Sala Luz de Gas, Barcelona. Viernes, 18 de febrero de 2017
Texto y fotografías: María Solano Conde
Optó por romper con las convenciones desde el primer momento: nada más salir al escenario, antes de que sonase la primera nota, se dirigió al público para darle la bienvenida y agradecer los halagos que vociferaban los más osados. Anticipaba así lo que sería el resto de la noche, que se caracterizó por la cercanía entre ambas partes y un diálogo constante, ya fuera para explicar las canciones o para pedir al respetable que ejerciera de corista. Muchas de esas intervenciones, por cierto, las realizó en un perfecto catalán, demostrando su cariño sincero hacia la “Barcelona encendida” de la que habla en “Hasta el infinito”.
Ahora sí, tras una primera toma de contacto llega el momento de la música con “Aventura americana”. Bajo este título alude a sus periplos primero por México y más tarde por el resto de Latinoamérica, que recoge en “Tormenta y mezcal”. Se trata de su cuarto disco, el tercero con canciones originales, que se publicó en noviembre del año pasado.
Una vez acabado el primer tema volvió a entablar conversación con el público, en este caso para dedicar la actuación a su amigo Jeromín Cantero, fallecido a principios de mes. Visiblemente conmovida por el recuerdo del realizador cinematográfico dio paso a “Te queda mi amor”, y la fuerza de su voz volvió a ocupar la Luz de Gas. Se acompañaba del teclado y de su banda, compuesta por Nacho Mur y Toni Brunet a las guitarras (este último ejerció también como productor del disco) y Jacob Reguilón al bajo, que disimularon la ausencia del batería, Toni Jurado. El cambio del formato acústico de los primeros conciertos de la gira al formato eléctrico actual le permiten tomarse alguna que otra licencia. Como en el caso de “Valiente”, en la que abandonó de forma momentánea el teclado para levantarse y pedir palmas.
Llegado el ecuador de la noche toca rendir homenaje al título del disco, y nos recomienda brindar con mezcal o, en su defecto, tequila. Como a la hora de ofrecer consejos, lo mejor es dar ejemplo, Rebeca se retira del escenario para volver, apenas unos segundos más tarde, con una copa de mezcal.
Hemos dicho antes que se mostró cercana al público y, en efecto, lo estuvo; también en sentido literal. Sin aviso previo, bajó las escaleras y se plantó en medio de la sala para interpretar “Huracán”, mientras algunos asistentes aprovechaban para cantarla a coro y otros para disfrutarla detrás de la pantalla de su teléfono móvil, como buenos hijos de su tiempo.
No faltaron las sorpresas, y casi al final de la noche se subió al escenario Vicky Gastelo para interpretar juntas “Despertarme contigo”. Amiga, compañera de fatigas en más de ochenta conciertos, propietaria del teclado que tocó esa noche y, por si fuera poco, autora de “las canciones más bonitas en su idioma”, en palabras de Rebeca Jiménez.
En la semana de San Valentín no podía faltar “Love”, tras la que llegaron los bises. La temática romántica, sin embargo, continuaba, ahora con “Hasta el infinito”, “una de las canciones más de amor que ha escrito nunca”. Pero sus influencias mexicanas no tardaron en aparecer con la ranchera “Tú verás” primero, y con su versión de “La llorona”, después. Ya con “Salimos a volar” llegó la despedida definitiva, aunque su gira de tormenta y de mezcal continúa.