WiZink Center, Madrid, miércoles 28 de diciembre de 2016
Por: Sandra Sánchez
¡Manos arriba! Es el grito de guerra que Carlos Tarque pudo repetir la noche del miércoles... infinidad de veces en el WiZink Center (anteriormente Barclaycard Center y para los viejos del lugar siempre Palacio de los deportes de Madrid). No se trataba de un atraco, no, más bien de todo lo contrario, de un gesto con el que el cantante de M Clan animó al público a participar en el espectáculo que ofrecía junto a Ricardo Ruipérez y una banda realmente fantástica desde el minuto uno.
El show empezó fuerte, con tres temas potentes de "Delta", el nuevo disco de los murcianos, "Grupos americanos", "La esperanza" y "Caminos secundarios", con sus tintes propios de folk del otro lado del océano. El escenario, limpio y sin florituras, únicamente sembrado de enormes alfombras y con un telón blanco inmenso sobre el que se iban proyectando imágenes que potenciaban algunos de los temas que interpretaron.
La chaqueta le empezó a sobrar a Tarque casi desde el inicio. Se mostró en todo momento con una energía imposible, pletórico, lleno de fuerza y en comunión con su público, entregado a él como no podía ser de otra manera, dada su actitud y su magnífica voz. Lo cantó todo y su afinación fue siempre precisa, también cuando recorría el escenario de una a otra punta, bailando, llenándolo con su presencia. Es posible, no, es muy probable, que muchos el miércoles lo consagraran como una auténtica estrella del rock. Cantó, bailó, movió a todo el público de sus asientos (ya antes de empezar el primer tema pidió que quien quisiera se pusiera en pie) tocó armónica y percusión... Y sí, en mitad del concierto pasó absolutamente de las medidas de seguridad para bajar a cantar "Maggie despierta" con el respetable, paseándose por toda la pista micrófono en mano y afirmando que a él le gustaba más estar allí, entre los asistentes, que sobre el escenario. Volvería a ser más adelante la pesadilla de los encargados de seguridad cuando pidió a todos que se acercaran hasta el mismo pie del escenario para terminar el concierto lo más cerca posible de los artistas.
Canciones... se fueron desgranando las del nuevo álbum y sonaron grandes éxitos como "Roto por dentro", "Perdido en la ciudad", "Souvenir", "Dando vueltas"... La gente se volvió loca con los primeros acordes de "Llamando a la Tierra", y el clímax llegó con "Calle sin luz", probablemente su tema más explosivo en directo, sencillamente espectacular.
Hubo momentos también para la calma, con Ruipérez y Tarque sentados mano a mano, guitarra y voz, tocando y cantando de forma íntima "Delta" o la deliciosa "California". Especial fue también cuando mucho más adelante interpretaron bajo la imagen de un impresionante cielo estrellado "Noche de desolación", canción que Ricardo confesó que le emocionaba siempre que la escuchaba en la voz de Tarque. Entre los dos componentes de M Clan existe una conexión perfecta, clara y sin peros, que llegó nítidamente al público, no sólo porque ambos refirieron palabras de máximo cariño y respeto hacia el otro, sino porque forman un auténtico conjunto, se complementan a la perfección. Ricardo más sobrio, Carlos explosivo, pero los dos dándose por completo en este concierto, que reconocieron que para ellos era un sueño hecho realidad. Los músicos que los acompañaron (Iván González, "Chapo" al bajo, Prisco a la guitarra, Sergio Bernal a la batería, Charlie Bautista al piano y la percusión y David Soler al pedal steel guitar) hicieron lo propio para que el sonido en el enorme palacio fuera de lujo. Todos nos ofrecieron dos horas y media de música de la mejor calidad.
En los últimos minutos hubo "dedicatorias": emocionante la dirigida a Bowie al interpretar "Todo lo joven muere hoy"; y afilada la destinada a los políticos amigos de lo ajeno al entonar la eléctrica "Las calles están ardiendo". Terminaron con una apoteósica "Concierto salvaje" y sería muy obvio decir que lo fue, así que no lo haremos. Diremos solamente que tras ella Ricardo Ruipérez y Carlos Tarque se despidieron abrazados agradeciendo (una vez más) la asistencia de tanta gente, el lleno fue casi absoluto. Y que los agradecidos sin duda fuimos nosotros; los murcianos dejaron Madrid lleno de rock.