““Expectativas” es oscuro y deja poco resquicio a la esperanza; es uno de mis discos más redondos y homogéneos”
Por: Javier González
Fotos: Jose Girl
Por: Javier González
Fotos: Jose Girl
A estas alturas de la película es poco menos que una estupidez tratar de esbozar un breve texto que sirva como presentación a Enrique Bunbury, el músico aragonés más universal de todos los tiempos y por ende la personalidad rockera más conocida a nivel internacional de nuestro país.
Sobre sus espaldas y en su bagaje personal un buen puñado de discos, tanto con Héroes del Silencio como en su magnifica carrera en solitario, que le han convertido por derecho propio en unos de los autores en lengua castellana más importante e influyente a ambos lados del Atlántico.
Ahora vuelve a revestirse de actualidad con la publicación de “Expectativas”, un trabajo rotundo y contundente, elegante y rockero, elaborado a través de unas letras tan rabiosas como poéticas, que nos entregan un disco que a nuestro juicio se encuentra entre los mejores de cuantos ha elaborado a lo largo de su extensa trayectoria.
Con su permiso y con la cortesía, casi reverencial, de aquellos que le hemos admirado desde los tiempos de la niñez, contactamos con Enrique para que nos contara todo lo relativo a ésta nueva obra. A fe que se metió de lleno en nuestra entrevista, implicándose en cada respuesta al máximo, demostrando que su grandeza va más allá de los estudios de grabación y de los escenarios.
Nos gustaría retrotraernos al germen de las composiciones que han dado vida al álbum. ¿En qué momento y de qué forma comenzó el período de gestación de las mismas?
Bunbury: Habitualmente comienzo a escribir un nuevo disco nada más terminar las mezclas del anterior. Así lo hice cuando finalicé el trabajo con “Palosanto”. Cuando terminas un disco estás muy satisfecho con el proyecto, pero te quedas vacío. Y tardé bastante en empezar a escribir material que me gustara. Cuando ya tenía una buena cantidad de canciones, me llamaron para grabar el “Unplugged” que, en mi opinión, llegó en un momento inadecuado. Pero si algo tengo que agradecer al “Unplugged”, es la gira, que fue fantástica, y el tiempo que me regaló para mejorar y terminar “Expectativas”. Creo que ha quedado uno de mis discos más redondos y homogéneos.
Tras las sucesivas escuchas de “Expectativas” da la sensación de que Enrique Bunbury tenía muchas cosas que contar, o quizás más bien muchos dardos que lanzar. ¿Se ha quedado alguna bala en la recámara?
Bunbury: Espero grabar un disco nuevo pronto. He empezado ya con el proceso de composición de un disco que me gustaría que saliera antes de que pasaran dos años. No los considero dardos, ni balas. Quizás el próximo disco deje la visión social y se centre más en lo interior y en algunos aspectos lúdicos que considero merecen ser cantados.
A nuestro juicio “Palosanto” y “Expectativas” son dos discos hermanos, aunque éste último le supera tanto en la forma como en el fondo. ¿Qué similitudes y diferencias ves entre ambos? ¿Crees que es un álbum apocalíptico?
Bunbury: Creo que “Palosanto” fue un disco de transición hacia “Expectativas” que, claramente, es un disco más redondo y compacto. “Palosanto” es más frío en su producción y “Expectativas” es más cálido. Sin embargo, “Palosanto” era un disco muy esperanzador y “Expectativas” es oscuro y deja poco resquicio a la esperanza. Yo creo que en “Palosanto” hay un disco mejor que el que salió y si hubiera concretado más, podría haber sido un disco de los importantes de mi carrera. Creo que ese rol le va a corresponder a “Expectativas”. Lo del fin del mundo está por ver. No veo el apocalipsis, pero sí que se han cerrado unas cuantas puertas importantes a la renovación y lavado de cara a un sistema injusto e inmoral.
En un párrafo de la reseña que dedicamos al disco diremos lo siguiente: Un trabajo pretendidamente vigente, hijo descreído de la madurez de un mundo en crisis, elegantemente rockero y ambiental, repleto de tacto, dolorosamente poético, pero a la vez tan sencillo y cercano que hace brotar sangre de las heridas que surgen de unas letras tan rabiosas como ciertas. ¿Lo calificarías así tú?
Bunbury: Aunque mi intención fue realizar un disco fuera de géneros y evitar ticks rockistas y anclar mi música en la actualidad, me gusta que digas que es rockero. Creo que está claro que yo no milito. En mi música hay influencias de muchos géneros y no me interesan los que se obstinan en poner vallas y murallas a la música. No creo que sea tan ambiental como dices, pero sí hemos cuidado los ambientes y las texturas. Creo que el componente poético es importante en el disco, pero también que hay lenguaje llano y callejero. Y me maravilla que pienses que los textos son rabiosos y ciertos. Ya sabes que yo “nada lo sé de cierto, todo lo sé de supongo”.
Al escuchar “La Actitud Correcta” da la sensación de que críticas tanto el postureo como la búsqueda de los que mandan en compañías discográfica del producto perfecto. ¿Crees que faltan canciones que nos hagan emocionar? ¿O quizás artistas capaces de sonar distintos y peligrosos?
Bunbury: No es una canción generalista que pretenda sentar cátedra. Yo soy de los que creen que en la actualidad podemos disfrutar de grandes autores y bandas que están en un momento creativo espectacular. Tanto en España como en Latinoamérica. También creo que en el mundo anglosajón se hacen hoy discos fabulosos y no echo de menos ninguna década que considere mejor. Me siguen emocionando muchas canciones que salieron el viernes pasado y creo que hay artistas arriesgados. El tema del peligro es interesante y podríamos hablar mucho de ello. No creo que Alice Cooper fuera peligroso por salir con una guillotina. Eso es teatro y divertimento. Sí que considero que el discurso de Marilyn Manson era y es interesante y provocador. Creo que es bueno que existan también, hoy o ayer, Rage against the Machine, Calle 13 o Rubén Blades. Pero volviendo al tema, el arte no tiene la obligación de enfocar sus temáticas en lo social y político. Es una opción válida desde Altamira, pasando por Goya o el Guernica. ¿Faltan a día de hoy ese tipo de autores comprometidos? No lo creo, tenemos por ejemplo a Kendrick Lamar y una nueva generación, rimando y llamando la atención sobre temas escabrosos. Y, para terminar, “La Actitud Correcta” habla de quien tú creas que merece esa descripción. No hace falta señalar con el dedo ni pensar que me refiero a un género o a una generación.
Hay un lugar donde la envidia y los cuchillos funcionan a las mil maravillas. ¿Crees que “Cuna de Caín” es la canción que mejor refleja lo que es nuestro país?
Bunbury: “Cuna de Caín” es una canción sobre una relación entre dos personas que tienen que poner tierra de por medio para no acabar el uno con el otro. No pensé en España en ningún momento durante la escritura ni de ésta, ni de ninguna canción del disco. He pretendido hacer un disco más.
A lo largo del minutaje planea la sombra del rock, muy elegante, cercano al glam y de una serie de autores como Orwell, Huxley y Thomas Moro, con una visión muy concreta del mundo y de las tiranías. ¿Reconoces la vigencia de sus textos en este mundo en llamas?
Bunbury: La verdad es que no leí a ninguno de ellos durante el proceso de escritura de las canciones. Los leí hace muchos años, casi ya en otra vida, cuando era un adolescente. Pero sí que parece como que, lo que escribieron, que pertenecía entonces a la ciencia ficción, ha pasado a ser periodismo de actualidad.
Atendiendo a “Lugares Comunes Frases Hechas” da la sensación de que también lanzas una pullita a la prensa con aquello de “criticamos porque molamos”. ¿Qué valoración haces del nivel de la prensa actual de nuestro país?
Bunbury: Hay frases que se refieren más a ciertos comportamientos en las redes sociales y otras, directamente, a esa pésima costumbre que tienen algunos periódicos generalistas de incluir un espacio para el linchamiento. ¡Y lo permiten sin ruborizarse! Hace unas semanas leí un libro muy interesante de Juan Soto Ibars que se llama “Arden las Redes”, que coincide en algunos puntos de esta canción: la autocensura, cómo ejercemos de policía de lo correcto y cómo funcionan los linchamientos en redes sociales. Yo creo que la prensa actual, que se reía mucho mientras la industria de la música sufría la crisis de las descargas y de la propiedad intelectual, ahora está sufriendo en sus carnes la crisis del papel. Y, claro, los comportamientos de algunos cuando se hunde o se zarandea un barco, no son siempre ni acertados, ni a veces éticos. Además, todos los periódicos, pasaron a formar parte de determinados grupos de poder y no hay noticia que leas en determinados medios que venga sin doble intención. Así que, lo que llamábamos medios de información, han pasado a serlo de manipulación. Obviamente, no todos los periodistas tienen la culpa y algunos hablan con cierta independencia y libertad.
¿Y del papel que juegan ahora que ya apenas hay emisoras de radio en castellano que programen novedades?
Bunbury: Creo que hay intención de renovación. Pero el daño que se ha hecho en este país a la música es incalculable. No sólo económico, sino moral. Hay entre finales de los noventa y el día de hoy un agujero en el que algunas radios se dedicaron a fomentar la nostalgia y otras el tachunda. Obviando a los creadores. Así, hay una generación que no ha escuchado cientos y miles de canciones fabulosas en la radio. Y solo los que tuvieron interés por su cuenta, se enteraron. Ahora dicen que mucha gente ya no escucha la radio. ¡Y se extrañan! Mucho tiene que cambiar la programación musical para que volvamos a sintonizar. Así que los modos y maneras de descubrir los tesoros musicales han cambiado, y ya no están a manos del locutor. Buscamos en streaming y atendemos a un boca a boca que proviene de blogs y gente con criterio en la que confiamos.
Nuestra tierra nunca fue amiga de las trayectorias largas ni el respeto a los creadores musicales de gran bagaje. ¿Tienes la percepción de que últimamente a los artistas de tu generación como Loquillo, Santiago Auserón o tú, se os comienza a respetar más en nuestro país?
Bunbury: El cambio lo han realizado precisamente los que, contra viento y marea, han seguido con sus carreras y conectando con el público. Algunos pasaron travesías del desierto para poder volver a posicionarse. Porque generaciones anteriores aceptaron ese dicho de que la música popular es para los jóvenes y, tantos grupos de los sesenta y los setenta, abandonaron, para buscarse profesiones más digamos normales y ejercer la música como ejercicio nostálgico o hobby. A los músicos, y a los cineastas y a los pintores y a los artistas en general, hay que cuidarlos. Esa es mi opinión. ¡Tantas son las alegrías que nos dan o nos dieron! Para mí, hay artistas que solo por un disco que grabaron hace veinte años, o un libro o película del pasado, merecen la gloria eterna.
En “Bartleby” una de las grandes composiciones del álbum fantaseas con una frase que nos ha descolocado bastante. ¿De verdad podría un tipo tan inquieto como tú dedicarse al “dolce far niente y a la contemplación”?
Bunbury: La verdad es que cada vez siento más admiración por aquellos que toman la determinación de no participar o limitar su participación en “La ceremonia de la confusión”. Alejarse de las leyes de los hombres y practicar la contemplación y el dolce far niente, me parece un acto valiente y fascinante. ¿Sería yo capaz de dedicarme a tamaña empresa? No lo descarto.
Por cierto, que canción tan bonita “La Constante”, me ha hecho acordarme del Bunbury que escribió discos como “Pequeño”, con ese lenguaje llano, sincero y tan rotundamente claro hablando de amor…
Bunbury: Muchas gracias. Es una canción que costó mucho y considero especialmente importante en el disco. Creo que es la guinda. Y me da la impresión de que va a ser una de las más bellas de este álbum.
Hemos disfrutado sobremanera con “Expectativas, A Short Film”, dirigido por Jose Girl. Un montaje visceral y desasosegante, en clave de road movie interna, que muestra las tripas de la grabación de un álbum en algo más de diez minutos. ¿Cómo surgió la idea de hacer algo así?
Bunbury: La idea surge de la petición habitual de las compañías discográficas de tener un making of del álbum. Y empecé a pensar que, lo habitual, lo que sucede en la mayoría de documentales de ese tipo, es que todo ocurre en unos pocos días en los que mandan a un equipo de filmación y graban y falsean un poco lo que se hace en un estudio, y luego montan escenas en las que apareces bromeando con un músico o brindando con vino o riéndote a carcajadas en el sofá. Pero en realidad eso no representa como funciona una grabación. En una grabación hay mucha concentración, seriedad, enfoque y hay magia y azar. Es justo lo que no suele aparecer en los making of habituales. Y eso es lo que queríamos plasmar. La atmósfera del Short Film, me parece una maravilla, creo que Jose ha hecho un trabajo maravilloso. Que se sostiene por sí solo independientemente de que te guste más o menos el disco.
¿Crees que esta colección de canciones muestra un mundo delirante, decadente, aunque quizás, solo quizás, con algo de esperanza?
Bunbury: Es un disco oscuro y desencantado. La esperanza habita en pequeños refugios que aparecen en la segunda parte del disco. El Arte y la creación en “Al Filo de un Cuhillo”, la contemplación en “Bartleby”, el Amor en “La Constante” y “Supongo”. Y la oda a la libertad que es “Mi Libertad”.
¿Hasta dónde llegan las “Expectativas” de Bunbury en lo relativo a éste nuevo disco, en lo que concierne al mundo y en lo que toca a la gente que más quiere?
Bunbury: Buff. Mis expectativas con respecto a cualquier disco acaban cuando termino la masterización. Lo siguiente es que el público disfrute y lo haga suyo, pero ahí yo ya no intervengo, mi parte ya está hecha. En realidad, el máster de un álbum representa lo que fui capaz de hacer con esas canciones, lo que anhelaba en ese momento concreto de mi vida. Con respecto al mundo, no espero nada de nuestros gobernantes. A tanto ha llegado mi descreimiento. Pero sí confío en la gente. Creo que hay focos de luz en medio de la oscuridad. Veo a gente despierta e iluminada. Eso es suficiente para que no se pierda del todo la esperanza. Con respecto a la gente que quiero, no me toca más que cuidarla como el tesoro que son.
¿Volverás a sacar la caravana y a realizar el enésimo neverending tour con tu banda y tu familia? ¿Cómo se vive siendo un nómada en el siglo XXI?
Bunbury: Éste va a ser un tour largo. Vamos a hacer dos giras en España, dos en Latinoamérica. Giraremos también por USA y por Europa, después de mucho tiempo. Haremos paradas estratégicas para descansar y tomar aliento y volver con fuerza. El hecho de que viajemos en familia es un placer y una manera de que la cosa no se vuelva extremadamente tediosa. Yo disfruto en los escenarios, disfruto en los viajes y me gusta visitar ciudades que me fascinan. No seré quien se queje de la vida nómada. Es la que elegí y lo hice a sabiendas y con vocación.