Si hiciéramos una valoración objetiva y desapasionada de aquellos movimientos contemporáneos relacionados con la música pop, realmente genuinos y de raigambre netamente ibérica, solamente habría uno que se nos venga a la cabeza con el calificativo de autónomo, propio y quizás inigualable que resistiría cualquier comparación. Y ese no es otro que la Ruta del Bakalao.
Un movimiento surgido en los años ochenta del pasado siglo en la costa levantina, concretamente adscrito a la provincia de Valencia, en el contexto de un país que abandonaba lentamente el gris de una dictadura de cuarenta años, en mitad de una década convulsa y efervescente en la que la sociedad española quería beberse la libertad de un trago. Un instante, un momento concreto, lleno de ansías y de descreimiento al que aún le quedaba lejos el tortazo de realidad que nos daríamos hacia finales del año 1992, donde bruscamente sufrimos el despertar de un sueño del que a ratos da la sensación que hoy en día sigamos pagando facturas.
Es sobre este movimiento y la nostalgia que despierta aún hoy día acerca de lo que habla "No Iba a Salir y me Lie" - Editorial Roca-, la primera novela firmada al alimón por Chimo Bayo y Emma Zafón.
Más de doscientas páginas en las que se nos narra el encuentro entre dos viejos amigos que tramarán una idea descabellada, volver a revivir los momentos mágicos de la Ruta de su juventud a través de una última fiesta en lo que antaño fue una de los grandes epicentros de aquel jolgorio como fue la discoteca El Templo.
Dicho hilo conductor servirá al lector para conocer un buen puñado de anécdotas reales, ahora noveladas eso sí, acerca de lo que fue ese movimiento, tanto en el aspecto musical, como en los relativo a las vivencias y los elementos más hedonistas y lisérgicos de lo que muchos conocen que era un fin de semana largo en los alrededores de la ciudad de Valencia.
Con un ritmo vertiginoso, un lenguaje de lo más políticamente incorrecto, cosa que a ratos se agradece mucho, sobre todo cuando le dan buena cera al reggaeton, conoceremos las vivencias y peripecias de un conjunto de locos desfasados que vistos desde la distancia solamente querían hacer uso de libertad personal, exprimiendo la vida en 72 horas de auténtico descontrol etílico, sexual y químico.
Una novela nostálgica que habla de sueños y de juventud, poniendo en negro sobre la blanco el paso de los años, las decepciones y las cargas de una vida sin futuro, que sirven para volver la mirada atrás, mostrando las tripas de lo que era al menos en parte ruta.
Si la lectura de "No iba a Salir y me Lie" se compensa con la visualización del documental "72 Horas y Valencia fue la ciudad", fácilmente rastreable en youtube, en el que se profundiza en el aspecto visual, cultural y hasta estrictamente musical de la Ruta del Bakalao –no en vano en el mismo intervienen gente tan alejada del techno como el diseñador Francis Montesinos, Loquillo, Bunbury e inclusive Carlos Segarra- nos daremos cuenta de que aquello iba mucho más allá del mero hecho de salir a ponerse hasta las trancas, algo que no negaremos que ocurría, evidentemente, pero que demostrará que la ruta también tuvo su corazoncito como movimiento alternativo y de reivindicación de la libertad juvenil de una manera autónoma y sin poderes fácticos ni subvenciones que lo mantuvieran.