Por: Artemio Payá
Para ser sinceros la primera vez que el nombre de Hurray for the Riff Raff se cruzó en mi camino pensé que se trataba de una banda deudora de los australianos AC/DC, pero andaba yo lejos al juzgar a la banda por el nombre. Detrás de ellos se esconde Alynda Lee Segarra, nativa del Bronx de ascendencia puertoriqueña que además lleva ya un buen puñado de discos antes del recién publicado "The Navigator", en el que se ha puesto en las manos de Paul Butler, y que al igual que ha hecho el productor con Michael
Kiwanuka ha dotado de un barniz más moderno al sonido de una banda que siempre partiendo de sonidos añejos, fundamentalmente el folk, nos lleva por multitud de afluentes de la música norteamericana.
A pesar de residir en Nueva Orleans, Alynda ha comentado que en este trabajo ha decidido emprender un camino de vuelta a su Bronx natal a modo de banda sonora interracial y ya desde la introducción nos hace sentir como si ella caminara por una ciudad repleta de coches y de repente entrara en un garito dónde resuena el eco de una banda de
gospel. Tras esta ambientación entramos en su mundo con una deliciosa "Living in the City", que en clave de folk nos sumerge en su pasado viviendo en uno de esos enormes y agobiantes bloques del barrio que la vio nacer mientras nos susurra que vivir en la ciudad es duro, muy duro. Tras una correcta "Hungry Ghost" nos vuelve a encandilar con "Live to Save", donde a través de una balada de taberna expulsa sus demonios cargados de soledad, de dura infancia y de vida nómada pero tomado esto
no como un lastre sino como una enseñanza para la vida. Algo que refuerza en el siguiente corte "Nothing's Gonna Change That Girl", en la que el folk acústico y el gospel son moldeados con una tenebrosa orquestación que prosigue también en la canción que da título al álbum y en dónde aplica un contagioso ritmo latino.
"Halfway There" son ella y una acústica, una bonita y sentida tonada que se encuentra entre lo mejor de lote junto con el siguiente corte, "Rican Beach", en el que nos hace pensar que quien le acompaña es el bueno de Marc Ribot. En la oscura "Fourteen Floors" vuelve a su niñez, a su familia y a aquellos bloques de barrio que nos cantaba al principio del disco
como antesala de "P'Alante", que es el corte más ambicioso y combativo del lote, un fabuloso collage llamado como el periódico editado por la comunidad boricua neoyorkina en los 70 y que supone un cocktail de balada de piano, el sampleo del poema de Pedro Pietri "Puerto Rican Obituary", un poco de rock y para terminar una pizca de arreglos orquestales. Después de "P'Alante", que por cierto sirvió de adelanto al álbum, la cosa se acaba con una especie de jam latina en "Finale" en la que nos vuelve a recordar al navigator que realmente es ella misma en este particular periplo a sus propias raíces.
Si en sus anteriores entregas, Hurray for the Riff Raff se ajustaban estrictamente al sonido folk con una austera producción, hemos de decir que le ha sentado de miedo embarcarse en este viaje vital a su pasado ya que tanto con los matices latinos con los que ha dotado a sus canciones como con una producción mucho más ambiciosa ha conseguido mejorar mucho el resultado final, esperemos que siga por esta senda porque tiene pinta de que sólo es el principio y de que Alynda se ha desembarazado de los convencionalismos y esta emprendiendo un camino hacia terrenos de mayor libertad estilística.