Por: Àlex Guimerà
Supongo que cuando llevas un buen tiempo en esto de la música y has logrado un buen puñado de éxitos, tienes licencia para hacer lo que te venga en gana, guste o no guste. Así lo ha hecho una y otra vez Bob Dylan nadando contracorriente respecto a las expectativas creadas a su alrededor. Y así lo acaba de hacer el gran Howe Gelb con su último disco "Future Standards", en el que rompe de modo radical con su sembrada carrera.
Para la ocasión el legendario músico de Tucson (Arizona) ha aparcado los sonidos folk, americana y alt-country para abrazar el jazz vocal en un nuevo formato de banda (The Howe Gelb Piano Trio), con él a la voz y al piano junto a contrabajo y batería. Como hiciera con el aclamado "Alegrías" junto a Raimundo Amador, Gelb es capaz de aparcar sus sonoridades para inmiscuirse en casas ajenas y salirse exitoso de la aventura.
Y es que apenas han pasado tres años desde su última (s) entrega (s) en solitario, con la dupla arenosa "Dust Bowl"/ "The Coincidentalist", y un año desde el notable "Heartbreak Pass" con Giant Sand, para presentarse bien afeitado y de etiqueta con los nuevos cortes. Unos nuevos cortes que como los dos últimos discos del Premio Nobel de Literatura miran hacia los standards americanos, aunque a diferencia de aquel Howe opta por su propia cosecha y no por el cancionero americano, si bien la inspiración o (el homenaje) proviene directamente de los Cole Porter, Frank Sinatra o Chet Baker, y de las baladas de los años 40 y 50, cuyo espíritu logra plasmar.
Por ello, de entrada escuchamos su voz más cálida que nunca, una calidez que no evoca al sol del desierto si no a la luz de la luna vista desde algún callejón perdido. Luego un piano que marca el tono de todo el disco y nos revela a un Howe virtuoso y sensible a las teclas como si hubiera estado toda su vida dedicado a esto del jazz. Para cerrar el paquete un contrabajo y unas escobillas que marcan de forma perezosa un ritmo que acaba reinando a lo largo de todo el vinilo. Aunque también tenemos a la solista Lonna Kelley que adorna temas como la inicial "Terribly So" o "A Book You've Read Before", en las que canta a dueto, y la presencia del guitarrista Naim Amor, que da alguna pincelada testimonial de las seis cuerdas.
Sin rastro alguno de las influencias fronterizas del artista, las nuevas canciones se muestran románticas y taciturnas, compactas y para nada impostadas, enlazadas en un tono uniforme y melancólico que conecta con el legado al que mira con humildad.
Sin duda alguna, el disco le abrirá las puertas a festivales de jazz (¿vendrá a las próximas ediciones de los festivales de San Sebastián y de Barcelona?) y encandilará a un nuevo público ajeno al mundo de la americana que se preguntarán de dónde sale este tipo que canta jazz con sombrero de vaquero.