Por: Alejandro Guimerà
Apabullante debut de este tipo de Louisiana de 27 años con look a lo Syd Barret fichado por la discográfica de Seattle Sub Pop, que de nuevo da en el clavo descubriendo nuevos talentos (suyos son Nirvana, The Shins, Postal Service, Fleet Foxes, Band Of Horses y un larguísimo etcétera).
El chaval en cuestión se crió a las orillas del Mississipi cazando caimanes cuando no estaba jugando al fútbol (americano) o tocando la guitarra. Luego un día se compró un recopilatorio de David Bowie en la tienda de discos local y fue cuando se empezó a dedicar en cuerpo y alma a la música. Una música que además de en el "duque blanco" tiene su influencia más evidente en el nobelizado Bob Dylan, por no hablar del rock setentero, en especial en su versión glam, o también el rock urbano (vía Zimmerman se llega a Elliott Murphy o Bruce Springsteen).
Fue de este modo como en 2007 mandó una maqueta a Sub Pop, quienes le pidieron más temas, que tardó en elaborar para este "Dolls Of Highland" hasta ocho años. Una espera que ha merecido la pena atendiendo al resultado final pero que no podrá repetirse en la continuación de esta magna ópera prima. Dotado de una potente voz a la que da un cariz histriónico, Kyle se maneja muy bien con los pianos y los teclados, las guitarras eléctricas y acústicas, e incluso se atreve maravillosamente metiendo trompetas. Unos ingredientes muy bien trabajados que ha sabido combinar a la perfección en este su debut plagado de grandes composiciones interpretadas con una fuerza y un carisma fuera de lo común.
Ya desde la inicial "Eye of a Hurricane" con su tono glam sabemos que el elepé no es corriente. Luego llega "Balmorhea" de estructura dylaniana, como también la tiene "Gloom Girl", adornada por unos vientos tremendos que por momentos parecen salidos de la Stax. No menos cautivadoras son la pegadiza "Berlin", que no trata de la ciudad sino de una chica, "Lady Of The Ark", épica y rimbombante, la balada beatleiana "Trinidad Beach (Before I Ride)" o la balada juguetona al piano que titula el álbum, de cierta inspiración en The Band.
"Future Midcity Massacre" arranca a todo gas a lo "Subterranean Homesick Blues" para despegar en arrebatos épicos de tono country a los que es imposible resistirse. Otras muy grandes son "Pentecost" y "Black Mary", que nos remiten directamente al mejor Bowie (el del 72), "Jane Beat The Reaper" por la que mataría el "boss"y "Three Candles" que podría pasar por una mezcla de Nick Drake con el Van Morrisson del "Astral Weeks".
Poco después de publicar el disco, Kyle añadió el single "Before The Wall", un tema de casi cinco minutos a la guitarra acústica que nada entre el dylanismo y el folk celta. Es la prolongación de un disco que puede elevarse a la categoría de obra maestra, a lo que su creador tendrá que confirmar sus capacidades en una continuación, para la que no dispondrá tanto tiempo y para la que tendrá las máximas de las expectativas. Veremos qué sucede, aunque una cosa sí que es segura: siempre podremos volver a este "Dolls Of Highland".
Poco después de publicar el disco, Kyle añadió el single "Before The Wall", un tema de casi cinco minutos a la guitarra acústica que nada entre el dylanismo y el folk celta. Es la prolongación de un disco que puede elevarse a la categoría de obra maestra, a lo que su creador tendrá que confirmar sus capacidades en una continuación, para la que no dispondrá tanto tiempo y para la que tendrá las máximas de las expectativas. Veremos qué sucede, aunque una cosa sí que es segura: siempre podremos volver a este "Dolls Of Highland".