Por: Blanca Solà
El insigne año llegó. Un flamante álbum después de siete años. Cómo pasa el tiempo. Cuantos cambios cada mañana, aunque no enciendas el televisor. Pero las conexiones emocionales entre humanos sobreviven, cuando los más cercanos te las recuerdan. Son, Los Planetas.
"Zona Temporalmente Autónoma" es el nombre del ensayo escrito por el estadounidense Hakim Bey, pseudónimo del escritor Peter Lamborn Wilson. En él, se describe cómo crear espacios temporales que eludan las estructuras comunes de control social. Espacios para liberar la mente, huir de un sistema demasiado estructurado y rígido y, en definitiva, concentrarse en el presente. Los Planetas, utilizan este título para dar nombre a su noveno álbum y proclamarlo, directa o indirectamente, en todas sus canciones. Un álbum que ha sido publicado por su propio sello para ser consecuente con las ideas y sentimientos más persistentes que se recogen en este nuevo disco y huir del control y el poder de los más grandes, como antaño. La cruda realidad, se refleja más que nunca, en "Zona Temporalmente Autónoma" (Ejército Rojo – El Volcán Música).
Para abrir boca y romper con todo, “Islamabad”. Una canción mística, directa e intensa que J. comunica, con su acento “granaíno”, para reflexionar sobre la actualidad, el mundo en el que vivimos y el que nos quieren vender. Una idea que parte de la lectura del Corán en la que se expresa que todos pertenecemos a una realidad única que es considerada a modo de Dios. Un nuevo himno generacional que consigue tocar hondo y plantear la existencia de un presente que no queremos. Un mensaje que, muy pocas veces escuchamos con tanta obviedad en la música actual. Un final iluminado, con los versos mejor seleccionados de “Ready pa morir” del cantante de trap Yung Beef. Profundidad emocional hasta el último segundo.
“Una cruz a cuestas” con la colaboración, de nuevo, de la excepcional Soleá Morente, nos llora al amor con sentimiento y pena. Versos del cantaor sevillano Manuel Vallejo que Los Planetas armonizan con psicodelia y ritmos marcados para gemir y desaparecer. Los versos se entrelazan en las cuerdas vocales de Soleá y J. para que el nudo en la garganta persista cuando tu dolor no deja de empatizar.
Ahora el “quejío” se acerca también al pop con “Soleá”. Canción de música popular que J. adapta y lleva a su terreno para reflejar experiencias y emociones con los teclados de Banin Fraile como protagonistas.
Qué bien sentir de nuevo estruendos de guitarra y batería con los dedos de Florent y las baquetas de Eric en “Seguiriya de los 107 faunos”. La columna vertebral del cante flamenco, adaptada al estilo planetario, es una reversión del tema “Por ir a comprar” compuesta por el argentino Juan Pablo Bava para el álbum “Últimos días del tren fantasma” (Laptra Records, 2014) de su grupo 107 Faunos. Un cante hondo y puro con letra trágica y dolorida: “muchas noches he pensado cuando no puedo dormir, que si ya no puedo estar contigo no merece la pena vivir”. Un ¡Ai! con sentimiento.
Canciones como “Hierro y níquel”, “Libertad para el solitario” o “Ijtihad” vuelven a evidenciar el pop indie más clásico y cósmico del grupo, huyendo de lo que se coció en “La leyenda del espacio” (2007) donde se acercaron ellos al flamenco para reinventarse, aunque su esencia se mantenía sutilmente. Y con ellas, reivindican sus raíces tan aclamadas como se plasmaron en su exitoso álbum “Una semana en el motor de un autobús” (1998). “Porque me lo digas tú” con las cuerdas de Cosmotrío y el single “Espíritu Olímpico” con la inconfundible voz de La Bien Querida también se identifican por la perfección y evolución que persiguen cuando se trata de progresar con nuevos sonidos. Aunque los violines y coros femeninos, desde hace unos años, son su seña de identidad para acercarse a la realidad autónoma que tanto necesitan.
Los Planetas siempre se han diferenciado por innovar con sus melodías y expresar poesía con pureza y respeto. Descubrirnos escritores, artistas y letras populares desconocidas por la mayoría. Actos de culto que, gracias a su trayectoria, nos han permitido aprender y empaparnos de flamenco, pop y sonidos eclécticos manifestados como nunca por ellos. Aunque, en ocasiones, no fueran al 100% de nuestro agrado.
“La gitana”, basada en el poema del ocultista, escritor y pintor británico Aleister Crowley, describe su amor hacía una gitana en su viaje por Granada. Un precioso canto al menester de amar.
Hay canciones que las exprimirías con tus lágrimas hasta saciarte. Con un nudo en el estómago por lo bonitas que son. Por ser esa canción la que hacía siete años que esperabas. Esa es "Zona autónoma permanente". Y su nombre no podría cuajar mejor. La letra, la máxima exponencia a una felicidad, para los románticos enamorados, claro, y para los que buscan esa realidad donde refugiarse: “llegará el día que podamos celebrarlo, estar para siempre juntos para nunca separarnos”. El laberinto de melodías se innova en cada nueva audición. La guitarra principal, cuando solo te enredas con ella, se entreteje con el resto de instrumentos, no menos importantes, que componen esta obra de arte. Empieza y sabes que va a ser ella. Y el nudo, permanente, se intensifica con cada rima. Hasta llegar al auge con “Amanecer”. Otra obra estelar, con violines a flor de piel de Cosmotrío y arreglos de cuerda de Banin, que sientes y sientes hasta exprimirte y quedarte seco. ¿Por qué nos identificamos tanto con ellos? ¿Por qué no hay nadie como Los Planetas que sepan expresar con mejor amor y amargura lo que todos hemos sentido alguna vez? Es imposible poder plasmar una conexión más próxima y llena. Una letra totalmente planetaria, con el pop más sincero y la voz más enternecedora de J.
Respiramos, nos secamos las lágrimas y seguimos.
Jaime Beltrán suena bonito cuando sus guitarras acústicas alumbran el mejor camino para llegar a esa estrella, al optimismo y a la alegría esperanzadora que nunca debemos dejar de perseguir. Eso es “Hay una estrella”.
Y no podía faltar, con 25 años de trayectoria después de su primera maqueta, una canción libertaria, una esperanza a todo lo que sucede, una “Guitarra roja”. Martín Castro “El payador rojo” fue cantor, compositor y poeta folclórico argentino de ideología anarquista libertaria. Una inspiración para la banda en la que, como cierre del disco, promulga, con distorsiones y durante casi 10 minutos, la necesidad de acabar con la corrupción, explotación política-religiosa que acecha desde hace siglos y solo debe existir el amor para vivir en paz: “deseo con gran afán llegue el venturoso día que hundamos la tiranía en el pozo del pasado un amor sea libertado y se implante la anarquía”.
Así es, Los Planetas han vuelto para quedarse, aunque en su día existieran rumores de separación. Pero no. Siempre permanentes. Porque solo ellos poseen una forma de expresión propia para tocar el alma, el inconsciente y la rebelión de cada uno de nosotros.