Por: Artemio Payá
Si Paul Collins, rey del power pop, estuvo una temporada viviendo por Madrid podríamos decir que estaba predestinado que también lo haría uno de los tipos que mejor sabe mantener la llama de esa mágica y revitalizante propuesta. Estamos hablando claro, de Kurt Baker, que a pesar de su juventud lleva un buen puñado de años refrescándonos el cerebro a base energéticos batidos musicales desde sus tiempos con The Leftovers, en su andadura en solitario, acompañando a The New Trocaderos o junto a ilustres del punk vasco en los excepcionales Bullet Proof Lovers.
Llega 2016 y nuestro hiperactivo “guiri” está de estreno, para empezar rebautiza su propuesta como Kurt Baker Combo para reafirmar la sensación de tener grupo estable y además se presenta con un nuevo álbum llamado “In Orbit”, editado bajo el estandarte del sello Wicked Cool de Little StevenVan Zandt. Las premisas no cambian y Baker sigue teniendo las mismas ganas de salir de farra que siempre, las canciones rondan los tres minutos y nos hacen pasar un ratazo de lujo a base de impecables melodías hechas para que los pies caracoleen por la pista de baile, estribillos para corear hasta quedarte sin garganta y todo ello empaquetado en una exquisita producción que hace que todo suene fetén.
Tampoco es que haga falta bucear mucho en su contenido, creo que este tipo de música está reñido con la investigación sesuda. Es una cuestión de darle al play y de disfrutar, o no, un álbum, y con este hay un 100% de posibilidades, pero para que no vayan a pensar que el que escribe no ha hecho los deberes les diré que aquí tenemos momentos bubblegum (“All for you”); la vena mod (“Rusty Nail”,”Next Tomorrow”); glam (“Modern Day Rock and Roll”, “Count on me”) toques más garajeros (“Ugly way to be”, “Jerkin’ back and forth”) y por supuesto la particular ración de potenciales hits: “Baby’s gone bad”, “Upside Down”, “Do it for you” y el perfecto broche final con los dos minutazos en los que revisa impecablemente “Bad Boy” de Larry Williams.
Vamos, que el bueno de Kurt nos ha vuelto a empaquetar media hora de música que tiene un claro objetivo: que ésta se convierta en muchas horas de diversión para los que pongan esto en un equipo de música, a ser posible en buena compañía y con la nevera llena de jugo de cebada. Para los amantes del género es un placer que siga inspirado puesto que otros dos grandes actuales como Ben Kweller o Gentleman Jesse son bastante más parcos a la hora de editar material.