Ebbot Lundberg, la vuelta del chamán sueco

Por: Artemio Payá

Parece que fue ayer pero ha pasado casi un lustro desde que The Soundtrack of Our Lives, una de las bandas más excitantes de los primeros años del Siglo XXI nos dijera adiós. Mientras seguimos esperando que se reúnan, 2017 será un buen año para los que amamos a los suecos puesto que su indiscutible líder nos va a visitar con la precuela y la secuela de la banda y desde el Giradiscos aprovechamos para hacer un repaso los diferentes proyectos en los que ha estado involucrado Ebbot Lundberg. 

Después de la mencionada ruptura, hicimos el pertinente seguimiento a la carrera de todos los protagonistas de la banda pero parecía que la única vía posible para volver a sentir la magia que nacía de estos tipos era que se volvieran a juntar a tenor de lo escuchado en sus proyectos posteriores. En cuanto a nuestro querido Ebbot se refiere, le hemos visto dando la nota en un programa de variedades musicales en la televisión sueca y durante estos años ha ido grabando diferentes ideas pero, o bien muy alejado de los parámetros de los Soundtrack, como por ejemplo en esa disertación interestelar de cuarenta minutos editada como “There is only one of us Here”, o bien de gran escasez en “Homo Erectus EP”. Un material que por cierto esta recopilado en riguroso vinilo editado por el sello Bang (“The Inmaculate Concept Album”) y que supone una buena colección de retales.

Todo esto cambia con lo que todos estábamos esperando, que era un LP en toda regla, algo que sucedió a principios del año pasado y que ahora nos brinda la oportunidad de ver a este titán otra vez sobre un escenario en una extensa gira por nuestro país en salas de mediano aforo. En él, nuestro protagonista se ha juntado con una panda de chavales llamados The Indigo Children, y cierto es que viendo las fotos de primeras la cosa daba miedo. Estar acostumbrado a Ebbot rodeado de dos hachas como Mattias Barjed e Ian Persson y verle ahora con unos tipos que parecen de erasmus asusta un poco. Nada que no se pase viendo los videos que circulan por internet o bien prestando atención al propio “For the Ages to Come” (2016) donde se demuestra que el hombre de la túnica está perfectamente secundado por unos secuaces solventes y entregándonos un disco que nos deja mucho más que satisfechos.

En él, Ebbot se mueve como pez en el agua dentro de su zona de confort y nos entrega diez canciones repletas de psicodelia sixties y de texturas cuasi folkies. Destacando por una parte los cortes que discurren por terrenos tranquilos, aderezados con arreglos de viento como la bucólica “I see forever”, “Drowning on a Wishing Well”, que emana cargada de elegancia sesentera, o bien la preciosa “To Be Continued” que sirve para poner el punto y final. Mas conectadas con su pasado son “Beneath the Winding Waterway”, repleta de arreglos, o el pase más enérgico y guitarrero que es “Backdrop People”. El único pero que podemos decir del disco es que se echa en falta más composición propia ya que dos de las diez canciones son versiones, aunque ciertamente en ambos casos lo bordan. La primera de ellas es “Don’t Blow your Mind Away” de los Spiders de Alice Cooper y la segunda es una magnífica relectura de “Cerca de las Estrellas” de los Pekenikes, aquí llamada “Calling from Heaven”. En definitiva, un disco que suena rematadamente bien y que sirve de perfecta excusa para volver a ver a Ebbot Lundberg sobre las tablas repasando estas y otras canciones pretéritas, algo que siempre supone un aliciente visto como se desenvuelve en vivo.

Pero no será la única vez este año que le veamos y sintamos, ya que la gran sorpresa ha sido la inclusión contra pronóstico de Union Carbide Productions en el festival Azkena Rock . La primera vez que escuché hablar de ellos, o mejor dicho leí algo de ellos fue en Julio del año 1998 cuando acudí al kiosko como todos los principios de mes a comprar la prensa musical para luego irme a casa, poner un disquito y ver que nos deparaba el Ruta 66 de ese mes con portada de Creedence. Entre un informe de sexo en Japón, otro de electrónica o una entrevista con Fogerty se escondía un especial sobre una banda de la que no había oído hablar jamás: Union Carbide Productions. Pues bien, aquel artículo escrito por Aitor Recalde (¿pseudónimo de Jaime Gonzalo?) podría decirse que es uno de mis favoritos entre todos los que he leído jamás en mis muchos años devorando prensa musical, en sus líneas su autor nos describía a la perfección lo que suponía la escucha de sus discos: una animalada sonora que hacía pensar que los Stooges había sido crionizados y revividos en Suecia unos años más tarde. Raudo y veloz acudí a la tienda de discos a adquirir aquellas rodajas que se preveían toxicas pero únicamente me llevé de botín su último disco “Swing” (92) producido por Steve Albini y editado con una banda a punto de romperse pero con su capacidad de aniquilar oídos intacta. Los otros tres artefactos ya descansan en mi estantería gracias a las reediciones de Radium Records y encontramos más de lo mismo y en algunos casos mejor. En los dos primeros “In the Air Tonight” (87) y “Financially Dissatisfied…” (89) enseñaban los dientes a base de bien, la banda se nos muestra lanzando puñetazos guitarreros como si no hubiera mañana con los amplis echando chispas y con un jovencito (y delgado) Ebbot desgañitándose a pecho descubierto. Y en el que quizá es mi favorito, su tercera entrega llamada “From Influence to Ignorance” (91) alternan los momentos más sulfúricos con matices de corte acústico. No quiero extenderme más porque sería imposible aportar nada a aquel artículo, profuso en información y que nos muestra a unos tipos de los que poco se habla actualmente pero que pueden con su discografía mirar de tú a tú a cualquier banda tótem de la época y que pusieron junto con The Nomads la piedra fundacional de lo que vendría después con el aluvión de rock escandinavo que comenzó precisamente cuando ellos lo dejaron, agotados debido a las tensiones acumuladas y los numerosos cambios de formación. Será por tanto un placer indescriptible escuchar en un festival a un volumen generoso pelotazos como “Train Song”, “Be Myself Again”, “High Speed Energy”, “Another Rock and Roll Statement”, “Ring My Bell” o “Golden Age” si quieren relajarse un poco. Solo con pensarlo hace que me levante un palmo del suelo.

Después de aquella aventura que acabo abruptamente y les dejo exhaustos física y mentalmente es cuando comienza mi capítulo favorito de la vida musical del querido Ebbot, cuando se embarca junto con los dos guitarristas de la banda en The Soundtrack of Our Lives con una curiosa temática cercana al esoterismo, que les acompañará toda su carrera, y con unas coordenadas musicales asentadas más en referentes ingleses de los 70 y texturas más pop. Empiezan fuerte grabando directamente para una multi con un torrente compositivo de veinte canciones en “Welcome to the Infant Freebase” (96 ) que supone un estreno sensacional en formato LP, si bien es cierto que se les fue mano con el metraje (20 canciones ) es imposible no gozar con “Mantra Slider”, o esa reivindicación de The Who que es la apabullante “Instant Repeater 99”, la angustia rock de “Grand Canaria”, el folk musculoso de “Endless Song”, la nana de “Bendover Babies”, el ejercicio de estilo sixties de “Blow My Cool” o el pepinazo mayúsculo llamado “Confrontation Camp” que aún recuerdo cuando tocaron en un festival gratuito en Madrid y nos saltó las vielas a todos.

Su siguiente intento sin embargo no logra convencer del todo, “Extended Revelation for the Psychic Weaklins of the Western Civilization” (98) es donde se estrena Mattias Barjed (en sustitución de Björn Olsson) y parte del mismo lugar sonoro que su predecesor, pero las canciones no llegan a enganchar, quizá por una producción más plana y por olvidarse del barniz de superrock que es con el que han logrado sus mejores momentos. Hay buenos temas sí, pero está muy lejos de su debut y a gran distancia de lo que vendría después porque en el año 2001 ve a la luz el enorme “Behind the Music”. Una rodaja que sigue sonando igual de fresca y vigente quince años más tarde y que supuso su espaldarazo definitivo en el mercado europeo. Aquí hay quince canciones y no sobra ninguna, la banda se encuentra en un estado de forma inmejorable, su nuevo guitarrista perfectamente acoplado y entregando canciones que dan en la diana sean del estilo que sean. En este tercer trabajo hay psicodelia, rock, glam, folk y todo suena maravillosamente cohesionado sonando modernos, pero a la vez como si estuviéramos ante una banda clásica de los 70, vamos que imposible destacar algo. Todo rula.

Tras un largo periodo de presentación, en 2004 aparecería “Origin Vol. 1” que se estrenó en Suecia siendo número uno y disco de oro y que como su nombre indica hacía presagiar que habría una continuación que nunca llegó. En el mismo, nos encontramos a los suecos con su trabajo más mainstream lo que no quita que estemos ante un fantástico álbum con canciones a la altura de sus mejores momentos como las iniciales “Believe I’ve Found” o “Trascendental Suicide” y que supuso otra excusa para girar y por fin darse un garbeo por aquí y mostrarnos que podían tener pocos rivales que se subieran a un escenario, con un directo en el que parecían un tigre de seis cabezas disparando fuego por la boca. Al final el volumen 2 de ese Origin no llegó nunca pero sí que un año más tarde editan “A present for the Past” (05), imprescindible artefacto doble en donde aglutinan canciones no editadas en LP e incluidas anteriormente en EP’s y otras ediciones. Material jugosísimo como no podía ser de otra forma y objeto de obligada adquisición para los fans de los Soundtrack.

Con este juguetito pudimos ir matando el largo tiempo que se tomaron hasta sacar nuevo disco y en su prolífica línea nos sorprenden con un disco doble en “Communion” (08) que tiene el dudoso honor de tener una de las portadas más feas de la historia y que hizo que a mi particularmente me costara pincharlo por primera vez. Más allá de la horripilante carátula y de su longitud estamos ante otro de sus mejores trabajos, quizá no entra tan gustosamente como sus anteriores pero que visto con perspectiva supone un fresco inmejorable de todas sus virtudes, un recital de tres décadas de rock and roll al cual una vez has pillado el hilo no puedes soltar. No voy a pararme canción por canción, lo mejor es que lo escuchéis enterito empezando en el primer disco por la psicodelia mántrica de “Babel On” hasta el reposado final de “Just a Brother” que viene justo después de uno de mis hits favoritos de la banda: “Mensa’s Marauders”, que pasados ocho años aún sigue electrizándome como el primer día. El segundo volumen es más tranquilo y con cuenta con más presencia de cortes acústicos, pero es igualmente delicioso (versión de Nick Drake incluida).

 Finalmente, tras otros cuatro años de espera nos sorprendían con una despedida en forma de álbum, “Throw it to the Universe” (12), suponiendo el punto y final a su carrera que dejaba a los fans tristes después de la magia creada en sus veinte años de carrera. No estamos ante su mejor momento compositivo, siendo la rodaja más relajada que sacaron nunca, pero desde luego es imposible no emocionarse con las líneas que contiene su primer corte a modo de adiós: “We say hello to say goodbye, we are the soundtrack of our lives. We are the soundtrack of your life”. En fin, esperemos que haya una segunda parte, pero si no es así hay un presente y un futuro excitantes a tenor de lo escuchado en el nuevo proyecto de su cantante como hemos comentado más arriba.


Gira Ebbott Lundberg & The Indigo Children 

25 enero, El Sol, Madrid 

26 enero, Kafe Antzokia, Bilbao 

27 enero, Psilocybenea Aretoa, Hondarribia 

28 enero, HellDorado, Vitoria 

29 enero, Marula Café, Barcelona