Foto: Iván González.
Cualquiera que haya tenido el enorme placer de compartir conversación con Edi Clavo, el que fuera batería de Gabinete Caligari, se habrá dado cuenta de la enorme cultura musical que el artista madrileño atesora; labrada a través de la escucha detallada de miles de discos y su presencia en no menos conciertos de toda índole y condición, algunos de los cuales desmenuza con precisión en su último libro, “Electricidad Revisitada”.
Cualquiera que haya tenido el enorme placer de compartir conversación con Edi Clavo, el que fuera batería de Gabinete Caligari, se habrá dado cuenta de la enorme cultura musical que el artista madrileño atesora; labrada a través de la escucha detallada de miles de discos y su presencia en no menos conciertos de toda índole y condición, algunos de los cuales desmenuza con precisión en su último libro, “Electricidad Revisitada”.
En las páginas de dicha obra queda claro el enorme influjo y la estrecha relación que durante algunos años unió a Edi, y por extensión al resto de miembros de Gabinete, con una de las formaciones más seminales e importantes dentro de nuestro rock como son Burning, banda con la que compartieron noches de música, ensayos y escenarios en alguna que otra ocasión, creando un vínculo de amistad que trascendió la mera influencia musical.
Dicha mención y el cariño que procesamos hacia dos bandas que consideramos hermanas dentro del rock madrileño, se han convertido en el motor necesario para que nos lancemos a la aventura de estrenar una nueva sección; una sección en la que los músicos y la gente de la industria musical en general tomarán la palabra, a través de un breve cuestionario, en los que hablaran de artistas y grupos que con mayor o menor cercanía les hayan marcado a fuego.
Disfrutad leyendo, mientras descubrís los motivos que hicieron posible que Edi Clavo se hiciera fan irredento de los chulea guiris de La Elipa.
¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de Burning?
Edi: A mediados de 1975 había leído sobre ellos algún suelto de Jesús Ordovás en “Disco Expres”, en una columna que se llamaba “Rrollos Díscolos”, incluso se había publicado también en “Disco Expres” una foto de Mario Pacheco en la que aparecían, con desafiante nocturnidad, al lado de un Dodge Dart y junto a una tapia del cementerio de La Almudena. A finales de ese año 75 me compré el LP recopilatorio “Viva el Rrollo”, en el que se incluían dos canciones de Burning, todavía en inglés; “Like a shot” y “Rock and Roll”. Sin ninguna duda desde ese momento pasaron a ser mi grupo español favorito.
¿Qué recuerdos tienes de la actuación conjunta entre Rigor Mortis/Burning, el 25 de Noviembre de 1977?
Edi: Teto Oltra, el tercer batería de Burning, era compañero mío de la Facultad de Ciencias de la Información. Estábamos en la misma clase, en el primer curso de la rama de Imagen y Sonido en 1977. Se organizó un concierto el 25 de Noviembre de aquel año en el salón de actos de la facultad. Recuerdo que era un viernes, Burning de estrellas y nosotros, Rigor Mortis, de teloneros. Ellos eran un grupo profesional, con contrato discográfico, equipo propio y un background cimentado en actuaciones por toda España. Nosotros, unos chavales de dieciocho años sin experiencia alguna que bebíamos de sus fuentes: Rolling Stones y Lou Reed, fue nuestra primera actuación en público con instrumentos eléctricos y toda la parafernalia del rock.
¿Qué es lo que más te impactó de ellos en su día?¿Y de su sonido?
Edi: A finales de 1977 nos invitaron a Rigor Mortis (Eugenio Haro, Jaime Urrutia, Ferni Presas y yo -Edi Clavo-) un sábado por la mañana a ver un ensayo en Papi, los locales de la autopista de Barajas (A-2). Me impactó la chulería de Antonio al cantar rock en español, los fraseos de Pepe Risi con la Les Paul negra, con un sonido untuoso de rock and roll en la onda Keith Richards/Chuck Berry, bastante inusual en un momento en que se valoraba más el virtuosismo pirotécnico de John McLaughlin o Max Suñe (Iceberg). La pose de Johnny, tocando de pie, con el Fender Rhodes y el sonido poderosísimo de Quique Lagstrum. No he vuelto a oír a ningún bajista español de rock con aquella pegada. Y mi compañero de clase, Teto, aplicado alumno universitario por el día pero conocedor de los vericuetos del rock-punch. Gran batería perdido para la causa.
¿Qué recuerdos tienes en su época más New York Dolls?
Edi: Fui a un concierto en la discoteca M&M, en la calle Béjar, en Diego de León. Debió ser en 1976. Todavía cantaban algunas canciones en inglés. El look era impactante, un flash a medio camino entre retro-glam-rock pero con toques autóctonos de chulea-guiris de La Elipa. Con Quique Lagstrum y su peluca rubia con un vestido de mujer y el Fender Jazz Bass atronando, Antonio con pantalones de raso negro marcando paquete, fular y todavía con el pelo muy largo, Pepe Risi con la perilla a lo Dártagnan y los pantalones de campana, de terciopelo con lunares y Johnny con una glitter-face pintada con purpurina y dos estrellas en los ojos, como Steve Harley & Cockney Rebel.
¿Qué grado de importancia tuvieron a la hora de evolucionar el rock cantado en castellano?
¿Qué grado de importancia tuvieron a la hora de evolucionar el rock cantado en castellano?
Edi: A mi entender fue fundamental la incorporación de nuestro propio idioma para ampliar los horizontes del rock español en aquellos momentos, desde 1976 aproximadamente.No sólo Burning, sino también y cada uno en su estilo, Ñu, Asfalto, Coz, Moris, Tequila, Salvador, la Orquesta Mondragón y hasta Ramoncín y Kaka de Luxe.
¿Por qué crees que los Burning son fundamentales en la historia de nuestra música?
Edi: Burning han aportado lo fundamental en el rock: buenas canciones. Sin canciones no hay nada, por mucho que “vistas al muñeco”. Independientemente de las circunstancias ambientales, la eclosión del punk y la nueva ola y otras modernidades, los traspiés discográficos o el largo y tortuoso camino del exceso narcótico, los Burning para mi son una de las piedras fundacionales del nuevo rock en castellano a finales de los años setenta.
¿Qué trato personal has tenido con ellos?
Edi: Recuerdo a Pepe Risi como el arquetipo de Rock-Star, así con mayúsculas. Un tío divertido, generoso y dispuesto para la juerga non-stop. Conmigo siempre fue cariñoso. Una noche me dio su tarjeta de visita, en ella se podía leer Pepe Risi y debajo escuetamente: Rock´n´Roll. Con Johnny también he tenido trato y es muy parecido a Pepe; cariñoso, divertido, muy castizo, muy Burning, aunque con la cabeza muy bien amueblada. Está la esencia genuina de Burning encarnada en él. Hoy, en 2017, Johnny es Burning al 100%.