordi Vila para logar el cortante y característico sonido de su batería. Contando con la dirección musical de Jordi Pegenaute y con un conjunto de colaboradores de primera línea como Carlos Segarra o Gabriel Sopeña, dos sospechosos habituales, a los que ahora se suma otro nombre ilustre.
Llega el turno de Igor Paskual, el líder de Babylon Chat, una encomiable y llena de buenas intenciones banda de glam-rock, quien seduce al Loco con su actitud, en mitad de un concierto ejerciendo de teloneros al bueno de Igor no se le ocurrió otra cosa que soltarle al público Troglodita algo así como "hemos venido a follarnos a vuestras novias", recibiendo la invitación para colaborar en éste nuevo trabajo, donde aportará canciones, coros, sangre fresca y será en palabras del propio José María Sanz “el encargado de finiquitar el Antiguo Régimen” que imperaba en el seno de la banda.
Si bien es cierto que el disco tuvo sus turbulencias, ya que se graba sin que ninguna compañía lo respalde económicamente, finalmente verá la luz bajo el sello de Blanco y Negro, suponiendo otro aldabonazo en la carrera de la banda.
Se trata de un trabajo de sonido homogéneo, que a día de hoy aguanta varias escuchas del tirón, con un hit firmado a medias entre el Loco y Carlos Segarra que ha ganado peso con el correr de los años como es el caso de "Feo, Fuerte y Formal", en su día lo fue aunque solo para iniciados, que comparte minutaje con temas de aires glam como "Las Chicas del Roxy", original de los mencionados Babylon Chat, junto a las enormes "La Edad de Oro", donde se nota ese aroma tan Stinus y deudor del Bowie de "Heroes", y "Territorios Libres", todo un himno de libertad apolítico.
Y en el que relucen con luz propia su adaptación de "Mi Calle", el clásico de Lone Star, otra de las grandes bandas de la infancia de Loquillo, "Charnego", su homenaje a la Barcelona mestiza que ayudaron a levantar inmigrantes de tantos lados, algo que parece algunos han olvidado en los últimos años, que también lo es a Gato Pérez, y a Marsé y a Rabinad, y su actualización de "Barcelona Ciudad", otro clásico de los propios Loquillo y Trogloditas.
Un paso más en el nuevo ascenso a lo más alto de la banda, donde el reconocimiento mediático creció exponencialmente, pero cuya principal característica es que se reivindica y se asienta la fórmula de trabajo de lo que será el futuro de Loquillo y Trogloditas, encarando la recta del que sería el último disco de estudio de la banda y su particular canto de cisne. Ahora el proyecto camina indisolublemente hacia un solo camino, el de Loquillo, sin los Troglos.
El epitafio sonoro de Loquillo y Trogloditas, al menos en cuanto a lo que estudios de grabación se refiere, es un trabajo casi autobiográfico del vocalista barcelonés, con unos textos personalísimos, donde parece hacerse un recorrido sentimental por su vida, entre guitarras elegantes y sofisticación de aromas innegablemente glam, en los que el protagonismo de sus habituales colaboradores –Igor Paskual, Gabriel Sopeña, Carlos Segarra y Jaime Stinus- comparten espacio, repartiendo terrenos allá donde más brillan sus virtudes, cubriendo los huecos que deja la ausencia a las seis cuerdas de Ricard Puigdomenech, quien abandona la nave en un disco en el que sin embargo vuelven, cerrando el círculo que les vio nacer, a una Dro que nada tiene que ver con aquel pequeño sello que fundó Servando Carballar, ahora es parte de Warner, cuenta con un catálogo envidiable y un conjunto de profesionales como David Bonilla que son de lo mejor del sector.
De entre la colección de temas brillan con luz propia la titular "Arte y Ensayo", toda una declaración de intenciones, con alguna frase que hoy en día ha quedado a todas luces desfasadas, se me viene a la cabeza aquello de “admito mi estilo minoritario”, paradigmático cuanto menos ya que hoy en día la salud comercial del Loco está en su punto más álgido, "Rock´n´ Roll Actitud", un alegato que suena Johnny Hallyday, "El Hijo de Nadie", pura autobiografía, el bombazo de aromas ye-yé que es "Veteranos", su revisión del clásico de Boby Fuller Four rebautizada como "Luché contra la Ley", en cuyos coros aparece Fito Cabrales, y el intimismo afrancesado de "Johnny et Sylvie".
Otro trabajo de altura que sin saber, marcaría el final de una de las colaboraciones más exitosa y de mayor legado en nuestra música. Tras él llegaría el directo "Hermanos de Sangre", con su inmaculada gira, donde los Troglos suenan poderosos en el directo, gracias a la suma del mítico Guille Martín, el aristócrata de Carabanchel, cuyos problemas de salud y posterior fallecimiento, provocarían la entrada en los mismos de Jaime Stinus de manera permanente, echando finalmente el telón de tan magnífica trayectoria abriendo los conciertos en nuestro país de bandas míticas como The Who y The Rolling Stones, como en aquella magnífica tarde que en un escenario único como el ya extinto Vicente Calderón nos despedimos de ellos. De Loquillo y Trogloditas, sin lugar a dudas una de las formaciones que más han marcado nuestra actitud vital, musical, y a la que tenemos que agradecer más buenos momentos musicales a lo largo de nuestras vidas. Gloria eterna del rock and roll español, como le gusta decir a Loquillo.