Por: Javier González
En la banda sonora que acompaña las luces y sombras propias de una vida suele aparecer el nombre de un puñado de músicos que permanecen a tu lado de manera constante sin abandonarte ni en las buenas ni en las malas, clavando riffs en tu mente y versos en lo más hondo de tu corazón, mientras las hojas de tu día a día van pasando ante el silencio mudo del mundo.
Si personalmente hiciera una valoración de ese tipo, cribando temas, artistas y voces, a buen seguro que sin escarbar demasiado encontraría en un rinconcito de la memoria al bueno de Rulo.
Seguro que estaría ahí, impasible, con su melena y sus vaqueros, tan sencillo y afable como el primer día que me enganche a los estribillos de las letras que solía firmar al frente de La Fuga, cuando yo tan solo era un estúpido adolescente con más sueños que certezas.
Lo cierto es que desde aquellos días ha llovido ya bastante, pero es bueno retrotraerse hasta aquel periodo y más cuando lo haces disfrutando de “El Doble de tu Mitad”, el último trabajo del músico de Reinosa, ante el que una vez toca rendirse de una manera incondicional y sin dobleces al seguir constatando que su esencia rockera y su magia siguen ahí, intactas e inasequibles al desaliento. Y es que esa honestidad hecha canciones es un valor nunca bien ponderado del que Rulo hace gala en cada paso de su carrera.
El comienzo del disco con “Tu Alambre” es trepidante, una descarga de alma y corazón con una familiaridad total, seguida de la cotidianeidad de “Me gusta” y el guiño en forma de recuerdo a Manolo Tena de “Me Quedo Contigo”, temas que nos traen al mejor Rulo que recordemos, tanto a nivel de letras como en los aspectos técnicos, secundado por una magnifica banda y con la producción de Carlos Raya orientada de una manera algo más cruda que en sus habituales trabajos con Fito y Fitipaldis; sigue la línea ascendente del álbum con la amorosas “Escaleras” y “Objetos Perdidos” y la muy personal y emotiva “Noviembre”.
Nos encaramos hacia la recta final del disco con la afilada “La Flor II” y el intimismo y cercanía de “M”, que dan paso a una vacilada rockera como es “Mi Vida contigo era un Blues”; previa parada para una de esas historias que tocan corazones como es “La Reina del Barrio”, que sirve como perfecto anticipo al sabor a derrota con que nos deleitará el último tema del disco, “Días Dorados”.
Con “El Doble de Tu Mitad” Rulo y La Contrabanda nos entregan un trabajo pasional y reconocible, con aromas a relación de amor y hasta de cierto costumbrismo, relatado con absoluta cercanía y tocado con mucho nervio y tiento, que además es un auténtico deleite para los sentidos al servirse en una cuidada edición digipack aderezado con unas preciosas fotografías a cargo de Jose Girl.
Un paso más en una carrera en la que sin hacer mucho ruido y sin apenas focos mediáticos que lo arropen, Rulo nos sigue demostrando que desde la cercanía y el trabajo constante también se puede llegar a las más altas cotas.