Por: Txema Mañeru
El tiempo ha sido bastante justo con el significado de un gran disco como "Urban Hymns". Realmente se trata de un disco clave en la década de los 90 y totalmente esencial con respecto a la música británica de la segunda mitad de esa década. The Verve, siempre bien encabezados por Richard Ashcroft, cogieron el relevo dejado por el brit-pop de Pulp, Oasis y Blur dándole una vuelta de tuerca con el rock psicodélico y ciertos toques electrónicos de Primal Scream para crear una buena papilla sonora que se vuelve a escuchar con deleite en esta magnífica reedición por su 20 Aniversario.
Como siempre vuelve a haber múltiples y recomendables ediciones. Entre ellas, como siempre, brilla para el fan más recalcitrante (y con más poder adquisitivo) la caja Super-DeLuxe con 5 compactos y un goloso DVD con muchas canciones e imágenes inéditas. Incluye, además, un maravilloso libro de tapa dura de 56 páginas más póster y 5 postales. La edición de vinilo viene en un estuche desplegable e incluye un cuaderno de 20 páginas más la tarjeta de descarga que da derecho al comprador a todo el audio de la caja de CD super-deluxe.
Pero siempre es perfectamente recomendable la buena edición en doble compacto que es la nuestra y que también tiene un jugosísimo y brillante libreto (32 páginas) con profusas e interesantes notas junto a inéditas y curiosas fotografías.
El primero disco es el original muy bien remasterizado por el coproductor original del álbum Chris Potter y por Tony Cousins de Metropolis que hacen que este disco vuelva a sonar actual y muy atractivo. No en vano ha vendido más de 10 millones de discos en todo el mundo y es uno de los más vendidos de la historia de la música británica.
Un disco original que se abría con el justamente exitoso, e injustamente polémico, "Bitter sweet symphony", cuya música debe aparecer firmada a nombre de Jagger y Richards por esas breves notas que la llevaron a ser acusada de plagio. El caso es que las notas y el tema al completo siguen cargados de magia y nostalgia. En "Sonnet" tenemos más preciosas acústicas y calidez que casi les acerca al sonido americano de Eagles o America, aunque con su lógico toque british.
El lado más rockero, más contemporáneo, llegaba con "The rolling people", tema que yo veo en la estela de los mejores Primal Scream. Luego venía otro lógico número 1 como fue "The drugs don’t work". El otro importante single fue "Lucky man", con otra inolvidable melodía, aunque antes de este tema destacaba un "Weeping willow" con un cierto aroma a los Smiths. Resonaban de nuevo modernos y hasta bailables en "One day" y podían haber sacado también como single "Velvet morning", otra preciosa melodía, ahora épica, grandilocuente y realmente repleta de hermosura.
El compacto en directo está básicamente compuesto por un concierto del 98 en un “Live At Haigh Hall” grabado en su ciudad natal y ante más de 35.000 espectadores. Además añade otras tres canciones de diferentes actuaciones a ambos lados del Atlántico entre el 97 y el 98. Así se van con 14 temas prácticamente hasta los 80 minutos. Comienza con un "This is music" realmente intenso y con excelentes guitarras. Me encanta el resultado de "Sonnet", más cálida aún y realmente entrañable. El citado "Bitter sweet symphony" aumenta su magia por encima de los diez minutos. "History" trae otra ensoñadora melodía que debía estar presente y acaban con un "Slide away" en Manchester con unas guitarras mucho más rock que en su versión de estudio. ¡Un disco que nunca se ha olvidado de una banda que no debiera haber sido olvidad tan pronto!