Por: Txema Mañeru
Continúa el ascenso imparable de estas dos hermanas suecas de nombres dylanianos como son Klara y Johanna Söderberg. No me quiero colgar medallas pero yo ya vaticiné esta repercusión lograda cuando debutaron en 2009, con apenas veinte años, con un disco tan guapo como "The Big Black And The Blue". El fenómeno del nuevo folk ya estaba en plena ebullición y entre mucha paja había buen grano como el de estas dos hermanas. Ya se hablaba entonces, con lógica, de nombres como Fleet Foxes, Joanna Newson, Daniel Martin Moore, The Tallest Man On Earth, Emmylou Harris o Laura Gibson.
Ya para su disco anterior, "Stay Gold", ficharon por Columbia / Sony Music y esto fue un fuerte espaldarazo de cara a su repercusión popular. Lógicamente también porque el disco contenía otro buen puñado de canciones excelentemente cantadas. Ahora se han pensado mucho la construcción de este nuevo "Ruins", también para Columbia. Han contado con el prestigioso productor Tucker Martine, que ha trabajado en artistas tan importantes y en su onda como The Decemberists, The Jayhawks, Grandaddy, R.E.M., Iron And Wine, My Morning Jacket, M Ward o Laura Veirs (su mujer), entre un montón más. Quizás por ello y porque a todos ellos les gustan las voces y las canciones de las hermanas, han tocado también en el disco grandes como Peter Buck, de los R.E.M., Glenn Kotche, de Wilco o un Melvin Duffy que se sale en varios temas con la pedal steel. También hay en algunos de los momentos más relajados un maravilloso trío de cuerdas.
Todo esto no serviría de nada si no hubiera buenas canciones. ¡Y vaya si las hay! Yo creo que puede que estemos ante su mejor disco hasta la fecha aunque creo que todavía no han tocado techo tampoco. Comienzan con la preciosa melodía y los arreglos de "Rebel heart". Se acercan al country-folk con hermosos teclados de Steve Moore en el single "It’s a shame" con momentos que encantarán a quienes añoren a la mejor Emmylou Harris. "Fireworks" es otro tema cargado de gran ternura vocal por parte de ambas y Peter Buck se marca breves pero preciosos detalles con su guitarra eléctrica. En "Postcard" llega el momento para el lucimiento de esa pedal steel, aunque el piano de Moore también suena de miedo. En "My wild sweet love", además de la pedal steel, el trío de cuerdas añade una capa más de melancolía a las voces de estas dos grandes cantantes. Además acaban con unos coros que encantarán a los seguidores de propuestas como Mumford & Sons.
La mandolina y las acústica de Buck darán vida a un tema muy folk como "Hem of her dress", en el que nos hablan de vino y whisky con un final, de nuevo, con excelentes y abundantes coros beodos. Finalizan con toques experimentales en una "Nothing has to be true", cuyo inicio vuelve a ser relajado e ideal para seguidores de Emmylou Harris, pero cuyo final épico recuerda a los mejores Fleet Foxes. En cualquier lugar ellas han marcado su propio territorio más que nunca y han logrado la obra de su definitiva consagración mundial.