Kafe Antzokia, Bilbao. Miércoles, 24 de enero del 2017
Texto: Jon Bilbao
Fotografías: Marta Bravo
Un proyecto como The Surfing Magazines suele estar concebido como algo que sus creadores llevan a cabo con la idea de pasar un buen rato, quizá salirse de los parámetros musicales que más controlan y airearse de sus respectivas bandas principales. Así son la mayoría de las veces las bandas denominadas supergrupos y en el caso de esta banda, sí que comparte ideas y sonidos con The Wave Pictures (del que son miembros el guitarrista y cantante David Tattersall y el bajista Franic Rozycki) y con Slow Club (el guitarrista de The Surfing Magazines, Charles Watson, constituye la mitad del dúo), pero si acaso sus semejanzas tienen más que ver con una forma desprejuiciada y directa de entender y crear pop, pues en este nuevo proyecto la paleta de sonidos se ensancha aún más.
Estos tres ingleses, junto con el eficiente batería Dominic Brider (que ya había colaborado con The Wave Picturers) tomaron el escenario pequeño del Kafe Antzoki (el mejor para disfrutar de bandas a poca distancia) nutriendo al personal ya desde el comienzo a base de pop rock de impecable factura, como "Lines & Shadows" o la bailonga "Come To Me Too Soon". Fueron intercalando temas propios como estos con versiones de Dylan ("You Ain´t Going Nowhere" sonó de diez), del Neil Young raruno y excelente del 74 ("Vampire Blues", cantada de forma desganada, como debe ser, por el batería Dominic Brider) e incluso versionaron la canción "I´m A Little Airplane", de Jonathan Richman y de Barrio Sésamo mientras emulaban el avión y lo pasaban, o eso parecía, de miedo. A destacar los prodigiosos punteos de Tattersall mientras hacía, la mayoría de las veces, de vocalista principal. Y es que aunque este tiene en Charles Watson un apoyo irremplazable, desde el principio se intuye que es el líder de The Wave Pictures quien lleva aquí la batuta.
Con un nombre de grupo como el suyo cualquiera podría pensar que su rollo es el surf instrumental y lo cierto es que las únicas dos canciones en esa onda que se incluyen en su único álbum sonaron en el Antzoki para regozijo de los amantes de tan burbujeantes sonidos: primero "A Fran Escaped" y más tarde "Peeping Dom", aunque en otras tantas canciones incluyeron también ciertos motivos surf en el tratamiento de las guitarras. Hubo tiempo para nuevas canciones, o al menos para canciones no incluidas en su único LP, como "Silver Breasts" o "Gene Pitney", esta última entonada con gran convencimiento por Charles Watson.
Obviaron los sonidos de saxo y teclado que impregnan el disco y no se notó para nada su ausencia, dotando estas canciones de un poso más garagero, caso de "Orange & Blue" o de la diddleyana "Goose Feather Bed". Cuando comenzó "Voices Carry Through The Mist" por un momento se la pudo confundir con "Down By The River", y es que las guitarras a lo Crazy Horse seguían ahí también en directo, lejos de ocultar su amor por el canadiense. Se despidieron con la enorme "One Of These Days", country rock con vocación de clásico que va creciendo en intensidad a medida que transcurre. Tras la clásica petición de "más mandanga" nos sorprendieron con una canción que no llegué a reconocer, seguida del mencionado segundo surf instrumental y de uno de sus pelotazos propios, la garagera aunque luminosa "New Day", que puso la guinda a un pastel cocinado con ganas y con muy buena materia prima.