Por: Txema Mañeru
El trío, como indica su nombre, The Devil Makes Three llega a su sexto y espectacular disco con su mezcla de sonidos de raíces americanas (bluegrass, country, folk y blues) bajo una actitud y sonido, a menudo, claramente punk. Claro, con este estilo y estas credenciales su casa tenía que ser el estupendo sello de Athens, New West Records (aquí distribuido por PIAS). Junto a Bloodshot Records y Yep Roc Records forman la santísima trilogía de este tipo de frescos y siempre revitalizantes sonidos. En New West, por ejemplo, tienen como compañeros ilustres, y con nuevos y destacados discos, a Sara Watkins o a ese matrimonio llamado Shovels & Rope, que acaban de firmar un “Little Seeds” con sonidos más cercanos a Violent Femmes o a unos The Band más góticos y del siglo XXI que a otro matrimonio con puntos en común como son The Handsome Family.
Pero merece la pena que nos explayemos más con este flamante “Redemption & Ruin” de este trío, formado por Pete Bernhard, cantante principal y guitarrista; Cooper McBean, banjo, guitarras, voces y otros instrumentos de cuerda, y Lucia Torino, al contrabajo y coros, que se han ido a grabar a Nashville con Dave Ferguson (John Prine). Además se han hecho acompañar de grandes músicos afines como Emmylou Harris, Jerry Douglas, Duane Eddy, Tim O’Brien o Darrell Scott para escoger un montón de clásicos variados americanos y los han llevado a su terreno con buen gusto y mejores resultados.
Abren con el blues, acelerado, de Robert Johnson "Drunken hearted man" en el que sí, suenan como si lo hubieran grabado en una inspiradora borrachera. Siguen por su lado blues con el"‘Champagne and reefer" de Muddy Waters, de nuevo acelerados y rabiosos con la eléctrica de McBean a todo tren y la gran armónica de Mickey Raphael. Saltan al country alegre de Willie Nelson y su "I gotta get drunk" en el que brillan el banjo y violín de Chance McCoy además del dobro del gran Jerry Douglas, que en otros temas se sale con la steel guitar. Se marcan un buen lento de Kris Kristofferson a dos voces y sorprenden con el clarinete de Denis Solee y los aires jazz años años veinte del "I’m gonna get high" de Hudson Whittaker.
Cierran la cara A, titulada “Ruin”, con Townes Van Zandt y los inmejorables coros de Emmylou Harris. La llevan a terrenos cercanos a Nick Cave o a WovenHand.
La cara B, “Redemption”, tiene un tono más espiritual. De hecho suenan a góspel blanco mezclado con bluegrass en "I am the man Thomas" y en el "Come on up to the house" de Tom Waits con emocionante dedicatoria a Dave Lamb. El disco tiene una sonoridad, en general, cercana a la Sun Records y también a las producciones de Buddy Miller. Así las voces son una delicia en la íntima y preciosa "What would you give (In Exchange for your soul)" de Charlie Monroe.
Tras el tradicional, a toda mecha, "Down in the valley" se despiden con la oscura, tristísima y emocionante "The angel of death" de Hank Williams. Una combinación brutal entre sus voces e instrumentos, la steel guitar de Jerry Douglas, la pedal steel de Dan Dugmore, el violín de McCoy y la genial guitarra eléctrica de Duane Eddy con un solo que tira de espaldas. ¡Gran colofón a uno de los mejores discos de versiones que he oído en bastantes años!