Por: Sandra Sánchez
Los seguidores de la música de Sam Beam (nombre real de Iron & Wine) estamos de enhorabuena. El cantante y compositor de Florida regresa a sus orígenes en su nuevo álbum, el sexto de estudio y el primero en cuatro años con material cien por cien nuevo.
En "Beast Epic" Beam vuelve a grabar con Sub Pop Records, donde comenzó a desarrollar su personal sonido, en parte gracias a la recomendación de su amigo Ben Bridwell (Band of Horses). Y lo que encontramos en este nuevo álbum son 11 canciones íntimas, sencillas y delicadas, escritas y compuestas todas por Beam. En ellas Iron & Wine nos habla de la vida, del amor, del desamor y de la muerte, del destino como un viaje en el que es más importante el camino que alcanzar el final, toda una filosofía vital vestida de música.
El primer tema, "Claim your ghost", comienza con una cuenta atrás susurrada no por casualidad, sino como alegoría de un músico que presenta un trabajo consciente de su momento vital, su mediana edad, su madurez. Y su deseo de sentirse en casa. Esta idea se transmite en cada una de las canciones del disco que son, básicamente, cálidas, acogedoras. Recuerdan en muchos momentos a aquellos Simon and Garfunkel de los 60, aquel sonido pacífico, plácido. "Call it dreaming", el primer single, es Iron & Wine en estado puro, acústico, suave, su letra invita a estar en armonía ("where we break when our hearts are strong enough, we can bow cause our music is warmer tan blood") y te hace sentir mejor en cuanto lo escuchas, ¿se puede pedir más a una canción?
El tercer corte, "Bitter Truth", es quizá el más intenso del álbum, su música realmente se clava y te eleva. Habla del final del amor, pero la melancolía que lo impregna deja también un halo de esperanza; tal es el alma del disco, por otro lado muy sureño, como se deja claro en "About a Bruise". "The truest stars we know" es de una delicadeza absoluta, que llega a ser deliciosamente dolorosa. Y el tema final, "Our lights miles", nos regala una composición frágil, bellísima.
El minimalismo instrumental, donde la cuerda manda (sobre todo la guitarra, el bajo, el banjo, pero también el fantástico violín en "Last Night") potencia esa serenidad de conjunto de "Beast Epic". ¿Y por qué este título? En palabras del propio Beam, “because it sounds really fucking cool”, a lo que a continuación añade que contar una historia en la que los animales hablan y se comportan como si fueran humanos describe la realidad, la vida de muchas personas, incluida la suya. "Beast Epic" es una vuelta a casa después de unos años de cierta experimentación, un darse el lujo de quedarse en terreno conocido, donde uno puede hacer lo que mejor sabe, profundizar y recrearse en ello. Cuánto le agradecemos a Iron & Wine que se haya permitido ese lujo.