"Más que una mezcla de estilos nuestra música es una mezcla de emociones"
Por: David Marsé
Si tienen prevista la decisión de escuchar al grupo Club del Río, olvídense de etiquetas o epígrafes que definan estilos y/o géneros, porque el combo madrileño supera cualquier categorización posible. Su sonido, siempre marcado por un trabajo vocal de alto calado melódico, igual se fija en el folk, ya sea latino o anglosajón, el jazz, el rock progresivo o lo que se ponga a tiro... "Un sol dentro" precisamente es el nuevo, y segundo, trabajo que la banda ha editado recientemente y que muestra su cara de manera más trabajada y perfeccionada. Contagiosos y heterodoxos, en esta entrevista les conocemos algo mejor...
Vuestra música es una curiosa y muy personal mezcla de estilos, donde cabe del rock progresivo hasta el folk latinoamericano, pero al final me parece que hay en ella unas constantes como son un concienzudo trabajo instrumental, juego melódico de voces y un espíritu muy contagioso entre lo bucólico y casi espiritual. ¿Os veis reflejados en esos elementos?
Vuestra música es una curiosa y muy personal mezcla de estilos, donde cabe del rock progresivo hasta el folk latinoamericano, pero al final me parece que hay en ella unas constantes como son un concienzudo trabajo instrumental, juego melódico de voces y un espíritu muy contagioso entre lo bucólico y casi espiritual. ¿Os veis reflejados en esos elementos?
Club del Río: Nuestra música se limita a nuestra experiencia espiritual y física del mundo que nos rodea. Lo que hacemos es mezclar eso en una coctelera con todos nuestros gustos musicales, que son muchos y variados. El resultado es un sonido propio.
Intentamos ser exigentes y que no suene a trillado, buscamos caminos nuevos y sin duda damos muchísima importancia al juego de voces que es un poco el germen del Club.
Este nuevo disco me transmite incluso un sonido más cuidado, más meticuloso pero sin perder naturalidad, ¿es así y ha tenido que ver para ello trabajar con Raúl Pérez en su estudio?
CDR: En este disco hay más vueltas de tuerca. Hemos añadido un elemento diferenciador con el primero que es la introducción de batería. Las canciones están muy cuidadas tanto instrumentalmente como en lo vocal y la lírica. Raúl Pérez ha aportado muchísima sabiduría al disco y el hecho de convivir durante una semana en su estudio con el le da un elemento de cohesión y coherencia muy significativo.
En general también me da la sensación de que os acercáis más a las influencias de la música negra, principalmente alrededor del jazz-swing, dejando algo más de lado el folk, no sé si era esa la intención…
CDR: No llevamos una intención clara, cada canción responde a una sensación y puede relacionarse con un estilo pero no es nuestra intención inicial, es una consecuencia de la vibración que lleva cada canción. Nosotros intentamos hacer nuestro sonido, nuestra música propia.
Un disco que logra transmitir muy diferentes sensaciones, desde la libertad (“Estampida”), lo bucólico (“Montaña”), la intensidad (“Famélico”), o la nostalgia (“Amar es llorar”)… ¿Pretendíais precisamente eso, mostrar todo un abanico de sentimientos?
CDR: Precisamente eso, nuestras canciones son reflejos de distintas emociones y eso las hace muy variadas entre sí. Más que una mezcla de estilos nuestra música es una mezcla de emociones.
Son muchas, y de renombre, las colaboraciones que aparecen en este trabajo (Xoel López, Tomasito, Manuel Machado... )¿En este caso ya teníais pensado los nombres o surgieron en función de lo que pedían las canciones?
CDR: Surgieron en función de lo que nos pedían las canciones. Gracias a trabajar con el Volcán Música hemos tenido la oportunidad de conocer a todos estos grandes artistas y a la hora de grabar solo tuvimos que pedirlo, si aceptaban y les gustaba estaban dentro y así ocurrió. Tenemos muy buena relación con muchos de ellos más allá de la música.
Creo que en este “Un sol dentro” incluís algunas canciones de épocas pasadas, ¿ por qué esa decisión de recurrir a ellas, se trata de actualizarlas y pasarlas por el momento actual en el que os encontráis?
CDR: Se trata de darles una salida, son canciones que aun siendo del pasado significan mucho para nosotros y no queríamos que se quedasen colgadas. También al retomarlas después de un tiempo adquieren otros tintes y las renovamos un poco para que suponga algo fresco y emocionante de tocar. Tenemos muchas canciones así, canciones guardadas en el tintero para retomar cuando nos apetezca.
Tanto los dos títulos de vuestros discos, “Un sol dentro” y “Monzón”, como en diferentes referencias a lo largo de las canciones, hay una alta presencia de elementos de la naturaleza, ¿son conceptos importantes por su simbología en vuestra música?
CDR: La naturaleza para nosotros supone una gran simbología, además de disfrutar yendo al campo, vemos en la naturaleza una gran fuente de inspiración a disposición de todo el mundo. Solo hay que usar el tercer ojo y mirar más allá de lo que ven los otros dos.
Una curiosidad, vuestros títulos de canciones son realmente cortos, ¿consiste en transmitir un fogonazo directo y sintético de la idea que hay detrás de las canciones o simplemente economizar trabajo?
CDR: No damos excesiva importancia a nuestros títulos. Suelen salir palabras cortas y concisas que hacen referencia de alguna forma a la canción, pero el mensaje está en la letra y en el desarrollo instrumental. Muchos nombres son directamente los que utilizamos como referencia en el estudio mientras tocamos. Por ejemplo, una de nuestras canciones nos sonaba muy africana y decidimos llamarla “la nigeriana”, para el disco hemos decidido llamarla "Nigeria." No hay mucho más, preferimos pasar a la acción que pararnos a comernos el tarro con los nombres.
Elegisteis ofrecer un concierto de presentación del disco con él recién editado y sin tiempo para que fuera conocido por el público, ¿por qué tomáis esa decisión y qué tal fue el resultado?
CDR: Llevábamos mucho sin tocar y lo estábamos deseando, sabíamos que en Madrid tenemos una parroquia de seguidores fieles que pedían a gritos un concierto y así lo hicimos. Salió mejor de lo que creíamos, la Joy se reventó de personas de todas las edades sudando emociones y llenando el lugar de espíritu y entrega. Fue algo mágico. Sorprendentemente coreaban con nosotros muchas de las nuevas canciones.
¿Nos podías hablar de esa especie de comuna llamada casa-club en la que vivís varios integrantes de la banda junto a otras personas? A la larga, ¿un ambiente como ese supone un incentivo creativo?
CDR: Esto fue un experimento que ya llegó a su fin. Estuvimos dos años viviendo en la misma casa muchos integrantes de la banda y amigos que se dedican a otro tipo de actividades creativas. Nosotros vimos la oportunidad de hacerlo y nos lanzamos, sabíamos que iba a ser una experiencia inolvidable que nos iba a unir aún más. Ya teníamos la experiencia de grandes viajes en coche por Europa hacia el norte y hacia el este y esta casa iba a suponer un gran viaje interior de dos años. Hemos aprendido mucho y creativamente gran parte del disco proviene directamente de las emociones surgidas en esta casa.
El hecho de ser una banda formada por amigos desde hace muchos años, ¿influye en ese resultado final de vuestro sonido que transmite esa sensación de cercanía y calidez?
CDR: Creemos que lo hace todo, nos sentimos muy unidos tanto generacionalmente como amistosamente. Somos un grupo humano con un canal de expresión más allá del habla. Hacemos música desde hace tiempo y nos sirve como vía de escape de todo tipo de emociones, buenas y malas. Estamos unidos en una intención de transmisión humana y nos llevamos muy bien a la hora de viajar y currar. Es una suerte poder trabajar de esta manera con tus mejores amigos.