Sala Fun House Music Bar, Madrid. Martes 6 de febrero del 2018
Por: Eugenio Zázzara
Al entrar en el Fun House Music Bar, lo primero que me llama la atención es una máquina de pin-ball en la cual se impone la imagen de Dirty Harry, con Clint Eastwood inmortalizado en forma de cómic hiperrealista. La explicación de la presencia insólita de ésta en una sala de conciertos es que el Fun House no pertenece estrictamente a la categoría. Es un poco el local de toda la vida, pero con una porción del reducido espacio disponible recortada para dar cabida a un pequeño escenario. El cual, con mi sorpresa, está ocupado por Thalia Zedek que se dispone a acabar con su espectáculo, tocando la última canción. Cierto, por asuntos personales llego a las nueve y media, pero en la página del evento se anunciaban las nueve como horario de abertura de puertas. Según me cuentan, Thalia había empezado como a las nueve menos diez, lo que me resulta bastante inusual. En fin, que me quedo con el recuerdo de su vibrante exhibición con su otra banda E pero, por lo poco que puedo escuchar, no me habría disgustado asistir a una performance más sin filtros y visceral como lo deja intuir su entrega del último tema, solo a guitarra y voz.
El escenario se adapta a los cabeza de cartel en unos segundos, el tiempo en subir el espléndido teclado Nord Electro de Naomi Wang y añadir un micrófono más para Damon Krukowski. Quitad los apellidos y se nos acomoda delante una pareja de dream-folk o dream-pop, según se diga, de las más logradas y oníricas desde la mitad de los años 90. En su momento me quedé pasmado al escuchar un tema tan estremecedor como "Defibrillation", que aparecía en el álbum del 2007 "Within These Walls". No lo tocarán en esta ocasión, pero sí retoman los hilos del pasado proponiendo unos cuantos temas de este disco y de otros en el poco tiempo que tienen a disposición. Sí, porque su primera interacción con el público lo aclara todo. Parece ser que sólo tienen hasta las 22.15 de tiempo para proponer su set... después de ellos, va a haber otro concierto por Dustaphonics. Pero vamos, poder lucir a la Zedek y Damon & Naomi en la misma noche me parece bastante fuerte como elección. En fin, que, a pesar de lo corta que se hace, la exhibición es de las memorables.
Damon con su doce cuerdas, Naomi al teclado, juntos con sus voces que, pese a dar en el clavo por sí solas, consiguen el máximo resultado cuando se unen y se entrecruzan, solapándose con la voz de Naomi que, a menudo, se mueve por un timbre más bajo que la de Damon, que disfruta al ir cazando las octavas más arriesgadas. Su último disco ya se remonta a hace casi tres años, pero los temas de "Fortune" siguen siendo favorecidos en las ejecuciones en vivo recientes. Entre un tema y otro, nos explican que hacen parte de la banda sonora de un cortometraje del mismo nombre rodado por Naomi, y disponible gratuitamente en la red.
Para el final del concierto se junta a ellos la amiga Thalia Zedek, quien tiene merecidamente otra oportunidad para ensayar su voz roca y desgarradora que, junto a las otras dos, forma un conjunto curioso e inédito. Una pena que no se haya podido disfrutar de estas actuaciones durante más tiempo e igual en un escenario con más aforo.