Es siempre motivo de celebración la vuelta a la actualidad de Varry Brava, sin lugar a dudas uno de los proyectos musicales más originales y personales de cuantos abundan en nuestro panorama, y más si lo hacen entregándonos un nuevo álbum, “Safari Emocional”, en el que con su personal sello desenfadado, festivo y provocativo, vuelven a entregarnos una nueva gran colección de canciones, perfecto ejemplo de manual pop con las que romper la pista de bailes de cualquier discoteca moderna que se precie.
Aún recuerdo el momento en que escuché su propuesta por primera vez, resultándome tan atrayente cómo sugerente, en las antípodas de cualquier sonido embotellado con calzador en otras muchas bandas de la escena que tienden al mimetismo de terceros, capaz de beber de diversas fuentes, algunas inhóspitas e incluso directamente olvidadas, llevándolas a ese terreno festivo que con tanto gusto y elegancia saben transitar a las mil maravillas.
No menos impactantes fue verles en persona, ataviados con sus galas más decididamente provocativas y horteras, dejándome bien a las claras que aquellos tipos, extraños a la vista y encantadores en el trato, habían llegado al panorama con la sana intención de quedarse, haciendo ruido y con ganas de dar guerra, tal y cómo llevan haciendo unos años en proceso de crecimiento constante y progresivo que ahora vuelven a reivindicar con su “Safari Emocional”, escribiendo una nueva página dentro del mejor pop sofisticado jamás facturado en éste país.
Desde el comienzo tenue de “NingunoDos” uno tiene claro que lo que se va a encontrar volverá a gustarle con exquisita suficiencia, pasando por la explosión de sintetizadores que supone la positiva “Entre el Cielo y el Mar”, acercándoles a la onda de los Pet Shop Boys más bailables, vacilando a propios y extraños con el hedonismo marca de la casa de “Sonia y Selena”, relato de una noche decadente sin freno, contrapunto de “Los Amantes”, una historia de amor quién sabe si prohibida.
Con “Flow” demuestran que tienen capacidad para sonar críticos y con mucha sorna al referirse a la realidad del país, mientras nos traen reminiscencias de bandas como Blur, Franz Ferdinand y hasta pasando por el tamiz de la modernidad a los mismísimos Kinks, bajando el pistón de la mano de “Americana”, recuperando los ambientes funk-disco con “Chicas” y demostrando su mejor cara y más reconocible en “Vietnam”.
Quizás sea hacia en la recta final de éste Safari donde los Varry Brava alzan más el vuelo al firmar cuatro melodías incontestables como son “Momentos” y “Club”, con sus aires sintetizados y esa maravillosa explosión festiva, “Metales Nocturnos”, sinuosa y electrizante composición con aires trágicos que recuerda las maravillosa “Perlas Ensangrentadas” del maestro Carlos Berlanga, y “Callada”, el tema más delicado de toda la colección sustentado en una maravillosa guitarra acústica con su final mezcla de psicodelia y de jam session alborotada que sirve de colosal cierre al minutaje.
En “Safari Emocional” los chicos de Varry Brava vuelven a entregarnos una nueva declaración de principios, basada en un pop bailable de aspecto desenfadado, con el que dejan claro que en lo que a elegancia, saber estar y personalidad propia se refiere no hay un solo grupo dentro del panorama que se les acerque ni de lejos, algo que han sabido detectar una cada vez más numerosa legión de fieles enamorados de su sofisticación y saber hacer.