Por: Oky Aguirre
Cuando el pasado 4 de enero vi a los dos únicos supervivientes de The Doors en la conmemoración del 50 aniversario del primer disco de estudio de este grupo top 5, de los más impactantes y extraordinarios de la historia, comprendí que 45 años no es nada.
Viendo a Robby Krieger y John Densmore, guitarra y batería, dos tatarabuelos que ayudaron a dar la vuelta al rock, blues, soul y tantas cosas, me di cuenta que no estoy tan viejo como creía - está claro que no hablo de la diferencia de edad sino de la permanencia de grupos por los siglos de los siglos -. Volvemos al rollo de siempre; que quién es el mejor, el más grande; que si Beatles o Rolling, Dire Straits o Queen (alguno lo piensa y lo sé)…. Los Doors no es que fueran mejores; es que eran distintos, peculiares, originales, transgresores y, sobre todo, únicos.
Al empezar a recopilar datos intuí que para eso ya estaba internet. En cuanto hice un poco de memoria y seleccioné algunos de mis libros musicales, y por supuesto discos, me surgió la idea de viajar al pasado, no sin antes cotillear algunos artículos ya publicados, llenos de datos, nombres y referencias que surgían familiares en mi mente, como por ejemplo el Whisky a Go Go (allí los vio actuar Jack Holzman, propietario de la discográfica Elektra, que acudió a oírlos por recomendación de Arthur Lee -cantante de Love, banda que grababa para su sello-, y que los ficharía en agosto de 1966); La playa de Venice (el lugar donde una tarde de julio de 1965 Jim Morrison se encontró con su viejo compañero de la escuela de cine de la UCLA -Universidad de California- Ray Manzarek y le recitó las primeras estrofas de "Moonlight drive", una de las canciones que había estado escribiendo: "Let's swim to the moon/ Let's climb through the tide/ Penetrate the evenin' that the/ City sleeps to hide" ("Nademos hacia la luna/ subamos entre la marea/ penetremos en la tarde en la que/ la ciudad duerme para esconderse"); Paul A. Rothchild, Pamela Courson o el Dr. Ville. Pero sobre todo el mítico Mr. Mojo Risin´, aquel que representa el anagrama de Jim Morrison, que cantaba en nuestra querida "L.A. Woman", además de la canción, la mujer ideal que todos nos hemos imaginado.
A eso ayudó el documental de Netflix “When you're strange”, narrado por un emocionado Johnny Depp, que vi hace tiempo cuando se estrenó y me hizo más fuerte en mi actitud de no atiborraros con multitud de datos cuando podemos hablar de música.
Empecemos por el principio. Sobre el minuto 32:48 del debut homónimo los Doors, justo en el principio del “The End”, sin duda uno de los mejores comienzos de canción de la historia, con ese tempo embrujado, endemoniado, hechizado… y todo lo que acabe en "ado" (“This is the end, beautiful friend. This is the end, my only friend, the end” ), y con el final más inquietante de la misma (40:14: “Father… Yes son; I want to kill you…. Mother….. I want to………… Woooooooooooooooooaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.). Nunca dijo “fuck you”, como todos y cada uno de nosotros, imbuidos por un ente que nos maneja desde siglos, hemos crecido ignorantes de ello. Es verdad que en directo el Morrison utilizó esta palabra una y mil veces, pero en el disco no; el contexto en el que nos han situado acerca de la irreverencia de este icono del rock, no puedo dejarlo pasar para generaciones posteriores, gobernadas por gente como Trump. Acaba de pasar con Prince o George Michael, responsables de canciones que han llenado nuestros corazones, fuera de gustos, y que no han podido defenderse de la cantidad de tonterías que han manchado su legado y nombre ya fuera por su inclinación sexual o consumo de drogas. Reniego de gente que no reconoce que un Nobel a Dylan, por el simple hecho de cantar poemas que escribe, no tenga cabida en el mundo de la Literatura. Si Jim hoy estuviera con nosotros, los académicos suecos habrían tenido en mente a este poeta cantante en sus mentes privilegiadas.
Desde los 15 años tuve un amigo. Enseguida coincidimos en las aulas, entre pupitres, granos y canciones. Nuestro nexo de unión fueron la Creedence, con apenas 15 años la música nos conectó sin saber que íbamos a ser amigos eternos: eran tiempos de U2 y Dire Straits. Sonaba el “With or without you”, “Money for nothing” y el “Last Christmas” de George Michael nos felicitaba las navidades todos los años –aunque no venga a cuento, es bueno saber que el británico cedió los derechos de esta canción para paliar el hambre en Etiopía, idea que igual le surgió mientras se fumaba un joint- mientras nosotros, cegados por una palabra que yo enterraré conmigo, AMISTAD, nos hizo diferentes desde el principio. Hoy en día ese amigo ya no es mi amigo. Pero los 30 años de amistad verdadera, que surgió de la escucha de este vinilo, que aún hoy estremece a cualquiera, bien merecen una disertación de lo que significaron The Doors ayer y lo que serán mañana. Crecer entre vinilos agudiza los sentidos y engrandece la “soul” (nuestra alma, amigos) y para comprender el sonido que transmite un tocadiscos, os dejo este enlace de un brillante y didáctico artículo publicado el pasado octubre de 2016, escrito por un ingeniero de sonido mexicano, Nestor Lencenella, en donde hace una profunda reflexión de lo que antes significaban los ingenieros de sonido y lo complicado de serlo ahora en esta era digital. Aquí un extracto:
“La dinámica es algo que los seres humanos apreciamos y agradecemos; es más, en cuestiones musicales, es uno de los pilares de la composición, ya que la misma debería ser utilizada por el compositor como herramienta para sorprender. El mito: “lo fuerte vende más”, se generó en alguna oficina de mercadotecnia de algún gran sello discográfico, allá por el año 1992. Por supuesto, en una primera instancia, lo fuerte sorprende, pero la pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Después qué pasa?.
Podemos recurrir a otras estadísticas, como por ejemplo: ¿Qué música en general es la que más se escucha en todas las radios del mundo? La respuesta: música de los ochenta. ¿Por qué? ¿Que pasó en esta década que la gente sigue queriendo escuchar esas melodías? ¿Había mas creatividad? ¿Es porque se grabó en analógico? El factor a tener en cuenta es que esta música tiene dinámica y no está sobre-comprimida.”
Después de grabar discos de LP a casette, decidimos coger Vespa y loro, doble pletina dolby sorround y acampar en lo más recóndito de Europa. Creo que fueron 120 kms., hasta llegar a un sitio que tú y tu mejor amigo sabéis es el elegido. Fue en la Sierra de Gredos, donde aún podías acampar sin borregos. Pero no teníamos en cuenta el LSD. Escuchar el “The End” bajo los efectos de aquello, solos en la inmensidad, nos hizo no solo ver al diablo en persona, sino saber que éramos privilegiados por haber conectado con tal monumento, comparado con un Picasso o un John Ford. El periplo musical de los Doors en la historia de la música empieza en mono. Comienza con 5 segundos que sólo podrás escuchar en tu oído, bafle o altavoz izquierdo. El vinilo que yo escuchaba con quince años no tiene nada que ver con el que puedas comprar hoy, de esos de 180 gramos. El sonido y la dinámica eran ciencias en aquellos años llenos de sabios ingenieros musicales, cuando la música no estaba comprimida. Eso es dejar un sello incorruptible, impenetrable, fuera de toda consideración; lo de ser el grupo más auténtico, junto a los Kinks, lo dejaremos para otro momento.
Hagamos un rápido viaje al pasado. Si existiese la posibilidad de regresar a algún instante de la historia yo me iría a 1967. Además de la llegada a la Luna, entre ácidos, porros y primeros conatos de libertad de expresión y sexual, nacían discos que revolucionarían la historia; atención a lo que podría ser una lista de lo mejor del año 67. Acojona: "Sgt. Peppers Lonely Heart Club Band", Beatles; "Are you experienced", Hendrix; "The Velvet Underground & Nico"; "Their Satanic Majesties Request", Stones; "Forever Changes", Love; "Blowin' your mind", Van Morrison; "Something Else", Kinks; "I never loved a man the way I love", Aretha; "Winds of change", Eric Burdon & The Animals; "John Wesley Harding", Dylan; "Smiley Smile", Beach Boys; "Sell Out", The Who y así sucesivamente en una de las décadas más prolíficas del rock.
Pero el debut de The Doors a finales de esa era prodigiosa fue un auténtico huracán, como queda reflejado en las palabras de Bruce Botnick, ingeniero de sonido y testigo de aquél fenómeno, en la biografía "The Doors. Love becomes a funeral pyre", de Mick Wall:
“Eran totalmente diferentes a cualquier otra cosa que estaba grabando. Yo grababa entonces a los Beach Boys, The Turtles, The Ventures y mucha de la música más puntera, y The Doors eran totalmente distintos, era el comienzo de la era de la música americana de los 60".
En los últimos días de agosto de 1966, The Doors entraron al Studio B de Sunset Sound y en solo cinco días tenían grabado el disco. Paul A. Rothchild ejerció de productor y el citado Bruce Botnick de ingeniero de sonido en esta joya que está incluida en el Registro Nacional de Grabaciones de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. "El primer día que llegaron al estudio lo tenían todo resuelto. Tenían prácticamente los dos primeros discos listos. La idea que tenía Paul y con la que estaba de acuerdo era que teníamos que ser invisibles, permitirles capturar su interpretación, capturar la magia de los Doors como ibas a escucharles", cuenta Botnick en el libro de Mick Wall. Por diseccionar alguna de sus canciones, que cada uno sentirá de manera distinta, compruebo que siguen manteniendo una frescura y emoción que igual antes apreciaba menos.
“Break On Through (To The Other Side)”: El tema que abre el álbum, escrito por Jim Morrison (autor de todas las letras del disco excepto "Light My Fire" aunque todas aparecieron firmadas como The Doors), habla de tomar LSD. Como curiosidad, en este primer single de lanzamiento del álbum y en el videoclip promocional, se recortó la frase en la que Morrison canta hasta cuatro veces "she gets high" ("ella se coloca/se droga") para dejarla en "she gets".
“Light my fire”: He llegado a odiar esta canción para luego enamorarme de ella - la culpa la tuvo esa bazofia de peli que hizoOliver Stone, llevando este tema a lo más alto de las radiofórmulas, menospreciando otros temas para mí mucho más relevantes - . A pesar del archiconocido organito que no deja de apalear tu cuerpo, el momento final que nunca llega, con el grupo volcado y que cuando piensas que se va a acabar, Jim alarga con su chorro de voz, mezcla entre cazallera y angelical, escupiendo “fires” gloriosos. Escrita por Krieger, mítica es su primera y única actuación en el Ed Sullivan Show, donde les solicitaron amablemente prescindir de ese maligno estribillo "Girl we couldn't get much higher", a lo que Jim aceptó sin problemas minutos antes, cantándola después tal cual la parieron.
"Back Door Man”: Increíble que cuando estas al borde de la emoción con la anterior, te llega esa guitarra de Krieger, sonido Gibson puro sonando a blues antiguo pero mucho, mucho, encadenando con el Fender Rhodes del ya fallecido Ray Manzarek (2013) y con Morrison jadeando y adoptando la actitud de Willie Dixon.
“The Crystal Ship”: El teclado de Manzarek de repente se convierte en piano clásico (luego sabríamos de su afición por Bach). Si alguna vez te han roto el corazón es la canción perfecta. En aquélla época no teníamos la posibilidad de adquirir las letras de los temas y además nuestro inglés era parecido al de Torrente; las pasábamos putas para saber qué cojones querían decir esos tíos tan acojonantes -creo que sabéis de lo que hablo; es un tema que da para un libro -. Esta canción siempre me sonó a ruptura y a reencuentro. Más tarde me enteraría que es una canción de amor de despedida dedicada a la primera novia seria de Morrison, Mary Werbelow. El recitado final de Mr. Mojo es pura esencia musical.
“The crystal ship is being filled
a thousand girls, a thousand thrills
a million ways to spend your time
when we get back, i'll drop a line”
“The End”: La primera canción rock que se puede considerar una composición musical en sí. Superar los 10 minutos no era normal. Me imagino la reacción de cualquiera, ya fuera Lennon o Brian Wilson o cualquier ser humano, al escuchar por primera vez esta obra maestra contemporánea. Esta mística letra compuesta por Morrison fue la causante de su despido del Whisky a Go Go, cuando en la que sería su última actuación Jim Morrison cantase, bajo los efectos del LSD, cosas tan deliciosas y delicadas como matar a su padre o tener relaciones sexuales con su madre. Resaltar que está formada por dos tomas distintas y unidas posteriormente en la mezcla; volviendo a la biografía “The Doors. Love becomes a funeral pyre”, donde Botnick desmiente la leyenda de que en la grabación del tema, mediada la canción, Jim Morrison lanzase enfurecido contra el cristal del control un televisor en el que el ingeniero de sonido y el productor estaban viendo un partido de los Dodgers, sino que, simplemente, el cantante lo golpeó mientras danzaba por el estudio y este cayó al suelo. Por esa razón, explica Botnick, se hizo una segunda toma. Otra de esas mentiras que sitúan a genios poseídos por las drogas.
El resto de temas que integran el disco son "Soul Kitchen" (inspirada en un garito que solían frecuentar los miembros del grupo llamado "Olivia's" y que vendía comida sureña), "Twentieth Century Fox" (dedicada a la novia del resto de su vida, Pamela Courson, junto a Yoko Ono, posiblemente la mujer más odiada del rock), "I looked at you" (una de las canciones que el "Rey Lagarto" tenía escritas antes de reencontrarse con Manzarek), "End of the night" (inspirada en la novela "Viaje al fin de la noche" de Céline) y "Take it as it comes" (con su solo de órgano inspirado en Bach). "The Doors empuñan un ritmo de rock and roll con continuas improvisaciones de jazz para producir un intenso y altamente emotivo sonido. (...) Tratando de evitar el 'sonido duro directo' de muchas bandas de rock, The Doors tratan de causar un impacto dramático en su música". Estas palabras utilizó Francine Grane en la primera crítica del disco publicada en Los Angeles Times.
Para llegar a introducirse de lleno en las entrañas de este grupo hay que comprender la importancia de la ausencia de un instrumento fundamental en cualquier banda de rock: el bajo. Sin la aportación en los teclados de Ray Manzarek, auténtico creador de la banda junto a Morrison, los Doors no habrían sido posible. Aquí os dejo un excelente artículo publicado en la página web Teclados y Teclistas en 2008, donde explica perfectamente la contribución de este genio a la música y a todos nosotros:
"Después de conseguir su órgano Vox Continental, que le acompañó durante toda su carrera con The Doors. El sonido de su Vox era ligeramente grave, con afán de protagonismo (recordemos que la guitarra en este grupo era mero instrumento rítmico, y quien llevaba las funciones de instrumentista principal era Ray). Ray fue el primer teclista que se atrevió con los pedales y filtros en su instrumento. Entre todos los efectos que utilizaba podemos destacar:
- Un Phaser (probablemente de Vox). Se puede ver al final de la canción "Spanish Caravan".
- Pedal de distorsión.
- Filtros de Moog (quizá Moogerfooger).
- Efectos típicos del amplificador Leslie (Vibrato y Trémolo, jugando con las velocidades de giro entre ambos efectos).
"Después de conseguir su órgano Vox Continental, que le acompañó durante toda su carrera con The Doors. El sonido de su Vox era ligeramente grave, con afán de protagonismo (recordemos que la guitarra en este grupo era mero instrumento rítmico, y quien llevaba las funciones de instrumentista principal era Ray). Ray fue el primer teclista que se atrevió con los pedales y filtros en su instrumento. Entre todos los efectos que utilizaba podemos destacar:
- Un Phaser (probablemente de Vox). Se puede ver al final de la canción "Spanish Caravan".
- Pedal de distorsión.
- Filtros de Moog (quizá Moogerfooger).
- Efectos típicos del amplificador Leslie (Vibrato y Trémolo, jugando con las velocidades de giro entre ambos efectos).
El problema que le vino luego a The Doors fue la incorporación de un bajista, cosa con la que no estaba de acuerdo, pues el grupo funcionaba a la perfección como cuarteto. Aunque en las grabaciones siempre tuvieron un (gran) bajista, Ray acompañaba al grupo en directo con un Fender Rhodes Piano Bass en su mano izquierda haciendo el sonido del bajo (amplificado con amplificador de bajo Fender), lo que le hacía perder una mano a la hora de tocar el teclado. El problema no es tan grave si se comprueba que al hacer las funciones de instrumentista principal el uso de la mano izquierda prácticamente era prescindible (aunque en las grabaciones, y al tener esa mano izquierda libre, le permitían hacer acordes "de colchón" que aportaban a su música más matices).
Otros teclados que utilizó este gran teclista fueron un Fender Rhodes Mark II de 88 teclas (La canción "Riders of the storm" da fe de ello), un órgano Gibson G-101 (sobre todo en directos, y en la grabación de la conocida canción "Light my fire"), y pianos de pared y cola, que aunque poco se dejan oír en alguna canción."
He decidido finalizar este merecido homenaje a los Doors con las palabras de Depp con las que termina el documental de Netflix (obligatorio verlo).“Ese fogonazo de protesta (The Doors) fue real. Forjó la conciencia de toda una generacion.
Para algunos, Jim era un poeta, con el alma atrapada entre el cielo y el infierno. Para otros, no era más que una estrella del rock, que se estrelló y ardió;
Una cosa es cierta: no puedes consumirte si no estás en llamas”. Y también con las palabras que su padre necesitó más de diez años para decir: “Mi hijo poseía un genio único que expresó sin censuras”. The Doors siguen vivos; Jim Morrison sigue vivo. Mr. Mojo Risin' somos todos nosotros.
Con motivo de este 50 aniversario, el 4 de enero ha sido declarado "Día de los Doors" en Los Ángeles.
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La banda además reeditará con Rhino una edición de lujo de su disco debut, que saldrá a la venta el 31 de marzo. "The Doors: 50th Aniversary Deluxe Edition" se compone de un CD con una versión remasterizada de la mezcla estéreo del álbum original, otro CD con la mezcla mono remasterizada, que se edita por primera vez en este soporte, y un vinilo de la mezcla mono original. Además, se incluye un tercer CD con un concierto en directo en The Matrix de San Francisco del 7 de marzo de 1967, que parte de unos masters originales que se creían perdidos. En la mezcla final de The Doors solo se utilizaron tres de las cuatro pistas de sonido del estudio: en una la batería y el bajo, otra para la guitarra y los teclados, y la tercera para la voz de Morrison. El álbum incluía once temas, nueve originales y dos versiones -"Alabama Song (Whisky Bar)", basada en un poema original de Bertol Brecht y escrita por Kurt Weill para una obra de teatro de 1927, y "Back Door Man", de Willie Dixon-. En las sesiones en el estudio también se grabaron "Moonlight Drive", "Hello I Love You" y "Indian Summer", aunque estos temas no se incluyeron en el álbum debut sino en discos
posteriores.