Nada me va a hacer “volver al sótano” porque estoy en el mejor momento de mi vida
Por: Javier Capapé
Carlos Goñi nos atendió escasas horas antes de su concierto en la zaragozana Sala Oasis. Durante la distendida charla nos acercamos a muchas de las canciones de su último disco “Capitol”, un álbum acústico en sonido, pero muy incisivo, como nos tiene acostumbrados su autor, a la vez que muy personal y acertadísimo. Además de esto navegamos en sus últimas subidas y bajadas así como en su recién estrenada independencia o en su visión de la industria musical.
Buenas tardes Carlos. Lo primero de todo, felicidades por tu nuevo álbum. Voy a empezar preguntándote por qué eliges el hotel Capitol y la Gran Vía madrileña para inspirarte en el disco.
Carlos Goñi: En realidad fue una cuestión logística más que otra cosa. Estos últimos tres años he tenido que pasar mucho tiempo en Madrid por motivos de trabajo y personales y normalmente paso temporadas en esta ciudad como centro de operaciones. En una de estas veces voy a este hotel, me fascina y desde entonces cada vez que tengo que ir a Madrid me quedo en el hotel Capitol. Hasta que llega un momento que me encuentro tan a gusto en el hotel que empiezo a escribir y empiezo a pasar más tiempo en él, resultándome de lo más evocador e inspirador por la ubicación que tiene, por lo que significa para mí Gran Vía, etc.
¿Y es verdad que es un disco más “hacia adentro”?
Carlos Goñi: Si, es verdad. “Babilonia”era un disco muy “hacia fuera”, hacia el exterior y con más crítica y denuncia, pero en éste, aunque también haya algo de denuncia, no grito, por decirlo de alguna manera. Evidentemente “Cerraré los ojos” no es irónica, pero podría haberla escrito de otra manera y sin embargo no es así. Me resultaba muy importante mantener la inocencia del chaval protagonista cuando podría haberla escrito bajo el prisma de la madre o desde fuera contando lo que estaba pasando y cargar tintas… y sin embargo no lo hice, no era la idea.
En “Premios y Cicatrices” sí que veo introspección, veo que son tus subidas y bajadas. Es muy personal, no tan “hacia fuera”.
Carlos Goñi: Es que han sido tres años así, con unas subidas y unas bajadas de una montaña rusa brutal. Cierto es que en “Babilonia” estaba la canción más devastadora que he escrito en mi vida, que es “Teamotemor”. Nunca había escrito nada así y espero no volver a hacerlo de esa manera porque esa canción me dolió la vida y sin embargo aquí, en “Premios y Cicatrices” hay mucha ironía por todos los lados, que es algo que llevo años persiguiendo porque yo soy muy, muy irónico.
Y sin embargo parece lo contrario, que tengas una fachada más seria.
Carlos Goñi: Sí, esto era algo que me apetecía pero ha tenido mucho que ver con una “salida del sótano”, como digo yo últimamente. Escapaba de un sótano donde he estado cuarenta años metido. He tenido la fortuna de conocer a personas importantes durante estos últimos dos años especialmente que me han mostrado cosas de mi vida que no me han gustado. Hasta que una mañana me levanté, cogí la mochila, la puse encima de la mesa y empecé a desechar todo lo que no era mío. Me puse a repartir culpas, a devolvérselas a sus dueños.
¿Y eso es entonces “Perdí lo que no tuve”?
Carlos Goñi: No necesariamente. A partir de hacer esto lo que hago es retocar canciones. No hay ninguna canción específica que hable de esto, pero sí que es verdad que este álbum está escrito a medio camino entre sacar la cabeza del sótano, quedarse mirando y decir: “hostia, ¡qué bien se está!”.
Por lo tanto hay mucho optimismo también. ¿De ahí la ironía del principio con “Más tequila”?
Carlos Goñi: Sí, sí, sí. “Más tequila” es una fiesta porque desde la habitación donde estaba en el hotel Capitol veía en el edificio de enfrente un ático impresionante y siempre pensaba que se tenían que montar unas fiestas tremendas. Un día me monté una fiesta imaginaria pensando en qué tipo de gente iba a estar ahí. Yo soy el que digo en el tema: “cariño, dame otro tequila que no soporto esto”.
¿Con esta canción criticas a tu manera las tendencias sociales que se llevan ahora?
Carlos Goñi: Con “Más tequila” voy haciendo amigos (risas). Al final creo que yo no soy quien para decir qué es importante y qué no lo es. En todo caso lo único que puedo hacer es limitarme a reírme de ciertas cosas pero siempre bajo mi punto de vista, más con ironía que con otra cosa. Lo que sí que detecto es que estamos en un momento donde hay más “wanna be” que “be”. Mucho más “yo voy a ser, yo voy a ser…”, que “yo soy”.
En cuanto a sonido este disco es bastante más acústico, ¿un contraste de manera intencionada con el anterior? Por ejemplo, yo destaco “Mustang Shelby”, que tiene mucha garra, pero en la justa medida, ¿no?
Carlos Goñi: Es acústico porque el sello que quería de producción era ese. Era imprescindible que fuera muy acústico. Hay una cosa que suele ocurrirme y por eso me pongo un poco a la defensiva cuando alguien me dice: “Es que Revólver siempre suena igual…” Y yo digo: “¿En serio? No, lo siento pero no”. Revólver nunca suena igual. Eso es algo que de hecho no ha ido en mi beneficio de cara al exterior.
Es que ni siquiera los tres “Básicos” han sonado igual, incluso tienen distintas formas de afrontar su ejecución.
Carlos Goñi: No, es que yo me aburro. No puedo hacer los discos iguales. En este además he cambiado hasta la manera de cantar, bueno más bien he aprendido a cantar con más registros que aquí he podido utilizar. Cantar más cerca, mucho más grave, que es una cosa que me gusta y he tardado muchos años en aprender a hacer y que en este álbum he utilizado en muchas canciones como en “Cerraré los ojos” o “Magnolia Lane” que creo que se necesitan cantar así.
Hablabas al comenzar de “Cerraré los ojos”, una canción tremenda que te deja paralizado. ¿Cómo te decides a escribir un tema así?
Carlos Goñi: Hace unos años un amigo director de cine me pidió que le hiciera una canción para una peli que se llamaba “Cerraré los ojos” y yo escribo esta canción con guitarra y voz y una letra que no era exactamente así para utilizarla en la misma. Durante años la hago en algún concierto, nada extraordinario. Pero en este álbum recupero esta canción y “Ángeles de alas sucias” y entran de cabeza. Es como si en otros álbumes y repertorios no funcionaran, hasta que en éste consiguieron hacerse el hueco que necesitaban. Con “Cerraré los ojos” lo que hice fue llevármela a un terreno musical más al estilo Ry Cooder, meterle unos coros a la altura de la canción, con una ambiente mucho más americano, más fronterizo y he quedado muy satisfecho. Además la batería de Ángel Celada es maravillosa, de todo el disco en realidad, pero en este tema creo que Ángel da una masterclass de cómo tocar una batería.
Otra de las canciones que me ha descolocado es “Frío en Madrid” y quería preguntarte por su significado. ¿Cuánto hay de pérdida o de dejar atrás algo que se desea?
Carlos Goñi: Yo puedo explicar lo que quería decir con esa canción, pero la realidad es que en el sentimiento que le transmite a cada uno yo no pinto nada, porque a cada uno le traspasa la piel de una manera. Yo no tengo derecho a decirle a alguien si se está equivocando con lo que le hace sentir, lo único que puedo decir es cómo la hice y esta canción es más simple que todo eso que me comentas. Para mí esta canción es el reflejo de dos fotografías o postales. Una era la fotografía de Madrid un día de invierno lloviendo en el asiento de atrás de un taxi. Si suena esta canción veo eso, y también veo otra postal, la del reflejo del primer paseo de una pareja de críos por Madrid solos, una pareja de quince años donde las calles son Hollywood, el metro es una limusina y la ciudad es suya, con todo por delante. Luego llega la noche y cada uno se va a su casa y los gorros de lana eran gorros y las luces de Broadway eran farolas, pero durante un rato estaban en Broadway, iban en una limusina y eran los reyes.
Últimamente se lleva mucho este estilo de “folk americana”, que a mí me encanta. Lo hemos visto en “Delta” de M Clan, en los últimos discos de Quique González… pero se puede decir que tú ¿te alejas más de estos cánones o más bien lo llevas haciendo toda la vida?
Carlos Goñi: Yo creo que llevo haciendo esto desde “El Dorado” mínimo. Y si le metes piano de arriba abajo a “Si no hubiera que correr” podría decirse que lo llevo haciendo desde ahí, con lo cual… Yo tenía la sensación de estar llevando un sonido en una misma dirección musical desde hacía bastantes años y sentía que había pegado una patada y abierto cierta puerta en España, pero que el rédito se lo estaban llevando otros. Entonces, hablando de esto con mi ingeniero de sonido Matheu Sena me dijo lo siguiente: “Esto es verdad, pero la culpa es tuya porque no eres capaz de aguantar dos discos haciendo lo mismo. Muchos otros sin embargo hacen un disco y continúan en esa línea, pero tú no puedes pretender hacer un disco que suene muy americano como es “Calle Mayor”, que es puro Neil Young, o “El Dorado”, que es más Springsteen, y luego de repente traerte a doce irlandeses para grabar el segundo “Básico”. Luego te haces “Sur”, que no sé muy bien lo que es pero que tiene hasta un fado. Lo mismo ocurre con “Argán” o “21 Gramos”, que son todo cuerdas, o “Mestizo”, que es un cacharrazo de hard rock. Tío, ¡¡si eres tú el que va cambiando, el que va despistando!!”. Pero claro, para mí es inconcebible hacer dos discos iguales.
Esto me hace volver a “Perdí lo que no tuve”, pero no por la temática sino por el uso de la guitarra española, poco común en tus discos, siendo casi una “canción de autor”.
Carlos Goñi: Sí, es curiosísimo lo de esa canción. De hecho la llegué a grabar con todo, percusión, bajo, teclados, más guitarras… y no me gustó nada. Y me dije: “vamos a volver al principio. Vamos a hacerla al revés”. A la hora de mezclarla, en lugar de empezar cogiendo todo, decidimos hacerlo con la guitarra y la voz, nada más. Y el ingeniero se quedó mirándome y nos dijimos: “así es”. Sin más.
Y hablando del proceso de mezcla con esta canción me voy al tema de la producción. ¿Cómo afrontas el disco en este sentido?
Carlos Goñi: Una de las premisas que tenía a nivel de producción era cambiar esa costumbre de empezar grabando la base de bajo, batería y demás como guía para la voz y las guitarras. Se empieza grabando una guía simple de guitarra y voz para luego añadir el bajo y la batería que te sirvan de base. Y aquí no lo hicimos así. Tenía las velocidades muy claras y planteaba algún tipo de loop o muestras de batería que podían hacerme la función de guía para poder tocar la guitarra acústica y así lo primero que se grabó en este disco fue la voz y la acústica. A partir de ahí íbamos metiendo todo lo demás porque de lo que se trataba era que ningún instrumento se pudiese comer en ningún momento a la voz y a la guitarra acústica. Esa era la premisa, la voz tenía que estar en primer plano y lo demás de aquí para atrás. Eso no suele ser habitual. Claro, cualquier músico no es capaz de tocar estas cosas. Tenían que ser músicos un poco más específicos por concepto de sonido, con un control de la dinámica monumental. En fin, una serie de cosas técnicas que hacen que efectivamente “Capitol” sea diferente.
Cuéntame de “Sacristán de Sacristanes”. ¿Es un homenaje al cine o solamente a Sacristán?
Carlos Goñi: Efectivamente hay aquí una cuestión interesante. Es homenaje primero a Sacristán porque me parece uno de los grandes actores de la historia de este país. Por cosas de la vida creo que es el último de los grandes, porque estaban Agustín González, Alfredo Landa, José Luis López Vázquez, Fernando Fernán Gómez, Manuel Alexandre… y ¿quién queda? Sólo queda Sacristán. Ocurre que por mi edad representa una serie de roles en algunas películas de la transición que me muestran cómo puede ser el español moderno claramente europeo y liberal. José Sacristán representó tres o cuatro personajes que yo no veía por la calle como en “Asignatura pendiente” o “Solos en la madrugada”. Hablaba de una manera y decía unas cosas que te hacían ver en él a alguien único. Yo pensaba que así es como íbamos a ser porque en España no veía gente así. A partir de ahí sigo su carrera porque me gusta mucho como actor y a la vez sigo su carrera como persona, su crecimiento personal, y me constata que es uno de los mejores actores de nuestro país y como persona me parece uno de los tipos más coherentes y cabales que he escuchado en mi vida. Se junta todo y escribo esta canción que es muy importante para mí.
¿Y por “Sin Barcelona” te están preguntando? Parece que hagas referencia al independentismo, aunque tú la defines como una canción de amor.
Carlos Goñi: Es que lo es. Total. Lo bueno que tiene es que es una canción de amor como tal y esto es incontestable, independientemente de la ideología que uno tenga. Me han preguntado por la reacción que ha tenido esta canción cuando la he tocado en Barcelona y claro, ¿qué me va a decir alguien que sea muy nacionalista? No puede decir nada. Y cuando la he tocado allí, de alguna manera estoy diciendo: “no quiero que os vayáis por todo esto que os digo aquí”. Es como si en una pareja el uno le dice al otro: “no quiero que te vayas porque me gusta estar contigo”. Éste es el asunto. Es que estoy hasta las narices de escuchar opiniones sobre si se puede o no hacer una consulta ciudadana, que si la Constitución lo contempla o no… puedo estar de acuerdo o en contra, pero hasta ahora no he oído a una sola persona decir: “es que me gusta compartir con vosotros, es que si os vais me voy a quedar cojo”.
Pero claro, al tratar muchas veces temas políticos y sociales en tus canciones, llega ésta y parece que haya una intencionalidad detrás.
Carlos Goñi: Nadie, ni una sola persona me ha hecho ni un solo comentario político al escuchar esta canción, ni público, ni medios, nadie. Y todo el mundo sin embargo ha preguntado por ella, pero nunca con ese sentido. Porque es lo que te digo, va más allá de la ideología. Es simplemente decir que quiero que sigamos compartiendo espacio y me gusta sentir que cuando voy por Cataluña estoy en mi casa, me siento bien allí y me gusta compartir apellido. Nadie me lo puede discutir, para eso habría que decirme: “es que no quiero compartirlo contigo, Goñi”. Me lo puedes decir, pero nada más.
¿Cómo llevas tu etapa de independencia de Warner? Porque tu compañía es algo que siempre has defendido, pero ahora te decides a dar el salto a la independencia, a algo más pequeño y propio.
Carlos Goñi: Bueno, ¡¡la suerte que he tenido con este cambio!! Bastante más apoyo, más proyección, más promoción, más de todo. Ha sido un crecimiento que no me esperaba. Mi vértigo y mi miedo era decir: “¿Y ahora cuando me vaya, qué va a pasar; a ver si va a hacer mucho frío?” Y salgo y tengo acceso a programas de radio muchísimo más importantes, una mayor cercanía con los medios, muchísima más calidad en las entrevistas… ¡¡estoy flipando!!
Es que parece que los medios generalistas estén desvirtuando la música, como ocurre en famosos canales de radio, y sin embargo buscando la independencia y otros canales más pequeños, hay mucha más salida.
Carlos Goñi: No, pero yo te estoy hablando inclusive de programas de radio muy gordos, de los que se supone que no puedes ir salvo que seas el presidente de Gobierno. Programas que he estado pidiendo durante años y no los he podido hacer. Y de repente, me voy de Warner y me entrevista Isabel Gemio, con una audiencia enorme, y una entrevista divina, por cierto. He estado con Carlos Herrera, voy a estar con Francino, con Pepa Fernández… ¿Y la calidad de las entrevistas? Incisivas, inteligentes… que puedo asegurarte que hay un nivel mucho mayor desde que he sacado este álbum. No sé exactamente por qué, pero es algo que me está pasando. Además a mí me encanta estar de promoción porque me gusta la charla y la disfruto mucho.
¿Y la acogida en directo del disco, cómo está funcionando tras los conciertos de Barcelona, Valencia, Alicante y Bilbao, antes de éste en Zaragoza?
Carlos Goñi: La verdad es que muy bien. De este disco estoy haciendo en el repertorio ocho temas, algo que no hacía desde “El Dorado” y está siendo maravilloso.
¿Qué cambios ha tenido la formación actual de Revólver en directo?
Carlos Goñi: Con este disco quería más sonoridad. He hecho dos giras enteras en formato trío y me lo he pasado tremendamente bien y seguramente volveré al trío en algún momento, pero ahora mismo estoy disfrutando muchísimo de la banda que tengo. Siempre he tenido la fortuna de trabajar con bandas extraordinarias, grandes músicos con los que compartir escenario, pero ésta es técnicamente la mejor banda que he tenido nunca. Josué Santos es el teclista y saxofonista, que ha sido el director musical de Luz Casal hasta hace nada. La otra incorporación es Carlos Sánchez a la batería, que es otro músico que ha tocado con medio planeta y está aportando una manera de tocar distinta, con un concepto muy diferente. Y mi mano derecha, Manuel Bagüés, el bajista que lleva conmigo tocando ocho o nueve años, es la seguridad de saber que va a sonar todo en su sitio teniéndole al lado. Todos están aportando muchas cosas y hacen que suene distinto.
Últimamente me llama la atención y me molesta mucho que la gente se acuerde de los músicos cuando las cosas van mal, concretamente con el tema del cáncer de Pau Donés. Ahora sale en todos los medios, hablan de él… pero es que parece que la música se haya convertido en algo “de segunda” y únicamente sale a la palestra cuando muere Bowie o pasan estas otras cosas.
Carlos Goñi: Pero es que este país es así. La música es “de segunda” y el concepto de ser un músico en España en los últimos años está difícil. Yo creo que la culpa de esto la tiene la industria, que cometió un suicidio monumental cuando decidió que quería vender muchísimos discos y quiso colocarlos al lado de los paquetes de azúcar o pañales. O fue eso o es que perdió esa magia del acto de comprar un disco. Para mí ir a comprar un disco era la bomba, estaba toda la semana esperando que llegase el sábado por la mañana para ir a la tienda de discos, escuchar diez o doce y llevarme uno porque no tenía dinero para más. Tener un disco hoy en día es una estupidez, le das a un botón y lo tienes. Miento, no tienes el disco, tienes le sonido de las canciones. La industria lo hizo muy mal porque no puedes empaquetar los discos como si fuesen magdalenas. No puedes seguir pidiendo lo mismo por un disco que está estupendamente trabajado, con un montón de gente involucrada en ello para que eso quede lo más bonito posible, que por una “galleta” que la metes dentro de un cacho de plástico y ¡¡a volar!! Yo no voy a volver a sacar ni un solo CD en el formato Jewel Box, es una de las cosas que tuve clarísimo cuando me fui de Warner. ¡Se acabó! No me gustó el primer día y no me gusta hoy. Creo que deberíamos de intentar conseguir otra vez que la persona que se gasta la pasta en un disco se sienta orgullosa del disco que ha comprado, del contenido y también del continente como tal y al continente con los años se le ha ido dando menos valor y tenemos que conseguir que nos vuelva a gustar “esa cosa”, las canciones de dentro y “esa cosa”.
He leído que cierras un ciclo con “Argán”, “Babilonia” y “Capitol”. Yo veo grandes diferencias con “Argán”, pero ¿es posible que se cierre este ciclo tras cumplir veinte años de carrera en 2010 y que desde entonces haya empezado algo nuevo?
Carlos Goñi: Más que con “Argán” el ciclo lo cerraría con “Enjoy”. Hay algo que se cierra en ese disco y se abre otro con “Babilonia”. Lo que pasa es que “Babilonia” es el último disco que hago con Warner y entonces dejo una serie de cosas que hacen que mi vida vuelva a dar un vuelco. Después de que ya me hubiera dado un vuelco por completo hace tres años, con todo esto me vuelve a dar otro importante. Ten en cuenta que con Warner he estado 27 años. Todo esto hace que me reubique en la dirección correcta. Como tenga que dejar algo más ahora mismo, sólo me queda dejarme a mí mismo. Ahora tengo la fortuna de tener detrás un equipazo de gente. Siempre he tenido la teoría de que soy el responsable de cada uno de mis fracasos, sin duda alguna, pero los éxitos siempre están compartidos porque tienen que llevar detrás a una serie de personas que hayan hecho su trabajo muy bien para que eso funcione, y en el momento en que una no lo haga, eso ya no funciona. Y si hay una que no lo hace es culpa mía porque yo soy el que las elijo. Y ahora mismo, curiosamente, estreno mi independencia y no me he sentido más cuidado, más querido ni más mimado jamás. Yo salgo de gira ahora mismo y tengo a Óscar, mi manager, que se ocupa de que todo esté perfecto. También cuento con mi ingeniero Matheu Sena, mi persona de confianza para todo, la cabeza pensante con el que decido todo a nivel musical. Es que todo el mundo hace su trabajo de una manera divina. Aunque pueda sonar hortera, estoy rodeado de amor por todos los sitios y te aseguro que es lo más grande que te puede pasar como persona. Sólo veo cariño a mi alrededor y yo así trabajo al 150%.
Y entonces esa ruptura personal que me comentabas al principio, esa “salida del sótano” se junta con todo esto y aparece un nuevo Carlos, supongo.
Carlos Goñi: Lo soy. Ya no volveré al sótano jamás en mi vida. Esto no lo dejo, nada me va a hacer volver al sótano. Me da igual lo que sea. No; porque estoy en el mejor momento de mi vida a todos los niveles con muchísima diferencia.
Entonces si no “vuelves al sótano” y el disco decíamos que era “hacia adentro”, ¿lo que venga ahora será “hacia afuera”?
Carlos Goñi: Se supone. No lo sé. Ya veremos lo que me depara la vida. Últimamente vengo planteando que los discos son mismos capítulos de un libro. Este capítulo es así, ya veremos cómo es el próximo.
Me gustaría comentarte, a modo de anécdota, que yo te vi en directo por primera vez con catorce años, en la gira del “Básico”. Me dejaste con la boca abierta porque no tenía nada que ver con el disco, era todo “tralla”, nada acústico. Esa gira fue lo contrario a lo que presentabas en el disco. ¿Cómo va a ser entonces lo que veamos esta noche? ¿También vas a sacar la garra eléctrica para presentarnos un disco acústico?
Carlos Goñi: Efectivamente lo voy a llevar a ese lado eléctrico. Es que soy incapaz de ejecutarlo exactamente igual que en el disco. A “Frío en Madrid” por ejemplo, le di todas las vueltas del mundo para ver cómo la presentaba en directo y se ha transformado. Y como esa todas en general. Porque una cosa es el directo y otra muy distinta son los discos. Además yo no me planteo los discos pensando en qué va a pasar después en directo. Los discos los hago como los quiero hacer y luego preparando los directos trato de solucionar los problemas que se me plantean al llevar eso al escenario con los músicos de los que dispongo, y en base a eso es como monto el repertorio. No hay más misterio.
Bueno Carlos, muchísimas gracias por atendernos con esta cercanía. Ha sido un auténtico placer. Tengo muchas ganas de verte dentro de unas horas en concierto porque hace mucho que no lo hago.
Carlos Goñi: Lo vas a disfrutar seguro porque esta vez la banda suena genial. Muy agradecido a vosotros también por la crítica del disco porque habéis dado en el clavo llevándolo hasta “Calle Mayor”. Es cierto que hace tiempo que no entro en esa pose de que el último disco es el mejor, pero es verdad que gente como Cristina Narea, que lleva trabajando conmigo desde el primer “Básico”, cuando acabó el álbum me dijo: “Carlos, esta es la mejor colección de canciones que tienes desde “Calle Mayor”, pero con mucha diferencia”. Está siendo muy celebrado por todo el mundo. De los últimos quince años es fácilmente el álbum que mejores críticas está obteniendo en líneas generales y eso me hace feliz. Me lo he pasado muy bien grabándolo, he disfrutado mucho con el sonido de las guitarras porque me parece que hemos ido un pasito más allá y hay una cosa que la digo con todo el orgullo del mundo, aunque pueda parecer prepotente, y es que tengo claro que más allá de que Revólver guste o no, los discos de Revólver suenan muy por encima de la media. Y a eso le sumo que el sonido de las guitarras acústicas de este disco es sublime. Trabajamos e investigamos mucho sobre cómo grabar esto para que sonase así porque parece que estemos tocando dentro del oído, y eso es mucho, mucho trabajo. Nos vemos en el concierto. Hasta la próxima.