Kafe Antzokia, Bilbao. Miércoles, 15 de noviembre del 2017
Por: Jon Bilbao
El bagaje de alguien como Eilen Jewell se asimila mucho mejor catando su música en directo, con los elementos básicos a pleno rendimiento. Algunas de sus canciones de estudio llevan teclados o vientos, pero en los conciertos que ofrece (en cuarteto) se reduce el número de instrumentistas y se hace hincapié en la proteína, en ese inexplicable ritmo que fácilmente puede poner a toda una sala a bailar. El miércoles en la sala del Kafe Antzokia no se bailó demasiado en el concierto de Jewell y su banda, pero habríamos de tener en cuenta el hándicap de los bilbaínos que, dicen, no son en general amantes de las danzas en según qué ámbitos.
Que esta mujer incluya una buena cantidad de estilos en sus conciertos es una bendición (country, folk, blues, rockabilly, swing..), pero quizá sea más interesante hablar de sensaciones, pues son muchas las que despierta la música de esta cantante y guitarrista originaria de Idaho. Sus canciones, algunas, suscitan fiesta, otras pueden sonar misteriosas e incluso insinuar sensualidad; la Jewell tiene variados registros a su alcance y hace buen uso de ellos. La banda aparece antes que la protagonista y en seguida se lanza de cabeza a por la bailonga "Walking With Frankie", de su reciente álbum de versiones de blues. No vuelve a ese género hasta pasado un buen rato, y despacha relajada y sin titubeos algunas de sus viejas composiciones propias como "Heartache Boulevard", "Rich Man´s World" (con un disimulado y escueto homenaje al riff de "Jessica", de The Allman Brothers Band), "Santa Fe" o "High Shelf Booze", que trata acerca del bebercio. De su más reciente disco de temas propios (el excelente y también nocturno "Sundown Over Ghost Town", del 2015) destacan la pausada "Needle & Thread", la fronteriza "Río Grande" sin trompeta aunque muy bien resuelta y "Hallelujah Band", una de las canciones con mayor presencia del particular sello de Jewell y su banda.
A mitad del concierto la atención se puso en su más reciente lanzamiento, el álbum "Down Hearted Blues" que se publicaba hace menos de dos meses y que contenía doce versiones de blues, unas más oscuras que otras. Se escuchó la bailonga "Don´t Leave Poor Me", de Big Maybelle, el slow blues "Another Night To Cry" del que dijo Jewell ser su bluesman favorito, Lonnie Johnson, y el "You´ll Be Mine" que escribió en su día Willie Dixon y que interpretó Howlin´Wolf. Los sonidos surf de la guitarra de Jerry Miller hacían acto de presencia aquí y allí, con especial atención por la vibración de las notas de su instrumento en momentos concretos. La anfitriona dijo tener un regalo para nosotros, el público. Bueno, dijo, "es más bien un regalito". Se trataba de la canción con mayor deje surfero de las de todo su catálogo, el casi-instrumental "Kalimotxo"; y es que Jewell lleva años disfrutando de esta bebida vasca, sobre todo, nos contaba, por tener una gran cantidad de vascos viviendo en el estado de Idaho. Así que "la reina del acorde menor" conocía el distintivo brebaje ya desde hace más de una década. Para un par de los temas bluseros el percusionista, Jason Beek (marido de Eilen), dejó la batería aparcada para rascar la tabla de planchar. Los gritones de las primeras filas les pidieron un par de canciones que tocaron sin rechistar: "You Wanna Give Me A Lift" de Loretta Lynn y "I Remember You".
Poco después de abandonar la banda el escenario aparecía la protagonista de la noche con el único acompañamiento de su guitarra, su armónica y su voz. No destacó demasiado la labor de Jewell a la guitarra mientras tocaban en cuarteto, pero una vez que se quedó ella sola, y valiéndose de un efectivo fingerpicking, interpretó la canción más sentida de la noche, "Songbird", que había sido inspirada por su hija de tres años. El bis estuvo compuesto también por una última canción, ya con la banda al completo, que fue el "Shakin´All Over" de Johnny Kid & The Pirates (con la melodía del "Paint It Black" de los Stones incrustada al final) que Jewell ya había grabado en su álbum de hace ocho años, "Sea Of Tears".
Con una banda tan sólida y antigua como la que lleva (el contrabajista lleva solo dos años con ellos pero los otros dos están desde el inicio, en 2006) Eilen Jewell no puede sino seguir transitando la senda de lo que para ella significa la música americana, esperemos que continuando la evolución natural que la llevó del folk y el country hacia el blues. El futuro no está escrito para esta artista, y eso lo hace aún más excitante.