Por: Oky Aguirre
Una década después, me reconcilié con Van Morrison. La reedición hace unos meses del mítico "It's Too Late to Stop Now" dio sentido a mi tozudez. Muchos de nosotros hemos hecho de Van nuestro Dios particular (espero encontrar la complicidad de algún lector; tener esa sensación de cuando alguien te abandona). Cuando lo conocimos y nos golpeó muy dentro del alma, dejamos de lado mucha música para dedicarnos de pleno al león de Belfast (supongo que hablo de gente como yo, superados con creces los cuarenta).
Por aquel entonces ya sabíamos que era un gruñón, pero nos daba igual, puesto que su mal humor se diluía en cualquiera de sus canciones. En sus conciertos siempre te surgía la duda de si su genio iba a destacar, bien por su dotes o porque se le llevaran los demonios. Tuve la suerte de ver a Van en su época aún dorada (80-90), concretamente en cuatro ocasiones, incluida aquella recordada pájara que tuvo lugar en La Riviera en Madrid, cuando al grito de un espectador, ajeno a la conocida mala hostia del cantante, le gritaba ¡¡¡Gloria!!! sin descanso, dejando huérfano el escenario de su presencia (aún hoy estamos buscando al culpable de no haber sido testigos de aquéllos bises que prometían ser gloriosos). Eran tiempos de conciertos asequibles a nuestro bolsillos y tiempos en los que The Man sacaba discos muy dignos y reconocibles, como el "The Healing Game".
Pero algo pasó en las tierras de Caledonia o en la mente de este irlandés que motivaron el detonante de mi abandono hacia él. Fue en el último concierto, venía a Madrid otra vez (Palacio de Congresos) y esta vez casi tengo que pedir un crédito al banco (creo que fueron 90 pavos). Presentaba el disco de canciones country con Linda Gail Lewis “You Win Again”, que en formato cd sonaba realmente bien. Parece ser que el “gruñón” de Belfast tenía migrañas o se le atragantó el jamón de bellota. El hecho es que estuvo apático, borde e incluso desagradable, algo que me contagió enseguida desde aquélla primera fila, a ocho metros de mi héroe, en la que estaba siendo testigo de mi último concierto con mi gran amor musical de la adolescencia. El concierto apenas duró cuarenta minutos; mi monumental rebote una década.
Ahora vuelve a sacar un disco con nuevas composiciones, “Keep Me Singing”, cuatro años después de aquel Plan B lleno de canciones insípidas. Pero algo me hizo ver la luz cuando escuché un adelanto de éste nuevo disco. “Too late”. Una voz interior me decía que Van me estaba pidiendo disculpas en forma de canción, como a nosotros nos gusta, como asumiendo esa eterna sombra sobre su creatividad perdida, lo que en el flamenco se llama "duende" y que nunca sabes cuándo va a aparecer; aquello que tienes o no tienes, lo que tuviste y perdiste; lo que buscas y no te llega o que te llega sin saberlo. Al irlandés le ha llegado, por fin.
Y en mi búsqueda por reconciliarme con él, encontré una pequeña entrevista (algo bastante inusual, sabiendo su alergia hacia la prensa) realizada por el escritor Ian Rankin (autor de "Kickback City", aquél homenaje a nuestro querido Rory Gallagher, otro irlandés de aúpa). Pero eso es otra historia… Vamos a darnos un paseo por el universo Morrison.
-"Let It Rhyme": El disco empieza mal. Tema rutinario que no hace más que enlazar con aquel desnatado "Plan B". Ya sabes lo que vas a oír, más de lo mismo. Sólo merece la pena un par de estrofas del final.
-"Every Time I See A River": Quiere hacer una balada que sabes no va a funcionar. Producción muy cuidada pero insípida. Las voces femeninas dan pena por lo poco que aportan. Esta es la canción que nunca querrías escuchar en un concierto. Si algo resalta es el momento guitarra que se junta con el Hhmmond.
-"Keep Me Singing": En el primer minuto lo dice todo. Sam Cooke y "Let the good times roll". Lo único que no me convence es el estribillo. Pero la armónica se agradece, sobre todo en su parte final. El disco empieza a interesar…
-"Out In The Cold Again": De esas canciones de Van que amas o detestas. Pues eso. En mi caso soy de los segundos. Para mí podría ser de esas de relleno de discos como el "Too Long in Exile", que por cierto es de mis favoritos ever.
-"Memory Lane": Y aquí es donde empieza a amanecer. Cuando Van te da en todo lo alto. De repente aparece el “duende”. Todo ese mundo Morrison vuelve a surgir dentro de ti. Ves cómo ese “rebote” que llevas conteniendo durante una década (me refiero a sus últimos e infames discos) sale de tu cuerpo a la vez que se revuelve tu corazón. Van ha vuelto. No me hagas explicarlo, porque no lo sé. Pero Van estremece hablando de volver a aquél lugar especial que ahora no reconoces.
“It's Autumn here, going on November
I view the leaves in all their splendour
Is it déjà vu, I just can't remember
I stop a while and take in the scene
I stop a while and ask a stranger
Is this the place that was once called Memory Lane
I don't know where I am or what I'm after
I'm stuck here again back on Memory Lane”
- "The Pen Is Mightier Than The Sword": Aquí es cuando empiezas a despertar. Qué importante es elegir el orden de las canciones. Este blues creciente, con esa frase “The Pen Is Mightier Than The Sword”, te lo llevas todo el día resonando en tu cabeza. Te lo aseguro.
- "Holy Guardian Angel": Zzzz.... Dale al FFWD.
-"Share Your Love With Me": No. No es una de las últimas composiciones de Van. Todos sabemos de dónde viene. Como diría mi gran "master of Soul" aka Joserra Rodrigo, pronúncialo: A R E T H A. Se agradece este homenaje, un tanto monótono, pero que ganará tras dos escuchas más. Y lo sabes.
-"In Tiburon": Vaya nombre más raro, pensaba yo. Pero cuando empiezan a sonar palabras como Kerouac, Frisco o frases que te trasladan a un lugar donde Chet Baker solía tocar, donde tu mente se detiene más en lo escrito que en lo cantado, son las que nos dan más valor a lo que todos nosotros sentimos alguna vez con la música, aunque no nos gusten ni sus acordes ni sus armonías. Siempre hay algo de donde aprender ¿no?.
-"Look Beyond The Hill": Aquí sí. Ese rollo de Van de tenerlo todo controlado solo con un chasquido de dedos. Suena a standard del jazz. Apenas dos minutos que demuestran que Van siempre fue listo y que con estos temas siempre tendrá ganado nuestro respeto. ¡¡¡Ya era hora!!!
-"Going Down To Bangor": Esto es un capítulo aparte. En mi periplo de "odio" hacia él me dediqué a otro blanco “con voz de negro”: Eric Burdon. Y mira por donde que veo su espíritu rondando por esta canción (el piano es de un temazo de War). Además de llevar ese tempo tan característico para todos los “morrisonianos” de aquel mítico disco que todos tenemos como un tesoro, producido por un malnacido llamado Bert Berns, y que en este tema reconocerás algunos trazos del clásico "T.B Sheets", aquellas sábanas de tuberculoso.
-"Too Late": Y por fin la canción que da sentido al amanecer de Van. “Too late for the sorrow…” Personalmente, acepto sus disculpas. No por ser un borde o intratable o por haber sacado esos últimos discos sin identidad. Es porque esta canción me suena a arrepentimiento; como disculpa a haber llegado tarde a todos los que nos hemos sentido como yo: despechados. Van: estás perdonado; vuelvo a ti.
-"Caledonia Swing": Si hubiera sido el productor de Morrison, le habría obligado a que esto fuera un "bonus track" de esos que tanto nos gustan. No voy a recaer en el manido y obsoleto tema del otoño (cada vez que leo un artículo sobre Van Morrison se evoca al otoño, un tema ya cansino) ni deciros de dónde viene la palabra Caledonia. Sólo sacar de vuestra chistera aquél disco que tienes y que no escuchas hace veinte años. “His Band and the Street Choir”.
Van ha vuelto. Bienvenido, Van.