La labor de enfrentarse a un trabajo de presumida arquitectura pop, con título sugerentísimo, y firmado por una de las bandas más interesantes de nuestro panorama reciente, parecía a priori una tarea de lo más agradecida y divertida a las que uno podría enfrentarse en mitad de una madrugada inconcreta; una sensación que realmente debo confesar ha sido magnificada, superada y totalmente pisoteada, tras las sucesivas escuchas del nuevo trabajo de Grises, "De Peces y Árboles".
Y es que varias ideas preconcebidas venían a mi cabeza antes de darle al play, arropado al calor de unos cascos con el texto en blanco delante, antes de sumergirme en la calidez y franqueza de unas letras llamativas, por humanas y punzantes, total anti-alienación, que no solamente relucen en lo puramente lírico, sino que también saben arroparse por un pop secuenciado y tropical, con claro sabor a siglo XXI, que logran dejar un dulce sabor en la boca ante el que es inevitable volver en bucle una y otra vez.
Enganchando desde el segundo cero con un bofetón en toda regla, que insufla fuerza y llama la acción individual, con un acertadísimo titulo como "El Impacto", arrebatando más la tensión si cabe en "Comida para Insectos", donde hablan de la velocidad de la urbe y de la implacable sociedad actual, y afilando sus guitarras en "Gato por Liebre", otro vehemente alegato contra la insensibilidad y la soledad.
Dibujan corcheas y serpentean de la mano de "Papel Quemado", otra crítica contra el vacío de la masa, la ausencia de un pensamiento crítico, en una triste fotografía de nuestro mundo actual, que sin embargo invita a bailar y saltar, mostrando un ambiente tropical y aparentemente más amable en "Mi Mejor Fracaso", otro trallazo que invita a no rendirse, buscando la luz del día en el marco, en un corte que musicalmente es deudor de John Carpenter, antes de encauzarnos con la juguetona "Grita", una mirada a la ventana de nuevos tiempos.
Nos dejamos llevar con "Intrépido Estúpido" a través de una canción rotunda que habla de las poses que adaptamos y las trampas que nos autoimponemos, "Alguien Inmenso", un corte que quizás tenga referencias veladas a la química y a las sensaciones que ésta induce, anticipo de la genial "El Sueño de A.", con una letra perfectamente hilvanada, pura emoción y dolorosa belleza, de lo mejor de todo el minutaje, quizás de toda su trayectoria, que da píe a "Extraña Paradoja", interesante, diversa y llamativa, aunque no más que "Señora Leño", perfecto y festivo fin de fiesta con aromas orientales, que es toda una declaración de amor nada encubierta en busca de una segunda oportunidad, quizás una canción que habla de un aprendizaje en pos de disfrutar de una nueva vida alejada de toda la toxicidad plasmada en los estilos de vida que se muestran en los temas iniciales.
Tras escuchar "De Peces y Árboles" creo que la afirmación de que el pop nos hará libres cobra más sentido que nunca. Encierra canciones críticas, afiladas, de cara amable, que invitan a bailar y a ser cantadas a voz en grito, aunque en mitad de la fiesta aparezca alguna que otra lágrima antes del prometido final feliz.
Un trabajo en el que a buen seguro cualquier oyente audaz será capaz de rastrear las huellas de La Dama se Esconde, Family e inclusive New Order, tamizados por el filtro del nuevo siglo, aderezados por los innegables ramalazos marca de fábrica de Grises, una banda que demuestra que su discurso es amplio y consistente, algo que les ha llevado a firmar la que hasta la fecha es su obra más definida y redonda, solo deseamos que el rimo no se frene y vengan muchas más.