Sant Jordi Club, Barcelona. Viernes, 1 de diciembre del 2017
Por: Blanca Solà
David y Claudia se conocieron en La playa, aquel verano del 96, cuando, entre acordes dolorosos, descubrieron que lo más bonito del planeta sería ir De viaje por el sol, en una nueva dimensión. David solo dedicaba su valioso tiempo a cultivar sus celos y a repasar los Principios Básicos de Astronomía (2009). Claudia solo deseaba Desaparecer y vivir Nuevas sensaciones. Pero existía algo especial entre ellos, el romance con las letras, la emoción del dolor, el dolor del romance, que les producía escuchar juntos, cogidos de sus tibias manos, a su grupo favorito. Encerrarse sin reloj en la habitación, fumarse un cigarro o nueve mil, caer el sol, dormir las calles, cerrar los ojos y ellos, Los Planetas.
Recorrer toda su música con gran admiración, sus notas excéntricas, sus arpegios acariciados y saborearlos con excitación cuando se acercaban las fechas de sus giras. David y Claudia formaban el equipo perfecto para vivir. Y Los Planetas eran la banda sonora de sus vidas. Qué más se podía pedir siendo jóvenes perdidos.
Ellos se recordaban cada noche, abrazados, que aquel concierto que estaba por llegar, les daría El golpe de gracia. Querían llevar a cabo su Plan de fuga y conquistar su propia "Zona Temporalmente Autónoma" (2017) para estar siempre juntos, para nunca separarse.
Y pasaron, sin parpadear, 21 años a Sol y sombra. Aquella dulce y gélida tarde del 1 de diciembre apareció. David y Claudia entrelazaron, nuevamente, sus manos, esta vez, ardientes. Las miradas cómplices se escondían entre las luces estrelladas del escenario, destellos contundentes que enloquecían entre ellos y entre todos los equipos perfectos que asistieron al Sant Jordi Club, en Barcelona. Los Planetas no podían haberlo tocado mejor. Un saber hacer que Jota transmitía con su cercana voz, una voz que, con himnos como "Segundo Premio" o "Santos que yo te pinte" rememoraron el pasado más lejano con elegancia y naturalidad. Casi 120 minutos de felicidad que se palpaban nítidamente entre todos sus fans, entre ellos, también presente Brigitte.
Qué bonito romance saber que siguen su maravillosa trayectoria amando con el folklore actual; "Hierro y Níquel", "Espíritu Olímpico" o "Amanecer" y el indie más sembrado de los años noventa con "Jose y yo" o "Un buen día". Florent, Eric y el resto de planetarios se sentían como en casa, con sonido estrepitoso que retumbaba velozmente con los bailes de los asistentes y, cómo no, de David y Claudia.
Fue realmente emocionante saber que la noche acabaría, pero sin desear llegar al fin. Un final repleto de felicidad inexplicable. Nunca se había vivido un concierto de ellos con tanta perfección vocal, sonora y armoniosa. "Zona temporalmente autónoma" fue, sin duda, un viaje inolvidable a "Islamabad", interpretada con fuerza por Jota y reivindicando la actualidad.
Agradecidos y con humo en sus pulmones, se despidieron de todos después de llevar a cabo varios bises, viendo como el público catalán los aclamaba acordemente sin cesar.
Dulces sueños para David y Claudia. Dulces sueños para todos los equipos perfectos que siempre recordarán su presencia en el espectacular concierto de Los Planetas del 2017.
Y de aquí 21 años ya volveremos a hablar con un Paseo por el parque.