Por: Javier Capapé
Conocí la música de Fabián de forma casual. Hacía tiempo que había dejado de lado el más puro estilo de cantautor y lo que leía acerca del músico leonés iba en esa línea, por eso no me acerqué a él hasta que me llegaron muchas referencias y todas ellas muy buenas sobre “Después del incendio y otras cosas así”. Fue entonces cuando me decidí a darle una oportunidad a su música. En el momento en el que llegó a mis oídos “La huída” supe que iba a acompañarme siempre. Ese disco me cautivó al instante y rápidamente me sumergí en su discografía. “Adiós, Tormenta” y “Espera a la Primavera” me llevaron a sus orígenes y pensé cómo podía haber pasado por alto a este compositor e intérprete tan personal hasta ese momento. Este acercamiento tardío me permitía disfrutar más si cabe del placer de escuchar y conocer desde cero a Fabián, dejándome llevar por su música hasta donde ésta quisiera. Efectivamente partía de la canción de autor pero disco a disco iba más allá, acercándose al pop elegante y cuidado, pero siempre con una profundidad en las letras que calaba hondo. Llegaron después “(La Brisa Leve) La Luz Distinta” y el más reciente “La Fe Remota”, ambos sobresalientes y que confirmaban que merecía un reconocimiento mayor por la audiencia general.
Y así nos plantamos en el momento actual, en el que celebra el décimo aniversario de la publicación de su primer disco “Espera a la Primavera”. Un trabajo que era imposible de encontrar y que ha reeditado su modesta discográfica La Viejita Música para celebrar la efeméride. Como regalo incluye a modo de bonustracks el que fuera su primer EP “Plegarias”, en el que vemos los primeros pasos del leonés con versiones de algunas canciones que luego aparecerían en su disco debut. Gracias a esta reedición he podido hacerme con el disco (del que hasta ahora sólo disponía de una copia pirata) y estoy encantado. La verdad es que es un debut increíble, con un nivel altísimo, que confirma desde el primer minuto que Fabián no sólo se mueve en la canción de autor sino que domina también las estructuras del pop y del songwriter clásico americano.
“Marzo” abre el disco de forma delicada, como susurrando. Descubrimos así una voz que deleita con su cadencia única y que consigue atraparte desde sus sencillos y directos versos. “Páginas tuyas” nos muestra un ataque más directo desde una música construida con más garra pero apoyada igualmente en un entorno acústico. Eso sí, te hace cantar a pleno pulmón hasta volver a la paz y el minimalismo de “Dos violetas”. “Mis calles de arena” se torna pop, un tema descriptivo en el que se huele el mar como deseo que parte del protagonista de la canción y se vuelve tuyo. “Apenas” duele, como una ruptura pero con un final que llega a arrojar mucha luz. “Horizontes” tiene una sonoridad fantástica, con la presencia de un banjo juguetón que nos brinda un giro hacia un folk exigente, y de ahí nos vamos a un guiño casi experimental como es “Principiosobligados” con una voz distorsionada sonando casi a modo de juego. En “Hoy” sin embargo embriaga una voz que no encuentra límites, que transmite y desgarra en una nueva versión del abandono. “Como los gatos” es una maravilla, una canción que crece y estremece con ese solo de harmónica y eléctrica al final junto a esa interpretación al límite, en un estilo muy cercano al narrador de historias que no se avergüenza de todo lo que nos da y al que se lo agradecemos enormemente por permitir identificarnos totalmente con sus sinceros relatos. Una suerte de Bob Dylan acercando distancias, de tú a tú. Para terminar hace acto de presencia “Triunfadores”, una canción que nos habla de la lucha diaria, del valioso triunfo de salir adelante. Cada vez que la escucho se me ponen los pelos de punta y los ojos vidriosos, no lo puedo evitar, porque dice tanto de una forma tan sencilla y a la vez tan contundente… Por algo fue la ganadora del Certamen Nacional de Jóvenes Autores celebrado en Elche en el 2004, aunque sin tener que recurrir a los premios, es una canción que sobrecoge por sí sola.
Todo este torrente de emoción y creatividad se consigue con la instrumentación justa de manos del propio Fabián a las guitarras, Alberto Álvarez con una exquisita percusión minimalista, Mario Delgado con su toque eléctrico, el multiinstrumentista Pepe López o su mano derecha y encargado también de la producción Yuri Méndez, que sigue colaborando estrechamente con el músico leonés a día de hoy. Por si esto fuera poco, y como he comentado antes, en la reedición que nos ocupa se incluyen también las cinco canciones que formaron parte de “Plegarias” donde además de tres temas ya citados (“Apenas”, “Dos violetas” y “Triunfadores”), aparecen a modo de presentación la instrumental que ponía título a este EP y “El tipo equivocado”, donde ya se vislumbran sus dotes innatas para zarandearnos con su voz, que tiempo después serían una constante, uno de los motivos de mi pasión por el artista.
Hablar de este disco, aunque tenga ya diez años, es hablar de una música atemporal y que perfectamente se puede colar en nuestras vidas en este momento. Nunca es tarde para dejarla pasar. Así “Espera a la Primavera” funciona a la perfección gracias principalmente a una voz que te deja con un nudo en la garganta, con la que todo lo que cuenta se hace creíble, y a unos arreglos preciosistas infinitamente poderosos. En perfecta comunión con el Quique González más melódico, con el Drexler más directo e incluso con la capacidad de sobrecoger que tenía el canto de Jeff Buckley. Perderse entre los acordes de las canciones de Fabián es un auténtico placer que no deja indiferente. Gracias por este regalo.