Por: Sandra Sánchez
Varios discos a sus espaldas tiene ya la cantante y compositora californiana, quien iniciara su contacto con la música de la mano de Tom Waits (fue niñera de sus hijos) y sin embargo quizá es más conocida hasta ahora por sus colaboraciones que por su propio trabajo. El año pasado publicó junto a Sam Beam (Iron & Wine) "Love letter for fire", cuyo éxito ha propiciado la creación y publicación de este nuevo disco propio, en el que da a conocer su universo interior, que es muy rico.
Estamos ante un disco extraño, entendiendo por extraño nada convencional, que incluye registros muy diversos y que no tiene un hilo conductor claro. Sí podemos definirlo como minimalista, ligero, que crea ambientes etéreos para a continuación cambiar de tercio y tirar de potencia. El orden de las canciones es muy acertado, precisamente por esto, porque la siguiente rompe la atmósfera de la anterior y presenta algo inesperado, nuevo.
El tema más redondo es el que da título al disco, "Memories are now", una llamada de atención sobre el aquí y el ahora, cómo debemos ser cuidadosos a la hora de elegir lo que hacemos y cómo vivimos, ya que estamos forjando nuestros futuros recuerdos. A este pensamiento se unen otros a lo largo del álbum, como la crítica al mundo virtual en que vivimos, en "Cut Connection" ("I don´t waste my breath, don´t waste my time. Cut connection") o la pérdida de valores de la sociedad actual, la religión y la necesidad de pasar a la acción para mejorar las cosas en "The Coming", el cierre del disco, al que acompaña una inquietante y casi apocalíptica melodía.
Hay espacio para la delicadeza, en el sencillo punteo de guitarra al inicio de "Pegasi", balada folk de gran sensibilidad y para los juegos de voz de Hoop, que bajo distintas bases de melodías pulsadas (golpes, latidos...) da rienda suelta a su garganta consiguiendo preciosos efectos. Un disco, en definitiva, muy personal, lleno de interesantes metáforas y producido por el jovencísimo músico californiano Blake Mills, que ha entendido a la perfección el mundo de Jesca, lo que quería contar y cantar en él.