Por: Blanca Solà
Y si algún día te preguntaran: ¿Cuál es el peor grupo del mundo para ti? ¿Qué responderías?
Entre los amantes de la música, siempre ha existido el típico comentario hacía alguna banda que, en sus inicios, transmitió letras pésimas, melodías que horrorizaban hasta a sus novias y en definitiva, lo peor del mundo para nuestros oídos.
En este caso, "El Peor grupo del mundo" es el sincero título del octavo disco de Sidonie. Un álbum que recopila diez canciones llenas de sentimiento nostálgico. Un disco de pop que habla del pop. Es el pop dentro del pop. Para ellos, una declaración de amor a todos los grupos que admiran; un "os queremos" en forma de disco. También es un recordatorio de lo que son y siempre han sido: fans.
Cuando escuchas los primeros acordes de la canción que da nombre al disco y la inconfundible voz de Marc Ros bordeando las notas, reconoces el sello Sidonie con madurez y sensibilidad.
Un disco que roza la humildad entre palabras y la miscelánea instrumental que va in crescendo.
Es uno de aquellos proyectos que necesitas escuchar más de una vez para seguir descubriendo el placer de cada detalle melódico e instrumental. Ellos, enamorados, agradecidos y honestos, nos lo devuelven después de dos años.
Cuando escuchas "Os queremos" con la potencia de todos los elementos acústicos unida, te das cuenta de que el agradecimiento es de verdad, con la batería de Axel Pi defendiéndolo. Aplausos.
"Siglo XX" es, sin duda, el romance melancólico en estado puro con un hilo violinista que, en los inicios, recuerdan a Evripidis and his tragedies y te transportan al antaño. Como "Los coches aún no vuelan", que simplemente enamora con la gravedad vocal seductora de Marc.
Siempre hay canciones con las que te identificas más y en este álbum es "Carreteras infinitas". Con ella, puedes saborear, aunque sea en el lado fanático, los festivales y conciertos vividos, los gritos de emoción y las ganas de bailar con el mejor pop.
Melodías que atrapan a la primera como "Por si te sirve de algo" con la encantadora segunda voz de Jesús Senra, "Atragantarnos" con coros estilo gospel de fondo y elegantes violines, o la canción de fin "No sé dibujar un perro", con un compás marcado y frases simples, pero casi llenas que se entrelazan con la cola de piano.
Una ármonica empapa "Instrucciones para construir un submarino", canción de fiesta con ukelele y ganas de pasarlo bien.
Porque en este disco hay mucho que agradecer y sentir. Y Sidonie lo ha conseguido.
No olvidemos que la banda se formó para dar las gracias al pop.
Pero, sin duda, gracias a vosotros.