Por: Txema Mañeru
¡El gran maestro está de vuelta por triplicado con “Triplicate” (Columbia / Sony Music)! Eso es siempre sinónimo de celebración porque no sabemos cuántos discos más podrá hacer, pero por lógica no serán demasiados. Sigue la estela de sus dos últimos trabajos, “Shadows In The Night” y “Fallen Angels”. Con su grandísimo y conjuntado sexteto de muchos años ya, produciéndose como le gusta a él, con su seudónimo de Jack Frost. En esos dos discos se centraba en el cancionero de Fran Sinatra. Ahora abre el abanico a muchos más grandes compositores e intérpretes y se marca 30 temas en más de hora y media en tres LPs, o compactos, con títulos individualizados. Inspirándose un poco en el famoso programa de radio que llevó con maestría durante unos años y recuperando inmortales estándares favoritos de la primera mitad del siglo pasado.
Todos aquellos que no disfrutaron con esos dos discos citados en torno a "la voz", tampoco lo harán ahora. Los que pasaron momentos agradables haciéndolo, como un servidor, disfrutarán de su sabiduría, buen hacer y elegancia. Somos conscientes que será muy difícil que nos vuelva a entregar un “Time Out Of Mind” ni un “Modern Times” siquiera. Pero un poco de Dylan siempre es mucho y tampoco hay que perder la esperanza porque con este hombre no se sabe nunca. Además, ¿quién sabe?, puede tener por ahí descartes de discos anteriores con canciones como "Blind Willie McTell" o "Mississippi" y sacarse otra obra maestra de la manga.
Tanto la presentación del triple vinilo como la del triple compacto es sobria pero bonita. Este segundo viene en un cuádruple digipack con un par de buenas fotografías y un buen libreto con sabio y amplio texto de Tom Piazza. La producción, también espartana, como siempre, es de Dylan (Jack Frost) y la masterización del gran Greg Calbi. Los sutiles arreglos de viento en bastantes temas llevan la firma de otro experto como es James Harper. Pero lo mejor de todo, además de la aún cautivadora voz de Dylan, cada vez más grave y reposada, es esa banda encabezada por el director de orquesta Tony Garnier al bajo. Su conjunción, con el batería George Receli, es total. Luego están Charlie Sexton y Dean Parks a las discretas pero muy cálidas guitarras y el magistral Donnie Herron a la delicada steel guitar. Si a eso sumas un cancionero infalible como el elegido nunca puede salir un mal disco. Y este no lo es en absoluto.
Aquí volvemos a tener unos cuantos temas popularizados por Frank Sinatra, pero también tenemos bastantes más de gargantas negras como las de Ray Charles, Ella Fitzgerald, Nat King Cole, Sarah Vaughan o Billie Holiday; además de otros blanquitos tales como Sinatra, Chet Baker, Tony Bennett o Bobby Darin. Están los más grandes compositores de estándares de la primera mitad del siglo XX y del llamado Tin Pan Alley con firmas como Jimmy Van Heusen, Arlen & Koehler, Irving Berlin o Hoagy Carmichael. Por último hay una gran cantidad de canciones muy conocidas y otras cuantas bastante más oscuras pero que nos resultan placenteras. Todo ello un poco organizado a la manera de su programa radiofónico de la pasada década, “Theme Time Radio Hour” y con una sonoridad muy jazz en general.
El primero de los discos lleva por título “’Til The Sun Goes Down” , se abre con una placentera "I guess I’ll have to change my plans" y llega al más alto nivel pronto con la preciosidad absoluta que es "September of my years", con la que Sinatra brilló también. Su adorado "Stormy weather" lo hace totalmente apacible musicalmente y nada tormentoso. Las guitarras de Parks y Sexton destilan magia en "That old feeling" y el single de adelanto, "My one and only love", destila romanticismo.
“Devil Dolls” es el título del segundo de los álbumes. Su "As time goes by", compuesto por Herman Hupfeld y popularizada en “Casablanca” detiene el tiempo y te deja sin palabras. Sus fraseos en "Imagination" hacen volar tu propia imaginación y el clásico de Irving Berlin "How deep is the ocean" te sumerge en las más placenteras aguas del océano. "The best is yet to come" suena de las más rítmicas, vivas y jazz y te hace desear que ojalá que lo mejor esté por llegar.
El último de los discos es el más noctámbulo y relajado aún. Lleva por título “Comin’ Home Late” y lo abre una genial "Day in, day out" de Johnny Merce que cantara Billie Holiday entre muchos más y que es una en las que más brillan esos buenos y discretos arreglos de viento de James Harper. Con "Sentimental journey" realmente viajas recordando amores pretéritos en tu mente. Los mejores y más graves fraseos vocales de Dylan los tenemos en "When the world was young" y con "These foolish things" desprende más magia y romanticismo. Las notas iniciales de guitarra de "It’s funny to everyone but me" reposando sobre la steel guitar son una delicia. Finaliza con "Why was I born", un viaje musical que ojalá no se detenga nunca.
A pesar de los buenos y elegantes resultados de este trabajo nos hace desear que todavía se destape pronto con un nuevo y gran disco de canciones propias. ¡Quizás cuando cumpla 80 años pueda aún demostrar porque es el más grande compositor y poeta de todos los tiempos! ¡Joder, ahora me doy cuenta que no había dicho nada de su Premio Nobel! Por supuesto que es uno de los más merecidos de todos los tiempos.