“Solos no hubiésemos hecho nada, y juntos lo estamos haciendo todo”
Por: María Solano Conde
Los pisos de estudiantes han aportado mucho a la civilización occidental. Más allá de la distribución de gastos y tareas domésticas que tanto ahorro ha supuesto a los jóvenes, en una vivienda de la calle Muntaner con Travessera de Gràcia nació lo que hoy conocemos como Els Amics de les Arts.
Desde la humildad, siempre han reconocido que adoptaron el apelativo de “amigos de las artes” porque sentían que el concepto de artistas les quedaba grande, y que empezaron a hacer conciertos en su salón por aquello de divertirse y, ya de paso, invitar a muchachas (¡así que era verdad que han venido “a robar-nos les dones”!). Sin embargo, la cosa se les fue de las manos; tanto es así que, con su cuarto disco de estudio en las tiendas, esta semana lo presentarán en el teatro Barts de Barcelona con las entradas para los tres días agotadas desde hace meses.
¿Soléis leer las críticas?
Joan Enric Barceló: Sí que las leemos; todo el mundo que se molesta en hacer un post en un blog analizando con un mínimo de profundidad, o el que hace un artículo, merece que al menos te lo leas y puedas entender qué ha querido decir aquella persona. Pero eso está en una esfera muy diferente de lo que es un mal tuit o un comentario de Facebook un poco caliente, de gente que raja por rajar... Esas no las vamos a buscar, pero si las encontramos y las leemos lo que hacemos es responder.
Ferrán Piqué: En el fondo las leemos porque somos los primeros interesados en saber qué ha provocado lo que hemos hecho. Cuando creas música, a ti te provoca unas cosas, pero no sabes qué provocará a otra gente, a diferencia de los conciertos, donde sí que tienes un segundo “feed-back” sobre lo que está pasando. Y te lo lees por eso, para ver si estamos consiguiendo lo que buscábamos.
¿Siempre os lo habéis tomado con humor?
J.E.B.: No, no, al principio hace mucho daño. Al menos a mí, al principio cuando recibes una crítica chunga dices: ¿pero yo qué te he hecho?. Hemos leído algunas guapas guapas, de aquellas que te arruinan un día. Al principio no estás preparado para lo que te pasa porque te escuchan tu madre, tus hermanos, tus amigos y con un poco de suerte algún amigo de tus amigos. Y cuando el grupo se hace grande de golpe -como nos ha pasado a nosotros, que llevábamos cuatro o cinco años y en 2010 es cuando hizo ¡pum!-, ya todo el mundo te conoce y todo el mundo tiene derecho a opinar. Entonces hay este punto de sorpresa al principio, hasta que te vas educando a ti mismo en esta selva que es internet.
¿Se ha quedado fuera de “El seu gran hit” alguna burrada de la que os hayan dicho?
J.E.B.: Concretamente no sabríamos decir cuáles, pero sí que hay. Algunas incluso cuando hacíamos la letra las buscamos y ya no estaban, ya no las llegamos a encontrar. "¿Qué decía el artículo aquel?", y al buscarlo ya lo habían quitado, o la web se había caído.
F.P.: Las que hay ahora en la canción son críticas puñeteras, pero también hay un punto de sentido del humor en la crítica. Alguno nos dijo "ya es hora de que entreguéis los instrumentos" (en la canción: “és hora ja d'entregar els instruments”), que está pensada, no es aquello de insultarte o amenazarte. Pero sí, hemos cogido las más divertidas.
¿Son todas reales?
J.E.B.: Sí, son todo comentarios de gente real…
F.P.: …que tiene mucho tiempo libre.
Hablando de “El seu gran hit”, ¿qué quiere decir "ways in the gable"?
J.E.B.: No significa nada, cuando hacemos canciones muchas veces ponemos una letra en inglés ficticia, como cantarías "wachuweri" en la ducha en lugar de una canción. Y aquí nos gustó tanto como quedó -porque fonéticamente ligaba muy bien- que dijimos: ¿y si hacemos una canción?
F.P.: Yo recuerdo incluso que Joan Enric proponía letras para sustituirlo y nada… Es que lo que tiene “ways in the gable”, cómo suena fonéticamente, no lo tiene nada en catalán. Y dijimos: dejemos esto, pasamos al concepto de la canción y que la primera frase que haya sea “la lletra no la entén” (en castellano, la letra no la entiendo), que es lo que le pasará al oyente.
En la producción habéis contado con Tony Doogan, ¿por qué decidisteis trabajar con él?
J.E.B.: La idea surge de que llevábamos diez años, con tres discos (“Bed & Breakfast” (2009), “Espècies per catalogar” (2012) y “Només de entrar hi ha sempre el dinosaure” (2014)) hechos de una manera bastante parecida, y era el momento de hacer un cambio. Hicimos una lista de productores, enviamos tres o cuatro mails, nos contestaron todos y esta respuesta fue la más… Nos dijeron que, si queríamos, fuéramos a Glasgow a conocerlo y hablar con él. Entonces fui yo en nombre del grupo, y una charla que había de ser de veinte minutos duró dos horas. Estuvimos hablando de todo: de lo que queríamos hacer, de quiénes éramos, de hacia dónde podíamos ir… Saliendo de la reunión enseguida les dije: mirad, hacemos un Skype la semana que viene y así lo conocéis, pero ya me ha dicho que le interesa. Y fue todo muy fácil.
F.P.: Teníamos ganas de trabajar con un productor con mucha experiencia. Encontramos a este, nos entendimos superbién y el resultado es muy positivo. A nivel de procesos de trabajo nosotros hemos flipado, hemos aprendido un pilón de cosas y nos lo hemos pasado genial. Acabamos de grabar el disco y era como que nos podríamos volver a poner la semana que viene. No hubo ningún conflicto, fue superdivertido, estimulante. Curramos muchísimo también, pero fue fantástico, y el resultado que hay en el disco también es brutal, se nota un paso adelante bastante bestia.´
¿Él os conocía?
J.E.B.: No; para una persona anglosajona conocer música de fuera, que no sea cantada en inglés, es bastante extraño. Más que nada porque la música pop se la inventaron ellos, entonces ya tienen bastante con su mercado, que es el global. Lo que pasa es que Tony es un hombre que, curiosamente, trabaja con muchos grupos de fuera. Había hecho el disco "Fuerteventura" de Russian Red, había currado con Supersubmarina, venía de hacer una cosa en Tailandia, se iba a hacer otra cosa en Alemania... Hay muchos grupos que van a buscarlo, grupos que él no conoce, y entonces se establece una relación. A nosotros nos dijo que era la producción más divertida que había hecho ese año, se lo pasó muy bien, y prueba de que el tío quedó muy contento es que el domingo vino a Girona a ver el concierto de las escaleras de la catedral (en el festival Strenes). Quedó enamoradísimo de Girona, del Pla del Estany… Flipó con que todos hablásemos en inglés. ´
¿Os entendíais bien en inglés?
J.E.B.: Era una cosa que nos preocupaba un poco al principio, pensar que la lengua vehicular sería el inglés y podría crear muchas barreras y momentos de no saber comunicarnos. Pero el primer ya habíamos cambiado el chip: nos hablaba en inglés a todos, incluso entre nosotros discutíamos en inglés las cosas. También ayuda que el vocabulario asociado a la música y a la grabación está lleno de anglicismos, y hay muchas palabras que ya conoces.
Me hacen mucha gracia las "shit sessions". ¿Creéis que el resultado final sería diferente sin ellas?
F.P.: Sí, por dos motivos. Primero por las "shit sessions" en sí, que era un lugar de creación de muchas cosas, de caos... Cualquier idea que tengas la pones ahí y después abriremos el proyecto grande, lo pondremos y veremos cómo queda. Se crearon muchas cosas, la mayoría se acabaron quedando, no con un rol protagonista pero sí como en un plano de fondo, como una capa. Pero también en otra vertiente: el hecho de que mientras Dani (Alegret), por ejemplo, grababa el piano, tú no estuvieses allí mirando sino que estuvieses en este otro estudio trabajando, no molestabas y dejabas trabajar a los compañeros. No es que estén tocando y grabando mientras tú estás allí presionando a ver cómo graba, ni estás en el sofá espatarrado diciendo "a ver si acaba", sino que estás trabajando para el disco. La dinámica que generó también fue muy positiva, en los dos sentidos fue muy acertado y muy guay.
¿La idea fue vuestra o suya?
F.P.: Fue suya y creo que lo pensó más en esta segunda vertiente de que no diésemos por el saco (risas) que no en la de que pudiéramos crear.
Siempre habéis tenido muy en cuenta al público, pero quizá en este disco ha sido más participativo (con el videoclip de “El seu gran hit”, el “CARaoke” en los coches…) ¿Pensáis que la gente agradece que contéis con ella?
J.E.B.: La gran suerte que tenemos es que los seguidores de Els Amics de les Arts van un punto más allá de lo que es un seguidor de un grupo de música. No querría parecer hippie, pero va más hacia la idea de comunidad, de gente que dice: a mí me gusta lo que hacen estos tíos y apuesto por ellos. Y compra entradas antes de que salga el disco, las reserva en masa antes de oír ni una nota, lo recomienda a sus amigos... No conozco a ninguno que me haya dicho: me esperaré a ver si me gusta el disco y entonces me lo compro; no, el que se lo compra lo quiere tener, y además lo quiere tener físicamente, que hoy en día es una cosa muy extraña. Es una cosa chula agotar en noviembre, en doce horas, el concierto que haremos este domingo; agotar dos Barts en una semana... es extraño, pero pasa. Al Barts, precisamente, viene una persona de México que lleva años escribiéndonos, que le gusta lo que hacemos, y compró entradas para el día 4 y para el día 5; viene a Barcelona porque tenía que venir, pero también a vernos a nosotros, y viene dos días a ver el mismo concierto. Tenemos mucha suerte.
En el disco encontramos "El vent tallant", la adaptación de un poema de Franz Kafka. ¿Cómo surgió la idea?
J.E.B.: Conocíamos el texto y teníamos esta lluvia de acordes que trajo Dani, que era sencilla, muy pequeña, y requería una letra que fuese corta pero muy potente. El “crescendo” final lo construimos más tarde, y entonces llegó la orquesta. Es una canción que fue creciendo pero así: primero hizo ¡pum!, de repente. En los conciertos la tocamos pero sin orquesta, sería un poco raro que sonase la orquesta y no estuviese; entonces la hacemos con los elementos que tenemos.
F.P.: Como la hacíamos antes de que entrase la orquesta, con los arreglos que teníamos al principio.
“Supervuit”, sin embargo, se quedó fuera.
F.P.: Sí, se quedó fuera a las puertas, el día de entrar a grabar. Tony Doogan dijo: este tema no lo grabaremos, es demasiado académico. Tampoco la defendimos todos a muerte "sí, sí, se ha de poner...”. Estaba bien pero ya entras en trece temas, sabes que será largo. De hecho se nos alargó y acabamos después de la fecha que teníamos prevista, un tema lo acabamos de grabar aquí en Barcelona, en los Medusa Estudio, porque hubo que marchar. Y él (Tony) lo tenía muy claro, supongo que por eso dijo: un tema fuera.
J.E.B.: Al principio le habíamos presentado quince canciones, y ya nosotros mismos hicimos selección natural y quitamos dos. Creo que él, por lo que nos decía, quería un disco de diez canciones, que si están todas bien hay suficiente. Metemos doce si estamos todos muy convencidos, y él dijo: no me convence una canción, que es esta. En el fondo le pagas por tomar decisiones.
F.P.: Pero puede que algún día las reflotemos. ¡O no! (risas).
Comenzasteis la gira el pasado mes de abril, tras una residencia técnica en Llinars del Vallès. ¿Cómo fue?
F.P.: Nosotros, antes de nuestras giras, siempre hacemos residencias técnicas para probar el directo, para que los técnicos vean el espectáculo, para que prueben ellos cosas, para mirar todos los problemas que nos podríamos encontrar el primer día y así no encontrarlos ese primer día sino antes. El hecho de hacerlo en Llinars fue porque ellos contactaron directamente con nosotros; el jefe técnico había trabajado con nosotros como técnico de luces y nos lo propuso, y nosotros encantados. Es un teatro que está superbién equipado; nos permitió estar seis días allí, e hicimos el preestreno en su teatro. Estamos muy contentos, poder hacerlo es un lujo para todo el equipo técnico. Porque si en el primer concierto yo me encuentro con que la gente ha pagado la pasta que vale una entrada y yo estoy improvisando, me sentiría fatal. De esta manera, cuando haces el primer concierto ya está todo el mundo muy seguro de lo que tiene que hacer y está todo hablado.
¿Qué tal está funcionando el disco fuera de Cataluña, en territorios donde no se habla catalán?
J.E.B.: En Madrid, cuando fuimos a hacer “promo” -que es una cosa inaudita para nosotros, tres días de “promo” en Madrid a tope- la gente que vino al “showcase” que hicimos en la sede de Sony en Madrid, todo el mundo estaba supercontento, la gente estaba muy animada y nos felicitaba, incluso gente que no nos conocía. A nivel de seguidores, lo sabremos en junio que iremos al Ballantine's True Music Festival que tiene muy buena pinta. Es un festival nuevo, de salas, y hacía tiempo que pedíamos eso, un festival donde la gente pagase una entrada general y pudiese ir a verte a ti. Porque siempre que íbamos era en plan tienes que gastarte 18 euros para ir a la Sala El Sol a verlos, entonces al poder hacer un concierto en este formato y de esta manera estamos expectantes de ver qué pasa.
F.P.: Somos conscientes de que el número dos de ventas fue más por los discos vendidos aquí que por discos vendidos en España, pero es un mercado en el que estamos poniendo la puntilla.
Antes de Els Amics de les Arts teníais otros grupos…
F.P.: Sí, teníamos otros grupos antes, e iban como iban. El público es soberano, mucha gente dice: es que han triunfado porque tienen enchufe y tal. Se equivocan: ni nosotros ni ninguno tiene enchufe. Lo que funcionan es porque al público le gusta lo que hace, el público es mucho más poderoso de lo que pensamos, ellos deciden lo que funciona y lo que no funciona.
J.E.B.: Yo llevaba catorce años en grupos de música, haciendo discos y maquetas con una pasión y una dedicación... Hasta que llega un momento en que funciona, yo creo que es por la combinación de personas con las que estás. La gracia de Els Amics de les Arts es que solos no hubiésemos hecho nada, y juntos lo estamos haciendo todo.
F.P.: ¡Te ha quedado bonito eso!
En más de una ocasión habéis comentado que, cuando vivíais en el piso, hacíais los conciertos para invitar a chicas y así ligar. ¿Os funcionaba?
Los dos: ¡No! (risas)
F.P.: Por eso seguimos en la música (más risas)
J.E.B.: Se ha de decir, honestamente, que nunca llegó a funcionar.
F.P.: Pero nos unió más a nosotros cuatro, nos lo pasábamos muy bien haciéndolo y somos más amigos gracias a eso.
Por aquel entonces también cultivabais otras expresiones artísticas: escribíais guiones de cine, poemas... ¿Seguís haciéndolo?
J.E.B.: Sí, en mayor o menor medida siempre hemos sido unos catacaldos, y el concepto de “amigos de las artes” siempre nos había definido mucho por eso. Tenemos aficiones como el teatro, la literatura, la pintura, el cine... Hemos ido haciendo cositas, siempre es bonito estar conectado con otras cosas porque quieras o no acabas bebiendo de ellas.
F.P.: Hemos escogido la música como forma de expresión colectiva entre los cuatro, y luego hay otras que no controlamos todos pero algunos sí…
J.E.B.: …De hecho Ferrán y yo queríamos ser actores de teatro, no queríamos ser músicos.
F.P.: Somos “losers” hasta para eso (risas).
J.E.B.: ¡Exacto! Estamos haciendo una cosa que no queríamos (más risas). Estudiamos tres años en una escuela de teatro, El Col·legi del Teatre, y en un momento ¡pum!, llega la música.
F.P.: Y dices: a lo mejor estaba equivocado…
J.E.B.: Pero estamos esperando un papel en Hollywood que nos retire.