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Entrevista: Gabriel Sopeña

“Me sentiría mal rindiendo culto a la fama que no es más que la calderilla de la gloria” 

Por: Javier González

El talento, la humildad y la cercanía son solamente tres de las múltiples cualidades que se le vienen a uno a la cabeza al poco tiempo de comenzar una conversación con Gabriel Sopeña. Es el artista aragonés uno de los más grandes compositores de nuestra música, algo que lleva demostrando desde finales de los años setenta, en una trayectoria que le llevó a ser parte indispensable entre otros de los añorados Más Birras y que le convirtió desde la década de los noventa en uno de los más cercanos colaboradores de Loquillo, en una relación que aún hoy nos regala de forma periódica interesantes frutos.

Hace unos meses y tras casi veinte años sin presentar disco, volvió a la primera plana mediática de la mano del más que interesante “Sangre Sierra”, un trabajo de clara raigambre rockera en el que rodeado de algunos de los mejores músicos de nuestra escena vuelve a demostrarnos que la calidad de su certera prosa sigue sin secarse pese al paso de los años. 

Habla alto y claro, de forma directa y con una sinceridad que es propia de la hermosa tierra maña que le vio nacer; os dejamos con la transcripción de uno de los mejores encuentros que hemos tenido a lo largo de estos nueve años de andadura, de verdad no tiene desperdicio alguno. Es oro. Palabra. 

Han pasado concretamente veinte años desde la edición de “Mil Kilómetros de Sueños” y ahora ve la luz “Sangre Sierra”. ¿Por qué motivo vuelves con éste disco? ¿Por qué ahora? 

Gabriel: En la vida hay momentos en que toca hacer unas cosas y en otros en los que toca hacer otras distinta. En el año 1997 saqué “Mil Kilómetros de Sueños”, tras haber hecho “La Vida por Delante” junto a Loquillo, además la acompañamos de una más que interesante gira. En ese instante creí que la industria de la música no estaba orientada para mi forma de entender la música, había cantantes melódicos y cantautores, pero no había un camino claro en que me encontrara cómodo. Desde 1997 hasta 2017 he trabajado en más de cien proyectos corales, colaboraciones, composiciones y obras de teatro. Ahora he vuelto a grabar porque la vida me ha hecho pensar que estas canciones debían ser visibles. Es un edificio construido con de muchos pisos. Tanto el hecho de contar con amigos que se han sumado, como la posibilidad de volver a ser un artista musical, así como el apoyo de David Bonilla de Warner… han hecho que me ha resultado estimulante volver. Además en las entrevistas promocionales que he hecho estos días, veo que el nivel de la prensa es alto o muy alto, no es como hace años. Creo que estamos en un momento espectacular de la música español, aún a pesar de la ceguera de algunas discográficas y del poder; ahora al menos no te obligan a hacer las tonterías de antaño, te dejan hacer trabajos tranquilos y modestos con total libertad. Me gusta la independencia real y saber decir que no veinte años, lo es.

¿En qué momento y de qué forma comenzó a tomar forma el álbum? 

Gabriel: En el 2008 parte de la banda que me acompañará en directo, viejos conocidos míos desde hace años, gente que me veía tocar con El Frente y Ferrobós, hicimos un homenaje a Más Birras, banda de la que fui miembro y autor de la mayoría de las canciones junto a Mauricio Aznar. Tocamos en un concierto que colapsó dos calles totalmente que fue muy bonito, fueron ellos quienes comenzaron a convencerme diciendo que tenía que sacar disco. Más tarde otros amigos como Loquillo o Jackson Browne andaban en la misma tesitura insistiéndome. Al final a partir de 2010 me metí en el estudio con la idea de ir maquetando. Ya en 2015 comencé a trabajar en el estudio con Josu García, que era otro viejo conocido, ya que tocó con nosotros en Más Birras en la gira del año 1991. Creo que esa calma también marca la independencia a la que antes hacíamos referencia. Ha sido un edificio con cimientos fuertes en el que se han quedado fuera muchas canciones, más de veinte, además de las cedidas para otras aventuras.

Imagino que las canciones estarían ahí esperando a ser grabadas, otras ya las conocíamos con anterioridad. ¿Hay alguna compuesta concretamente con la idea del disco? ¿Qué criterios estableces a la hora de decidir qué canciones entran y cuáles se quedaron fuera? 

Gabriel: Me agrada ésta pregunta porque es el motivo original del disco. Me agrada ésta pregunta porque es el motivo original del disco. La idea que me gustaría que quedara en el público cuando vengan a vernos en directo y se marchen es irse a casa conmovidos en cualquier sentido. Estoy harto de artistas y grupos que no me dicen nada, no me generan ni odio ni rechazo. Estoy harto del arte plano y de la dictadura de lo correcto. Las canciones elegidas tienen mucho de emocional porque las elegí precisamente por eso. Quería que conmovieran como lo hicieron conmigo. Quiero ser un artista honrado. Las que se han quedado fuera han sido por no repetir temáticas, ya que no buscaba hacer un disco doble. Había que meter las que había que meter, las otras quizás las dejemos para algún proyecto coral.

El disco está lleno de nostalgia, aires rockeros, y fronterizos. ¿Estás de acuerdo con la afirmación? 

Gabriel: “Sangre Sierra” es un proyecto del corazón que pretende llegar al corazón. Además sigo considerando que la música es espacio de debate inteligente algo que traslado a mis álbumes. Veo interesante que los artistas tengan un compromiso moral con el arte. Sí es un disco fronterizo que prentende beber de la gran tradición de la canción europea, algo que en España se llama cantautor. Vengo de una tierra muy concreta, Los Monegros, al Este del Moncayo, una tierra maltratada en nuestro país. Dentro de esa realidad en la que vivo, que es Zaragoza, donde paso mis días y ejerzo de profesor, aunque confieso que me encanta Madrid y Barcelona, bueno en realidad me encanta toda España. Me considero zaragozano y aragonés; considero que ser español es un orgullo y ser aragonés un privilegio. Vengo de una generación pionera en mi tierra. Es un disco fronterizo ya que bebe del country, del rock, de la canción latina y de autor. Un trabajo nostálgico, sí, decididamente lo es, ya que creo que el cemento de la melancolía, de no existir, no hay gusto por la tristeza. Y rockero, lo soy a todas luces, es el género que sirve de vehículo a mis canciones, todos los que hemos tocado en él venimos del rock y eso se nota.

Y a la vez encierra valientes guitarras y mucha prosa. ¿Cómo te sientes más cómodo si te definimos como cantautor electrificado o si nos referimos a ti como poeta eléctrico, al estilo de Lapido? ¿Qué te consideras? 

Gabriel: Me gustan ambas cosas, la verdad, y realmente me considero un escritor en todo lo que hago. Creo que Lou Reed es un cantautor, también Springsteen, como lo es Pablo Guerrero o el maestro Jaime Urrutia. Fatalmente me defino, aunque estoy más que definido en mis canciones, realmente todos lo estamos. De las dos acepciones me gustan. Y lo de Lapido es todo un enorme halago.

A lo largo de todo el disco planea la sombra de Josu García, quien firma la producción, algo llamativo siendo tu productor también. Siendo sincero, ¿hasta qué punto le has dejado el mando de la nave? 

Gabriel: El médico cuando enferma hace mal en no llamar a otro médico. Además considero que el perfil te lo tienen que ver los demás. Josu y yo nos conocemos desde hace años. Su aportación ha sido enorme, aunque creo que sobre todo ha colaborado en dar a las canciones orden y energía. Una energía que me faltaba por estar dos décadas fuera del mercado. Josu me ha escuchado en todo momento, aunque me he sometido a sus órdenes totalmente. Sinceramente creo que “Sangre Sierra” está beneficiado de su enorme talento y de su gran generosidad.

En la colección de canciones incluís “Cass”, un auténtico clásico de la discografía de Más Birras. 

Gabriel: Ella sigue siendo la chica más guapa de la ciudad, siempre ha existido ese modelo de mujer que nos atrae. El hecho de incluirla es todo un guiño a Más Birras.

Otro tema, quizás el más conocido de cuantos has compuesto, también aparece, me refiero a “Apuesta por el Rock and Roll”, que compartes con otro aragonés universal como es Bunbury. 

Gabriel: Me gustó mucho que en su disco de duetos la sacara como primer single. La verdad es que he escuchado muchas versiones de “Apuesta”, hasta una en cumbia, pero me faltaba una adaptación que se asemejara a la original que en su día grabamos con Mauricio Aznar en 1987, es decir, dos voces juntas en la línea melódica. Yo a Enrique le quiero mucho, es todo un talento y un genio. Le tengo gran cariño en todos sus ámbitos, tanto en el personal como en el profesional. Es la punta del buque de nuestro rock. Discos como “Pequeño” y “Licenciado Cantinas” no están a la altura de mucha gente. Creo que juntarnos en honor del hermano que se nos murió que es Mauricio Aznar es algo muy emotivo.

Con Loquillo cantas “Yo y Bobby McGee”. 

Gabriel: Hacer una colaboración con el Loco novedosa era difícil. Nos apetecía buscar algo distinto, así que nos decantamos por esta adaptación de Kris Kristofferson.

Al final te ha quedado un disco muy de músicos… 

Gabriel: Hay unos auténticos musicazos que han trabajado en éste disco. Aunque yo fuera un matado, estoy seguro que el disco sonaría genial.

A la hora de componer. ¿Qué diferencias estableces entre una canción hecha para otros artistas de las que haces para ti? 

Gabriel: Creo que tiene que lo que más influye es el punto de vista y la perspectiva, si miras hacía dentro es distinto que si escribo para Carmen París o Loquillo. Como creador el factor clave es saber elegir el punto de vista. Creo que es algo de posición. Es como si al revés tuviera que cantar algo que me ceden, tengo que someterme sí o sí. Es como el caso que citábamos antes, el de producir o ser producido. El enfrentarse a hacer canciones para otro requiere ponerse en el lugar del otro. Es algo agradable, que me gusta, la verdad.

Ahora que has vuelto a los escenarios y a firmar un álbum. ¿Cómo te encuentras más cómodo sintiendo los focos sobre ti o en un papel de secundario de lujo? 

Gabriel: Soy un artista modesto, creo que la humildad es una virtud. Humildad y brillantez no están reñidas. Se me viene a la cabeza un tipo como Andrés Iniesta, creo que es buen ejemplo. Lo sabré sobrellevar. Ahora la vida me lleva a hacer canciones nuevas y en nada estaremos grabando otra vez. De momento hemos dados unos cuantos conciertos, pero no muchos. No aspiro a hacer grandes giras ni nada por el estilo.

Imagino que siendo un artista veterano y de largo recorrido tienes clara cuál es tu posición y el papel que desempeñas. 

Gabriel: Soy un artista oculto. Tengo el legítimo orgullo del pionero, vengo de la generación de la Transición. Soy el primero de mi familia que tiene una carrera, algo que valoro mucho. Valoro mucho la primera guitarra que me compré recogiendo fruta en la ribera del Jalón. Valoro mucho el sentido de la libertad. Me siento bien en la modestia y en un país con tanto talento como es España. Hay muchos jóvenes que tienen grandes cosas que decir, tenemos tantos solistas y bandas jóvenes con talento. Ahora les toca dar batalla, es su afán. A mí me tendrán al lado siempre que quieran. Me siento bien por la fuerza y energía que veo alrededor. Me sentiría mal rindiendo culto a la fama que no es más que la calderilla de la gloria.

Eres profesor universitario, compositor de canciones y solista, escritor y productor. ¿Qué es lo que más le gusta a éste aragonés de mirada sincera y fama de hombre del Renacimiento? 

Gabriel: Estoy muy a gusto en la conversación, me gusta aprender y la cercanía. Soy un aprendiz de humanista. Hablas de hombre del Renacimiento, aunque creo que no soy más que un aprendiz de muchas cosas.