Por: Txema Mañeru
Este precioso, contundente y divertido disco, desde su magnífica y apropiada portada, de blues, viene, paradójicamente, precedido de una luctuosa noticia para la banda. Esta es la pérdida durante la grabación de su gran pianista de la última década, Barrelhoue Chuck, tras una lucha infructuosa contra el cáncer. Lógicamente el festivo disco está dedicado a su memoria. ¡Seguro que le habría encantado!
Ya lo estaba seguro por haber llegado a un sello del calibre de Alligator Records (aquí Discmedi), con su gran prestigio en el blues de los últimos 40 años. Esto ya fue para The Cash Box Kings una especie de doctorado en su música, fundamentalmente vinculada a dicho género en toda su extensión. Eso sí, con especial predilección por el blues eléctrico de Chicago de los años 40 y 50, pero sin dejar de lado los aromas swamp de Nueva Orleans, algunos shuffles de Memphis, las tradiciones más puristas del Delta y ese apego por el jump blues que les acerca en numerosas ocasiones al más puro rock’n’roll. Esto último les viene un poco por su gran devoción (con puntos de unión) por la Legendary Blues Band.
Aunque funcionan como sexteto están liderados por la armónica y la producción de Joe Nosek, que además canta algunos temas con gusto, y por el fantástico vozarrón de Oscar Wilson. Ambos, además, se encargan de las brillantes, variadas y excelentes composiciones. Para este “Royal Mint” se suma la ayuda de media docena de buenos músicos más entre los que brilla una buena sección de vientos en algunos temas y, sobre todo, el piano increíble, y muy presente, de Lee Kanehira. Este es ya su noveno disco, pero en los 3 anteriores de esta misma década -con excelentes críticas en medios como No Depression, Mojo o Living Blues- para el prestigioso sello Blind Pig Records ya habían combinado esa mayoría de composiciones propias con buenas y personales versiones de Robert Johnson, Skip James, John Lee Hooker, Little Walter, Slim Harpo y hasta Lou Reed.
Ya lo estaba seguro por haber llegado a un sello del calibre de Alligator Records (aquí Discmedi), con su gran prestigio en el blues de los últimos 40 años. Esto ya fue para The Cash Box Kings una especie de doctorado en su música, fundamentalmente vinculada a dicho género en toda su extensión. Eso sí, con especial predilección por el blues eléctrico de Chicago de los años 40 y 50, pero sin dejar de lado los aromas swamp de Nueva Orleans, algunos shuffles de Memphis, las tradiciones más puristas del Delta y ese apego por el jump blues que les acerca en numerosas ocasiones al más puro rock’n’roll. Esto último les viene un poco por su gran devoción (con puntos de unión) por la Legendary Blues Band.
Aunque funcionan como sexteto están liderados por la armónica y la producción de Joe Nosek, que además canta algunos temas con gusto, y por el fantástico vozarrón de Oscar Wilson. Ambos, además, se encargan de las brillantes, variadas y excelentes composiciones. Para este “Royal Mint” se suma la ayuda de media docena de buenos músicos más entre los que brilla una buena sección de vientos en algunos temas y, sobre todo, el piano increíble, y muy presente, de Lee Kanehira. Este es ya su noveno disco, pero en los 3 anteriores de esta misma década -con excelentes críticas en medios como No Depression, Mojo o Living Blues- para el prestigioso sello Blind Pig Records ya habían combinado esa mayoría de composiciones propias con buenas y personales versiones de Robert Johnson, Skip James, John Lee Hooker, Little Walter, Slim Harpo y hasta Lou Reed.
Ahora repiten magistral fórmula y vuelven a dar en la diana alegrando hasta a la preciosa pin-up de la portada. Saltan del sonido blues posterior a la Segunda Guerra Mundial de Chess Records al R&B y R’n’R primigenio de la Sun Records. Así abren con jump blues y r’n’r festivo en "House party". Algo que también tenemos en el "Build that wall", compuesto por el propio Nosek y bien cantado por él mismo. Desde el inicio ya brilla la entente entre Nosek y Wilson, muy bien secundados por el piano de Kanehira y las guitarras, alternándose según los temas, de Joel Paterson y Billy Flynn. La armónica de Nosek brilla en su versión de Jimmy Reed, "I’m gonna get my baby". En esta ocasión también se atreven con Muddy Waters y un estupendo y lento "Flood", con nuevo brillo para el piano, la armónica y la guitarra, ahora de Flynn. Paterson le toma magníficamente el relevo en un "Blues for Chi-Rag" en el que están muy logrados los arreglos de viento. Lo bordan en un desnudo "Traveling Riverside blues" de Robert Johnson y se montan un fiestón en el puro r’n’r compuesto por Nosek y Wilson, "If you got a jealous woman facebook ain’t your friend". Sí, son capaces de sonar actuales y lo hacen desde unas más que interesantes y actuales letras.
En "Daddy bear blues" vuelve a cantar y componer Nosek y es un estupendo lento con aromas a Nueva Orleans. Otro fantástico lento titulado "I come all the way from Chi-Town" lleva la firma de Wilson y es una preciosidad lenta en el que destacan la armónica y la guitarra eléctrica. La fiesta total, buenas voces y hasta el saxo de Al Falaschi adornan el "All night long" de Clifton Chenier, al que sólo le falta el acordeón zydeco. Acaban con otro sorpendente tema de Nosek que remite al baile de los locos años 20 y que se titula "Don’t let life tether you down". Han girado por todo el mundo y la liaron parda hasta en nuestro Hondarribia Blues Festival. ¡Ojalá les tengamos pronto de vuelta por aquí con este disco de su definitiva y total consagración!