¿Acaso alguien a éstas alturas de la película duda que “Mi Vida entre las Hormigas” es el mejor documental rock del año? A nuestro humilde entender creemos que son muchos los factores que nos ayudan a defender con rotundidad dicha afirmación.
Vaya por delante el hecho de que parece increíble que haya tenido que pasar tanto tiempo para que dos valientes como Juan Moya y Chema Veiga hayan tenido la iniciativa de rodar el primer documental que pretenda acercarse a la historia de Ilegales, una de las más grandes bandas del rock estatal; una afrenta y un error histórico que se ve aumentado cuando a uno se le viene a la cabeza el hecho de que durante toda su trayectoria al frente del mismo, como alma mater, corazón, venas y cojones, ha estado la volcánica personalidad del gran Jorge Martínez, sin lugar a dudas uno de los músicos más peculiares e interesantes que jamás nos hayamos echado a la cara.
Una historia extensa que no solo nos ha legado algunos de los mejores discos nunca escritos en castellano, sino también la sensación de haber desarrollado una actividad llevada al más salvaje de los límites, ampliando hasta dejar en una ridícula anécdota el tan cacareado cliché que reza aquello de sexo, drogas y rock & roll.
Y es que la historia de Ilegales abarca mucho más que un gran puñado de canciones de aspecto gamberro y hedonista, regadas de espíritu punk, toques de new wave y mucho rock; ya que son el claro reflejo de la profunda personalidad de Jorge María Martínez García, el inagotable talento creador que alimenta el imaginario Ilegal, y a la vez el solitario vividor que tantas horas ha gastado en la búsqueda del placer, ya fuera en las barras de bares o en miles de fugaces encuentros sexuales con féminas de toda índole y condición, quien a ratos también todavía decide convivir en su hercúleo cuerpo con el niño que un día fue, y a ratos sigue siendo, aquel que se divierte en su palacio hechizado con su ejercito de soldaditos listo para el combate.
Un documental totalmente libre, sin cortapisas, donde se habla de parte de lo bueno y del lado más oscuro y doloroso de su trayectoria, en el que toman la palabra desde amigos de toda la vida, pertenecientes al mundo de la música, el espectáculo y de la farándula, hasta algún que otro enemigo acérrimo, como es el caso del Gabinete Jaime Urrutia, con el que en un gesto que habla muy a las claras de la forma de ser de Jorge parece haberse enterrado el hacha de guerra de manera definitiva, sellando una paz histórica, que no viene sino a confirmar el hecho de que al final los vampiros de nuestro rock tienden a reconocerse y hasta a apreciarse.
Repetimos lo enunciado con anterioridad, desde éste instante declaramos “Mi Vida entre las Hormigas” como el documental rock del año; su intensidad, interés y realismo así nos hacen afirmarlo, además viene aderezado de un disco recopilatorio en directo con algunas de las composiciones más icónicas de los asturianos que es una auténtica delicia. Aunque tampoco negaremos que nuestra fidelidad más absoluta a todo lo relativo a Ilegales puede que también ayude en el veredicto final, pero más allá de innegables militancias, de verdad creemos que en estos tiempos salvajes es más necesaria que nunca la violenta presencia de Jorge Martínez en nuestras vidas de simples hormigas.